Enlace Judío – Si hubo algo que siempre le causó un profundo desconcierto a la gente antigua, fue el invierno.

Midieron correctamente la duración de las estaciones del año y gracias a ello supieron cuáles eran los momentos adecuados para sembrar y cosechar, pero eso no les quitó el desconcierto ni el pasmo que les causaba ver que, cada año y sin falta, el sol perdía su fuerza y la naturaleza moría, exponiendo a todos los pueblos agrícolas a una catástrofe que podía detonarse con tan sólo una cosa que saliera mal (una cosecha malograda, una plaga, una invasión, etc.)

Incapaces de encontrar las respuestas que la ciencia vino a darnos muchos siglos después, la gente de la antigüedad le dio sentido a todos estos misterios por medio de eso que hoy conocemos como los grandes mitos. Y por tratarse esta época de una temporada de frío y oscuridad, lo más normal fue que las más diversas culturas desarrollaran tradiciones para celebrar a la luz.

En ese sentido, el judaísmo no es distinto de todas ellas. Pero Janucá tiene diferencias profundas en comparación con los antiguos mitos invernales sobre la luz. Irving Gatell nos explica cómo funciona el paradigma mitológico y cuáles son todos esos detalles con los que Janucá demuestra que el pueblo judío superó el marco intelectual del mito y empezó a razonar en términos históricos.

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