Enlace Judío – Hay pocas situaciones que legítimamente se pueden comparar con el régimen Nazi. Los Juegos Olímpicos que se están llevando a cabo actualmente en Pekín son, a mi parecer, una de ellas. 

En Berlín de 1936, las Olimpiadas sirvieron un propósito aparte de la competencia deportiva: el maquillaje de la persecución de los judíos en Alemania. Entre los desfiles, la encendida de la antorcha y las proezas deportivas, la comunidad internacional se distraía de las Leyes de Núremberg. El régimen de Adolf Hitler parecía un poco más amigable ante los ojos del mundo.

Hoy, el presidente de China, Xi Jinping, puede esconder la persecución de los uigures —que ha sido descrita como posible genocidio por grupos como el Museo del Holocausto de Estados Unidos mientras en Pekín se monta un espectáculo de “paz y amistad”.

“La opresión sistemática del gobierno chino sobre los uigures no es el Holocausto”, escribió Elisha Wiesel, hijo del Premio Novel de la Paz y sobreviviente de Auschwitz, Elie Wiesel, “pero aunque no hayamos visto esta película en particular, conocemos el género”.

Entre 1 y 3 millones de uigures han sido internados en los los “campos de reeducación” del norte de China por rezar, ir a la mezquita o utilizar atuendos religiosos. Los testimonios de la gente que ha pasado por los campos son aterradores. En uno de ellos, Gulbahar Haitiwaji, describe su experiencia: 

En los campos de ‘reeducación’, la vida y la muerte no significan lo mismo que en otros lugares. Cien veces pensé, cuando los pasos de los guardias nos despertaron en la noche, que había llegado el momento de nuestra ejecución. Cuando una mano empujó con saña unas tijeras a través de mi cráneo, y otras manos arrebataron los mechones de pelo que caían sobre mis hombros, cerré los ojos, empañados por las lágrimas, pensando que mi fin estaba cerca, que me estaban preparando para el cadalso, el silla eléctrica el ahogamiento. La muerte nos acechaba en todos los rincones. Cuando las enfermeras me agarraron del brazo para “vacunarme”, pensé que me estaban envenenando. En realidad, nos estaban esterilizando. Fue entonces cuando entendí el método de los campos, la estrategia que se está implementando: no matarnos a sangre fría, sino hacernos desaparecer lentamente. Tan lentamente que nadie se da cuenta“.

Esterilizaciones masivas, violaciones en grupo, tortura y trabajos forzados son la realidad detrás de la coreografía alusiva a la paz en la inauguración de las olimpiadas. Mientras jóvenes patinaban al ritmo de la canción Imagine de John Lennon en Pekín, cientos de miles de uigures estaban siendo torturados en Xinjiang.

La comunidad internacional ha tomado el slogan de Nunca más después del Holocausto, pero está incumpliendo su promesa de nuevo. Como dijo Elie Wiesel, la neutralidad y el silencio alientan siempre al verdugo, nunca a las víctimas.

 


Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.