Para leer la primera parte de este texto, da click aquí.

Enlace Judío – Pongan atención en la narrativa demócrata para cubrir a Mark Milley: no niegan las acciones del general, de hecho lo aceptan, pero lo justifican, El objetivo de esta narrativa es la de reforzar la idea de que Donald Trump sería un loco peligroso y que Milley sería un “gran héroe norteamericano” y no lo que constitucionalmente sería de comprobarse como cierto lo revelado: un traidor.

¿Trump, el señor de la guerra?

¿En verdad Trump era un loco peligroso para el mundo y estaba por crear guerras nucleares? Esa fue la falsa narrativa y retórica de los medios que corrieron teorías de conspiración en su contra por 4 años y que se han demostrada como falsas, empezando por la fantasiosa “colusión rusa”, que fue fabricada por la campaña de Clinton como ya se ha comprobado. Tan solo este septiembre de 2021, el abogado de la campaña de Clinton ya fue acusado oficialmente.

Aliados cercanos a Trump han dicho que él nunca tuvo una conducta errática, peligrosa o inestable, sino todo lo contrario en el sentido de toma de decisiones y más las militares. Es increíble ver cómo la actual administración trata de hacernos creer que Trump tendría problemas mentales para justificar la supuesta insubordinación del general Milley, mientras ignoran todo lo que ha salido a la luz sobre la “supuesta” debacle cognitiva del actual mandatario.

Obviamente los tuits de Trump enfurecieron e hirieron los sentimientos frágiles de sus opositores, que es en lo único que se basaron para definirlo: tuits ofensivos, groseros, irrespetuosos y adolescentes que  hicieron de la política algo divertido, pero no eran los parámetros de la política nacional ni internacional. No respetar el protocolo acartonado no es grave en términos de política o seguridad global. 

Si Trump hubiera sido un peligro y hubiera tenido una conducta errática en clara señal de falta de juicio y salud mental, existen mecanismos para eso. El general Milley, en dado caso de creer eso, debió reportarlo al Secretario de Defensa y este a la Cámaras de Representantes para que se ordenara una evaluación psicológica del presidente y se determinara si la enmienda 25 debería o no ser invocada. Pero no hizo nada de eso. Al parecer, según el libro de Woodward y Costa, actúo por cuenta propia brincándose la cadena de mando.

Para definir si existen bases reales para creer que Trump estaba por crear una guerra con China, basta ver su récord.

Trump fue odiado por el establishment y lobby armamentista por no seguir con la tradición de las guerra eternas. Trump no inició nuevas guerras, retiró tropas y estaba por retirar más. No solo no hubo guerras ni invasiones durante la administración Trump: resolvió el asunto con Corea del Norte, siendo esto un acto histórico y sin precedentes. Logró acuerdos impensables en el Medio Oriente, acercó con gran éxito a Israel con países de la región y solidificó su posición con su total apoyo como una manera real y poderosa para negociar.

No entró en conflictos con Rusia, algo que era parte de la agenda Clinton. No entró en conflictos con nadie. Con Irán hubo tensiones, país patrocinador del terrorismo, al que la administración de Obama le dio un generoso regalo de millones de dólares, y Teherán un pretexto para arrastrar a Trump a una intervención militar en la región. No obstante, él no cayó en la trampa a pesar de tener a halcones en su administración listos para la guerra, como John Bolton, a quien después despidió. Trump eliminó al general Soleimani, lo voló en mil pedazos, pedazos que aún no terminan por caer, para evitar un enfrentamiento a mayor escala con Irán, justo en lo que trabajaba el comandante iraní: provocar la guerra con EE. UU.

Contuvo a China, con quien EE. UU. estuvo en guerra comercial, pero no militar. Apoyó a sus aliados como la India, garantizó la defensa de Taiwán, abandonado por el gobierno de Biden. Colaboró con Europa y Rusia en destruir a ISIS y en contener a los talibanes. Piensen en esto: con Bush surgió Al Qaeda, con Obama ISIS, con Biden se recicló a los Talibanes, pero con Trump todo lo contrario: él combatió y dejo fuera de juego a estos durante toda su administración. Apenas se va y resurgen. ¿En verdad Trump fue un presidente proguerras y dio motivos para creer que lanzaría un ataque a China como asegura Milley?

No hay bases para creer que Trump, el presidente menos intervencionista en décadas, estaba por iniciar una guerra nuclear con China justo a su salida. Creer  eso es absurdo e ingenuo.

