Enlace Judío México e Israel- El coleccionista y productor judío, Jacques Gelman, le heredó su colección de arte a Mario Moreno Ivanova, hijo de Mario Moreno Cantinflas y su ahijado. Aunque al día de hoy… se desconoce su paradero

Mario Moreno Cantinflas ha sido considerado el más grande comediante que tuvo México. Fue parte importante del reconocido “Cine de oro mexicano”. Sin embargo, algo que no se habla mucho es que el inicio de la carrera actoral de este famoso personaje fue gracias a la ayuda de un emigrante judío: Jacques Gelman, quien fuera inversionista de Posa Films, AC, casa productora de 32 películas del singular cómico, lo que formaría una estrecha amistad, al punto de haberle heredado su fortuna artística a su hijo.

Gelman nació en Rusia, en una familia rica, que emigró a Alemania en 1917 durante la Gran Revolución Socialista de Octubre, donde trabajó de fotógrafo en un estudio de cine, en París, y que más tarde, tendría que mudarse a México tras los conflictos que acontecían en el país contra los judíos en 1938, poco antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial.

Ya en México, en 1941, se casó con Natasha, con quien formaría una de las colecciones privadas de la Escuela de Arte de París más grandes del mundo, en el cual figuraba arte de reconocidos artistas, como: Picasso, Bonnard, Dalí. Y algunos otros pintaron retratos de Natasha, como Diego Rivera, Frida Kahlo, David Alfaro Siqueiros y Rufino Tamayo.

Caminos que se unen

Mario Moreno Cantinflas creció en la colonia de Tepito, en Ciudad de México. Fue uno de los ocho hijos que tuvieron sus padres, Pedro Moreno Esquivel y María de la Soledad Reyes Guízar. Durante su juventud, gracias a su ingenio verbal, llegó a trabajar en carpas de circo, y de ahí en los teatros y las películas.

En los años de 1930’ participó en una serie de carpas, viajando y actuando. Y en una de ellas, en la carpa Valentina, conoció a su futura esposa: Valentina Ivanova, una rusa con quien contrajo nupcias en octubre de 1936. A finales de los años 30, conoció al productor Santiago Reachi, con quien se asoció para crear su propia producción cinematográfica llamada POSA Films, donde realizaría gran parte de los largometrajes de su trayectoria artística, y la primera que lo llevara al éxito Ahí está el detalle (1940).

En 1942, cuando Gelman obtuvo su ciudadanía y tras el éxito que tuvo la película de Cantinflas, decidió comprar las acciones de la compañía POSA, y así ser parte de la producción de las consecuentes películas del célebre actor. Lo que hizo que se creara un vínculo no solo profesional, sino de amistad.

Jacques y Natasha Gelman, una imagen de alchetron.com

Jacques y Natasha Gelman, una imagen de alchetron.com

Una herencia perdida

Según el artículo El misterio de la Colección Gelman, de la Universidad Panamericana y publicado en 2020, esta pareja a lo largo de su vida logró recopilar una gran colección de obras valuada en 30 mil 258 mdp, y, finalmente, tras años de amistad con el cómico, Cantinflas, decidió que esa fortuna artística pasaría a manos de su hijo, Mario Moreno Ivanova, de quien eran padrinos.

Sin embargo, algo sucedió que esta fortuna no llegó a sus manos. Medios mexicanos relataban en 2011 que las obras de Jacques y Natasha Gelman fueron donadas al Metropolitan Museum de Nueva York (MET), en 1998, y que Natasha, antes de su fallecimiento, había dejado testamentado que “las obras debían conservarse y ser expuestas co­mo una misma colección y no quedar integradas al resto de las obras del museo”.

No obstante, la Universidad Panamericana señaló que en ese entonces Natasha, ya viuda de Gelman, tenía un Alzheimer muy avanzado, y en 1997, seis meses antes de su muerte, vendió misteriosamente las obras de su colección internacional de arte en un dólar cada una de ellas; lo que pasó a ser fideicomiso de Waterford, y más tarde del MET.

Lo que hizo que, en 2006, Mario Moreno Ivanova comenzará una investigación que lanzó a la luz unos documentos falsos en donde se declaraba que el hijo de Cantinflas cedía sus derechos a la productora Paramount Holding, así como que Natasha Gelman se encontraba en sus facultades mentales para ceder la colección.

Un fraude internacional

Esta investigación llegó hasta la Suprema Corte de Justicia de EEUU, donde al parecer, una juez adscrita, Marilyn Diamond, fuera acusada de “tráfico de influencias y manipulación de evidencias” para que se cometiera dicho fraude. Entonces, en 2008, el FBI investigó el caso y se encontró que Diamond había hecho firmar a Natasha, a pesar de su enfermedad neurodegenerativa, ciertos documentos que, al final, le daban una ganancia total de un mdd.

“A pesar de que hay distintos documentos que exponen que la cesión de derechos de esta colección de arte mexicano pertenece a múltiples personas, nadie sabe realmente quién es el dueño del patrimonio artístico de los Gelman.

“Hasta la fecha no se conoce el paradero de una gran parte de la colección de arte del matrimonio Gelman. A pesar de las distintas investigaciones, tanto en México como en EEUU, la situación de la cesión de derechos de la colección Gelman no ha sido aclarada.”, concluyó el artículo.

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