Enlace Judío México e Israel- En 1935 se estrenó una de las obras maestras de la ópera cómica, “La Mujer Silenciosa” de Richard Strauss. Hitler era un gran admirador del mejor compositor vivo, el sucesor de Wagner, Bruckner y Mahler. Se enfadó y rompió relaciones con Strauss por utilizar a Stefan Zweig, genial escritor judío, como libretista. Zweig huyó de Alemania. Se refugió en Brasil y se suicidó con 61 años de edad. También se suicidó su esposa que tenía 33.

A partir de 1932, tras la muerte de su libretista Hugo von Hofmannsthal), Strauss comenzó a trabajar para el teatro lírico con la colaboración del escritor austríaco Stefan Zweig (1881-1942), que era judío.

Zweig es uno de los literatos más populares y traducidos. Escribió novelas, relatos y biografías. De estas últimas, son particularmente conocidas las de María Estuardo y la de Fouché, una obra mitad biografía y mitad novela histórica. Otra de sus biografías, la dedicada a María Antonieta, fue adaptada al cine con el mismo título en 1938. Su último libro se titula “Novela de ajedrez” en 1941.

Una de sus novelas, El candelabro enterrado, de Zweig, narra la historia de un judío que hizo del objetivo de su vida preservar la menorá. Nos relata las vicisitudes de la menorá, que tras ser saqueada de Roma por los vándalos de Genserico, es recuperada décadas después por Belisario a órdenes de Justiniano. Siempre sojuzgados por pueblos más poderosos, los hebreos buscan la manera de recuperar este tesoro invaluable de oro macizo que adornaba el Templo de Salomón. La esperanza pervive en Benjamín Marnefesch quien de niño defendió el candelabro y como anciano debe demostrar su sabiduría ante las pruebas que se interponen en su ardua tarea.

En la música Zweig es conocido por ser el libretista de uno de los mejores libretos de ópera de todos los tiempos, el de La Mujer Silenciosa de Richard Strauss. Compuesta entre 1932 y 1935, se estrenó en Dresde en Junio de 1935.

Durante el período de composición habían tenido lugar en Alemania grandes cambios. Adolf Hitler llegó a la Cancillería en 1933 y a partir de entonces el ascenso y predominancia del nazismo había ido en constante progreso. En aquél mismo 1935 comenzó el boicot a tiendas y negocios de judíos, se suprimieron los sindicatos y se prohibió todo tipo de huelga.

Con la muerte de Hindenburg en agosto, Hitler asumió plenos poderes y el ejército consagró un juramento de lealtad al Führer. En 1935 el control era ya absoluto, mientras se dictaban en Nüremberg las primeras leyes de discriminación, por las que se privaba de ciudadanía a los judíos y se prohibían los matrimonios y relaciones extramaritales de los judíos con los “arios”. Las medidas fueron in crescendo, ya que en 1938 se vedaría a los judíos el acceso a los cargos públicos, la administración, la medicina, el derecho, la bolsa, la enseñanza, la agricultura y la industria, el periodismo y los espectáculos y diversiones.

La Mujer Silenciosa se enmarca en ese período histórico. Strauss estaba muy satisfecho con la colaboración de Zweig y no quería aceptar que éste tuviera dificultades con el régimen. Era como si pensara que los nazis no se tomaban en serio las leyes de discriminación, o al menos que ellas no afectarían a su libretista, quien además –razonaba Strauss- se encontraba fuera de las persecuciones por ser austríaco.

Stefan Zweig vio que no podría continuar trabajando en Alemania, ya que su nombre había sido incluido en las listas negras. Se había tolerado su colaboración con Strauss para “La Mujer Silenciosa”, porque éste era el más célebre compositor alemán vivo, pero Hitler y Goebbels habían dejado claro que ese debía ser el último trabajo conjunto.
Días antes del estreno de la ópera que tuvo lugar el 24 de junio de 1935- tuvo lugar un episodio que acarrearía más problemas.

Strauss durante una reunión informal, solicitó al Director de la Ópera, Paul Adolph ver el programa de la función. El músico vio que debajo del título decía: “Adaptación de la obra inglesa de Ben Jonson”. Inmediatamente Strauss dijo: “Pueden hacer lo que quieran, yo me voy mañana por la mañana. Que la función se haga sin mí”. Y tomando el programa escribió el nombre de Zweig.

Adolph hizo imprimir finalmente el nombre del libretista y Strauss permaneció en Dresde. Hitler y Goebbels decidieron no asistir al estreno por figurar el nombre de un judío en el programa. El director de la ópera fue despedido de su cargo. Sólo se permitieron dos representaciones y la ópera fue prohibida.

Exilio y muerte de Stefan Zweig

La terquedad e incomprensión del septuagenario Strauss no encontraba límites. Volvió a escribir a Zweig, que se encontraba en Zurich, ante la enésima negativa de éste a trabajar en un nuevo libreto. Afirmaba en ella que no entendía cómo el escritor observaba esa “solidaridad racial judía” por la cual se negaba colaborar con él.Y agregaba: “¿Cree usted que Mozart compuso conscientemente en estilo ‘ario’? Para mí sólo hay dos categorías de seres humanos, aquellos que poseen talento y aquellos que no lo tienen. Para mí la gente sólo existe cuando forma parte del público; si ese público está formado por chinos, bávaros del norte, neozelandeses o berlineses, me da lo mismo, siempre que paguen por su entrada”.

La carta contenía crítica contra la política racial de los nazis. No fue recibida por Zweig porque la Gestapo la interceptó y la remitió directamente a Hitler. Como resultado de ello, fue forzado a renunciar a la presidencia de la Cámara musical del Reich, el puesto de mayor relevancia en la música alemana al que había accedido en noviembre de 1933 con la anuencia de Goebbels.

Stefan Zweig se trasladó a Brasil. Se suicidó junto a su esposa en 1942. El motivo del suicidio fue que tras la caída de Singapur pensó que el nazismo se iba a extender por todo el mundo. Lo más sorprendente es que su esposa de sólo 33 años de edad (él tenía 61) se suicidó también. Aparecieron muertos abrazados en la cama. La escena aparece en la excelente película biográfica “Adiós a Europa” de 2016.

“La Mujer Silenciosa” es una de las mayores joyas de la ópera cómica. El texto de Stefan Zweig es maravilloso y la música de Strauss de las más inspiradas de este genial compositor. Es una verdadera tragedia que Zweig no pudiera seguir colaborando con Strauss y que se suicidara. Entre los dos nos hubieran regalado varias obras maestras más.

Versión completa de “La Mujer Silenciosa”:

 


Pedro Beltrán es Presidente de la Asociación Europea de Abogados.


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