Enlace Judío México e Israel- Miami, in Memoriam. “En el mundo de lo posible, todo es posible” –diría Perogrullo–. Posible y trágico y a la vez… Increíble resultó el derrumbe de uno de los edificios de Miami Beach, el de Surfside sobre Collins Ave.

La noticia de la calamidad corrió cual pólvora: el mundo se cimbró con la noticia del cataclismo…Sobre todo, los habitantes de la zona, cuyos edificios habían sido construidos aproximadamente cuarenta años atrás. Que dicho edificio padecía las enfermedades propias de las construcciones pioneras…La muerte anunciada –valga la redundancia–se anunció tiempo atrás,y sin embargo, fue echada en saco roto…Como quien dice la alarma no alarmó lo suficiente, como para poner manos a la obra.

Llamadas por teléfono fueron registradas, muchas de buenas noches… Casi nadie quedó con vida, esa es la triste realidad… A la par el humano guarda rasgos de humanidad increíblemente sensibles. Algo tan trivial como salir de compras a un supermercado se convirtió, a mis ojos, en una anécdota para ser contada y cerrar lo más posible, el ciclo del dolor, no del recuerdo…

¿Cómo es posible que un judío identifique con certeza a sus congéneres?

Contamos: una mujer alta y vigorosa, ataviada con una peluca pelirroja, a simple vista, era una de tantas compradoras que se preparaban para el Shabat. Digo algunas: no todo el Wal Mart era y es un hábitat completamente judío. De repente, la mujer se me acerca: casi chocamos carro con carro. Me entrega un estuche de cartón verde pistache con letras doradas. Me dice: “Es por mi primo. Prende las velas, cuando prendas las velas de Kipur”. Reconozco que me tomó por sorpresa; tardé en reaccionar…Le hice una pregunta: ¿Cómo sabes que somos judíos – mi marido, mi hija y yo?.

Me contestó como si tuviera preparado el diálogo: “Me pareció ver un rostro bello”. Su respuesta me sorprendió mucho más: de mi persona –de mi rostro– nada se podía ver. Traía lentes oscuros y un protector contra el coronavirus de moda…Me resultó convincente su respuesta…

Recordé que en mi época universitaria, llegó al aula, como invitado especial, I. Bear , historiador de primer orden, especialista en la historia de los judíos de España y Portugal, uno de los pioneros de la Universidad Hebrea de Jerusalem, incluso citado por Amoz Oz en su biografía. Cuando me vio, me dijo: “A idish kind”. Una niña judía…¿Cómo se enteró? ¿Cómo es posible que un judío identifique con certeza a sus congéneres?

A veces sucede que nuestra brújula es la correcta, que por algunos datos, concluyamos que fulano, Perengano o Mengano forman parte de nuestra grey, como cuando en una clase de literatura en la UIA, deduje que Neil Gueyman, autor británico, era posiblemente judío. “Era hijo de migrantes, venidos de Europa tras la segunda guerra mundial; sus padres poseían una farmacia…Si mal no recuerdo, alguno de sus padres estudió química…

El número 18

Y volviendo a Miami: junto a las velas de Yom ha Kipurim, alumbraron dos velas en memoria de Nussen Kalmen ben Tzi Meir y de su esposa de nombre Shosha Vita bas Itzjok Arye Felling. En el paquete color verde, el de la esperanza, encontramos la imagen de tres candelas de diferente estatura… Light of Life : la vida no ceja con la muerte…Hay que encender las susodichas velas 18 minutos antes del anochecer…

El número 18, vinculado a la vida, al JAI, de algún modo, inscribe a los fallecidos en el triste derrumbe en el Libro de la Vida.

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