Enlace Judío – En las religiones antiguas había una enorme libertad en cuanto al sexo, que se vivía sin ningún tipo de restricciones dentro o fuera del matrimonio, estando permitidas las relaciones homosexuales, los tríos y las orgias. En la religión cristiana el sexo se configuró como pecado. El judaísmo se sitúa en una perspectiva intermedia. El sexo es algo sagrado, una forma de unión con Dios pero siempre que sea dentro del matrimonio.

*PEDRO BELTRÁN

En la religión judía no está prohibido el placer sexual. La Torá dice que el placer sexual es un regalo que Dios otorgó al hombre y la mujer. Dice: “Dios creó dos géneros, macho y hembra y que todo cuanto había creado fue muy bueno a su vista y dijo que ambos tendrían que llegar a ser una sola carne”Eso significaba que todo matrimonio podría disfrutar de intimidad sexual y que estaría unido por un fuerte vínculo emocional.

En Proverbios 5:18,19, se lee: “Regocíjate con la esposa de tu juventud. Que sus propios pechos te embriaguen todo el tiempo”. La Torá no dice que el sexo oral sea pecado y el Talmud dice que la pareja puede hacer todo lo que quiera siempre que sea de mutuo acuerdo, sin violencia, humillación ni obligación. Por lo tanto, pueden besarse en cualquier parte del cuerpo, con la única observación de que la eyaculación sea dentro de la vagina.

Los judíos compartían los mismos conceptos que los pueblos vecinos en cuanto a la poligamia y la posición social de las concubinas consintiendo estas prácticas. Sin embargo, condenaban el adulterio y las orgías sexuales que acompañaban los rituales de otros pueblos.

Las autoridades rabínicas establecieron en la época talmúdica una serie de medidas restrictivas para evitar la promiscuidad. No se consideraban adecuadas las relaciones prematrimoniales. El hombre no debe abrazar o besar a una mujer, a menos de que estuvieran casados. El matrimonio se consideraba el estado ideal para todo ser humano.

El judaísmo considera la homosexualidad como algo pecaminoso. Tampoco se permiten las relaciones fuera del matrimonio. Se puede hacer el amor todos los días excepto los de la menstruación y los 7 posteriores, lo que significa 12 al mes.

Se recomienda la desnudez durante el acto sexual y no hay limitaciones horarias.

La Kabalá nos dice que la presencia de Dios se siente en la intimidad entre hombre y mujer. El mandato de la Torá nos dice creced y multiplicaos. En el Génesis nos indica que el hombre dejara a su madre y a su padre y vivirá con una mujer con la que se convertirá en una sola carne. No se concibe al hombre o la mujer solo. Para la felicidad se debe vivir en pareja. El sexo es una forma de conexión con el otro una forma de mantener el amor, de mejorar la relación.

El rabino Abraham Tobal, rabino de la Comunidad Monte Sinaí nos indica que el judaísmo está muy alejado de la noción del sexo como pecado. El rabino igualmente señala que el sexo en la pareja es algo sagrado. “Cuando hay una unión verdadera, se produce una energía tan profunda, tan pura, que se dice que Dios está presente. El sexo en el judaísmo se compara con el fuego. Este puede ser bueno o malo, dependiendo de su uso pero principalmente del control que se tenga sobre el mismo”.

En cuanto al cristianismo hay que recordar que Jesús era judío y no pretendía crear una religión nueva. Jesus no escribió nada. En los evangelios escritos muchos años después de su muerte hay muy pocas referencias  al tema de la sexualidad. Sin embargo la Iglesia si se ha preocupado muchísimo sobre la moralidad sexual de millones de personas.

San Jerónimo (340-420) indico que las relaciones carnales eran “sucias” incluso dentro del matrimonio. Según el patrón de los traductores, “el Hombre sabio debe amar a su mujer con fría discreción y sin deseo caliente. No hay nada más desagradable que amar a tu mujer como si fuera tu amante”.

San Agustín (353-420), tras vivir varios años con una mujer, definió el sexo como pecado. Agustín argumentaba que el deseo sexual, la lujuria, había animado a Adán a aceptar la propuesta de Eva de probar la fruta prohibida del Árbol de la Sabiduría. Así fue asociado por primera vez el deseo sexual con los orígenes del pecado.

Johannes Teutonicous fue el primero en anunciar que la única posición autorizada era la que hoy llamamos del misionero. El clérigo  opinaba que probar otra posición era un pecado mortal.

El inglés Alexander de Hales (1185-1245) se pronunció en contra del coito por detrás considerando que era un pecado mortal porque era hacerlo como animales.

El alemán Alberto Magno (1206-1280) detallo 4 posiciones más prohibidas: la lateral, la de la mujer encima, de pie y el sexo anal.

Los teólogos empezaron a escribir  manuales para los confesores. Estos manuales en cierto modo se parecían a un resumen del Kama Sutra indio ya que describían las posiciones ilegales y establecían el castigo para cada una de ellas.

El castigo consistía en una penitencia comiendo solo pan y bebiendo sólo agua y abstenerse de cualquier actividad sexual. Las penas concretas por los “delitos” eran:

—Posición con la mujer arriba. 3 años.

—Posición lateral. 40 días.

—Posición de pie. 40 días

—Posición por detrás. 40 días.

—Eyaculación fuera. 40 días.

—Coito anal con un hombre 3 años.

—Coito anal con un niño 2 años.

—Coito anal con una mujer 7 años

—Coito anal con un sacerdote 10 años.

Coitus interruptus. Entre 2 y 10 años

—Semen en la boca. 15 años.

La masturbación era tan frecuente que tenía una pena de sólo 10  días para mujeres y hombres y 30 para los sacerdotes. Las mujeres  que usaban “artilugios eróticos” para masturbarse eran castigadas a un año.

Es obvio que estas penas se referían al sexo dentro del matrimonio. Los casos de adulterio eran mucho más serios. Podrían llevar aparejada la pena de muerte. Si el adultero era capturado en el acto, el ofendido podía matarlo.

Las limitaciones no se extendían solo a las posiciones. También estaban limitados los días para tener relaciones sexuales. De los 7 días de la semana estaba prohibido tener relaciones sexuales los jueves, viernes y domingos. Tampoco estaba permitido hacerlo durante la Cuaresma, en los 35 días previos a la Navidad, ni en los 40 días previos a la fiesta de Pentecostés. Para mantener relaciones sexuales había que estar vestido. Estaba prohibido tener sexo todo el día. Solo se podía por la noche cuando había oscurecido sin encender ninguna vela.

Estas normas y castigos no han sido derogados. Se fueron flexibilizando, pero incluso en la segunda mitad del siglo XX había sacerdotes que las defendían y aplicaban.

En definitiva, la sexualidad judía considera el sexo dentro del matrimonio un mecanismo de unión con Dios. Los cristianos consideran la actividad sexual un pecado.

La ópera más relacionada con la sexualidad en el judaísmo y el cristianismo es La juive del judío francés Fromental Halevy (1799-1862).  Bizet, el autor de Carmen, se casó con una hija de Halevy. Bizet completó Noé, la última ópera de su suegro. La juive nos relata la historia de amor prohibida entre una judía y un cristiano.

 

*El autor es Presidente de la Asociación Europea de Abogados.


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