Enlace Judío México e Israel – Con motivo de la conmemoración de los 500 años de presencia judía en México, evento que organiza el CDI y la Fundación Hispano Judía, decidí escribir una columna acerca de una pieza de arte sacro católico que tiene un significado interesante y profundo. Marcela Corvera Poiré, doctora en Historia por la Universidad Complutense de Madrid, organizó una exposición titulada “El Antiguo Testamento y el Arte Novohispano”, misma que se presentó en el Museo Nacional de San Carlos en 2018 y 2019.

El Santuario de Atotonilco presenta la misma distribución que el Beit Hamikdash

Dicha exposición tuvo como objetivo mostrar una selección de piezas de arte virreinal con una curaduría específica: arte católico novohispano que tuviera relación con el Antiguo Testamento. La exposición fue un éxito y gracias al gran conocimiento de la doctora Corvera, se reunió un conjunto de piezas que destacaron por su belleza, su significado y su relación con el Tanaj.

Dentro de las obras resaltaba una en específico. Un lienzo de gran formato realizado por un autor anónimo con una técnica de óleo sobre tela, probablemente a mediados del siglo XVIII. El cuadro y su ubicación tienen gran significado, toda vez que la doctora Corvera sugiere que existe una relación directa con la ubicación del lienzo dentro del discurso arquitectónico del Santuario de Atotonilco, Guanajuato.

Como menciona la doctora Corvera, los templos cristianos guardan relación con la distribución de los lugares sagrados según el Bet Hamikdash. El Templo tenía tres secciones, una seguida de la otra hasta llegar a la más importante: el lugar Santo de los Santos, o en hebreo Kodesh HaKodashim.

Dentro del  Kodesh HaKodashim estuvo guardada el arca en tiempos del primer Templo de Salomón. La arquitectura del Santuario de Atotonilco presenta la misma distribución y, en el lugar del Santo de los Santos, se encuentra una capilla a la cual se accede por dos pequeñas puertas. Esta capilla que se encuentra detrás del altar principal contiene la pintura que fue expuesta en la muestra de San Carlos.

El simbolismo judaico

El lienzo está dividido en tres planos de profundidad y el espacio representado es el Sancta Sanctorum (Kodesh Hakodashim). En el primer plano se encuentra el Arca de la Alianza abierta que contiene las lujot o Tablas de la Ley mostradas por un par de ángeles tenantes. El arca está representada en estilo barroco con hojarascas en las esquinas, aspecto que corresponde a la estética del siglo en el que fue pintado el lienzo. Dos ángeles de mayor tamaño se encuentran flanqueando el arca; uno de ellos observa al espectador y el otro mira hacia arriba.

En el segundo plano de profundidad se encuentra una menorah de estilo barroco que contiene las siete luces encendidas. Sin embargo, éstas no se encuentran a la misma distancia, principio del diseño judaico planteado en el Tanaj. La luz central se encuentra arriba y las demás aparecen orden descendente en una composición piramidal.

El último plano de profundidad está dividido en tres secciones. La central representa la parte más importante del lienzo, el Trono Divino como una silla barroca que recuerda a la Cátedra de San Pedro realizada por Bernini para la basílica principal de Roma hacia 1666.

La sede tiene en su respaldo un medallón con un triángulo que hace referencia a la Trinidad cristiana. La silla está cargada por tres serafines representados al modo descriptivo que Dionisio el Areopagita narró en su angelología, es decir: seres con tres pares de alas; un diseño que encontramos a su vez referenciado originalmente en el libro de Ezequiel, dentro de los Neviim.

Simbolismo cristiano

La sección derecha contiene el incensario con las piras encendidas y la sección izquierda representa la mesa del pan de la propiciación con el efod o vestidura sacerdotal colgada de una percha en una de las pilastras. Todo el espacio arquitectónico está representado al estilo italiano, es decir con pilastras de orden clásico y arcos de medio punto decorados con molduras.

En la parte de arriba se aprecia el tambor redondo de una cúpula con unas lucarnas ovaladas. Llama especialmente la atención un velo de color carmesí, amarillo y morado que cuelga desde la parte superior del cuadro, haciendo alusión al pasaje del evangelio de Mateo 27:50-51, que describe como el velo del templo, mismo que separaba el espacio sagrado del Kodesh haKodashim, se reasgó en dos partes en el Viernes Santo.

Sin duda, la iconografía judía mezclada con el simbolismo cristiano llama la atención; no en vano fue una de las obras más importantes dentro de la curaduría de la exposición y la portada del catálogo de la misma. La doctora Corvera tuvo como acierto incluir esta obra en la muestra. De esta manera, muchos pudimos admirar su simbolismo y su belleza.

Claramente surgen muchas dudas al momento de contemplar y analizar la iconografía y el simbolismo de la pieza: ¿Quién mandó hacer el lienzo? ¿De dónde surgió la idea de hacer una obra tan simbólica? ¿Para quién fue realizada esta pieza? Definitivamente hace falta una investigación profunda de la pintura para ahondar en el origen de los móviles que la llevaron a su creación, ubicación y veneración. Una pieza cargada de iconografía específica y una joya con gran simbolismo judaico dentro del arte novohispano.

Bibliografía:

– Corvera Poiré, Marcela, El Antiguo Testamento y el arte Novohispano. México: Museo Nacional de San Carlos-INBA, 2018.
– Fernández, Martha, Cristóbal de Medina Vargas y la arquitectura salomónica en la Nueva España durante el siglo XVII. México: UNAM-IIE, 2002.
– Giorgi, Rosa, Santos, Milán: Electa, 2008.
– Plaza Escudero, Lorenzo de la, Guía para identificar los santos de la iconografía cristiana. Madrid: Cátedra, 2018.
– Réau, Louis, Iconografía del Arte Cristiano, tomo 1, volumen 1. Barcelona: Serbal, 1996.
– Roitman, Adolfo, Biblia, exégesis y religión. Navarra: Verbo Divino, 2010.
– Roitman, Adolfo, Del Tabernáculo al Templo. Navarra: Verbo Divino, 2017.
– Santiago Silva, José de, Atotonilco, Alfaro y Pocasangre. México: Ediciones la Rana- Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato, 2004.

 


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