Greg Gutfeld lo expone así: “Los demócratas viven en una realidad alterna al creer que Trump provocaría una guerra: el hombre consiguió acuerdos de paz, nunca cobró como presidente ni un cheque, pacificó a Corea del Norte y al Medio Oriente y no invadió ningún país. Acusarlo de guerra nuclear con China es una locura. Milley no tenía justificación para hablar con China a espaldas de Trump. Mejor les hubiera pedido [a los chinos] que no estuvieran liberando peligrosos patógenos al mundo… pero Milley no toco el tema… esperemos que en la próxima llamada lo haga…”

De peril a pueril

Milley no renunciará a pesar de los llamados para eso. Él, la Casa Blanca y el Pentágono se mantienen desafiantes y arrogantes sobre el tema. La actual administración lo apoya: no importa qué haga y cómo cometa errores graves, el presidente Biden está de su lado. Hace unos días, cuando las supuestas revelaciones salieron a la luz, Biden dijo que “le tiene plena confianza al general Milley”, y la vocera de la Casa Blanca Jen Psaki, aseguró que “el presidente no duda del patriotismo del general”.

Esto en el contexto de la  enorme y  humillante derrota-fracaso en Afganistán, en el contexto de la contradicción sobre el ataque con drones a supuestos terroristas de ISIS-K hace semanas en respuesta al bombazo del aeropuerto de Kabul, que recientemente el mismo Pentágono se vio forzado a confesar, solo después de que The New York Times publicó esa información con video-evidencia, lo que provocó una oleada mundial de información que demostró que el Pentágono mintió. No mataron a ningún terrorista en ese ataque como inventaron, sino a 10 civiles, incluyendo a un trabajador humanitario y a 7 niños.

Milley inicialmente había definido ese ataque como “correcto, justo y necesario”. Hace días se demostró que mintió sobre esto. Esto también ocurre en el contexto de que el gobierno francés retiró a su embajador de EE. UU. hace días en protesta por el acuerdo de cooperación militar con Australia que incluye el uso de submarinos con tecnología nuclear, en el que Reino Unido y EE. UU. se olvidaron de Francia, otro error del Departamento de Defensa y del mismo Milley. Un error sin precedentes como los anteriores, pero la actual administración le tiene “plena confianza a Milley” porque es aprobado por China, por si no se han dado cuenta. 

Esto es “control de daños”. Si Milley cayera o fuera despedido, arrestado, enjuiciado, etc., porque no tiene el honor de renunciar, tan solo por lo de Afganistán o el ataque con drones a civiles, es muy probable que se llevaría a media administración con él. Entonces, lo mejor parece ser defenderlo a toda costa haga lo que haga, incluyendo la supuesta traición a la patria. En ese sentido parece que a la actual administración le da igual si el libro de Woodward y Costa dice o no la verdad.

Escándalo

Si Peril dice la verdad, y pareciera ser así por ahora, todo indicaría que el general Milley tomó el control de parte de la política exterior y llegó a acuerdos clandestinos con uno de los enemigos más claros que su país tiene hoy en día, en un acto de rebeldía e insubordinación que sería sin lugar a dudas un golpe de Estado orquestado por el militar estadounidense de más alto rango, esto sería uno de los escándalos más serios en la historia de EE.UU.

También preocupa que The Washington Post hubiera obtenido esta información representando graves implicaciones a la seguridad nacional y la usó por medio de Robert Costa y Bob Woodward para beneficio personal. ¿Evitaron informar al público sobre esta noticia de relevancia mundial para esperar a tener un libro y hacer dinero con esto con un modelo de negocios altamente lucrativo, a expensas de la seguridad, la democracia, etc.? ¿Woodward y Costa son periodistas primero o autores? La información filtrada, de ser cierta, pondría en jaque a las instituciones norteamericanas y al concepto de democracia muy deteriorado después de la última elección. Todos queremos creer que EE. UU. sigue siendo un país libre y democrático.

El general Milley y el secretario de Defensa Lloyd Austin comparecerán ante el Senado en los próximos días. El general aseguró que “no dará más detalles sobre el tema, que esos los reserva para la comparecencia con los senadores”. Muchos de ellos han solicitado su renuncia y pondrán al general y al secretario de Defensa Lloyd Austin en una posición muy incómoda en busca de esclarecer que pasó realmente  durante los últimos meses de la administración Trump.

Pongan atención en Taiwán y Libia y la respuesta por parte de Milley y la Casa Blanca ante esto.

 


Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.