Enlace Judío – Se ha puesto de moda la corrección política. Bajo la premisa de “no ofender” a la gente, nuevas tropas de censores improvisados van por el mundo diciéndonos qué podemos y qué no podemos hacer o decir.

El fenómeno ha llegado a niveles delirantes en los que ya no se trata de ponerle un freno a la intolerancia o a los discursos de odio, sino en simplemente cerrar los ojos ante aquello que nos pueda resultar perturbador. Es decir, se trata de no ver, no de solucionar.

El texto bíblico no es así. Es un texto que nos confronta, sin filtros, con los aspectos más oscuros de nuestra naturaleza humana, eso que el judaísmo llama Yetzer Hará, la inclinación al mal.

¿Has escuchado a gente decir que no soportan la Biblia porque está llena de violencia, engaños, estafas, abusos, sangre y dolor? Irving Gatell nos explica que, en realidad, lo que esta gente no soporta es a sí misma y a la humanidad, porque no es que la Biblia sea así. Es que nosotros somos así. La Biblia sólo es un portentoso espejo en donde se refleja lo peor del ser humano.

Pero también lo mejor, y el único modo de rescatarlo para ayudarnos en ese tremendo reto de corregirnos a nosotros mismos (Tikún Hanefesh) y corregir al mundo (Tikún Haolam), es no cerrando los ojos ante la realidad, aunque esto resulte políticamente incorrecto.

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