Enlace Judío – La escultora judía mexicana Perla Krauze Kleinbort instaló en el Museo Universitario de Ciencias y Arte (MUCA) de la UNAM su exhibición “Nonsite: El Pedregal revisitado”, que se puede visitar desde el 26 de febrero y hasta el 14 de mayo.

El objetivo de este trabajo de Krauze, que cuenta con la curaduría de Michel Blancsubé, es mostrar al público la riqueza natural de la zona de El Pedregal en el sur de la Ciudad de México.

Krauze, cuya obra forma parte de museos como el de Arte Moderno o el Universitario de Arte Contemporáneo, y el Scottsdale of Contemporary Art, en Estados Unidos, creció en El Pedregal, donde su familia tenía su hogar.

“La piedra siempre me ha encantado: tenía cuatro años y caminaba en esa casa, me perdía por ahí, y recuerdo que todo el día subía, bajaba, recolectaba, caminaba por un campo lleno de víboras, de alacranes, de caras de niño, de tarántulas, era una tremenda hermosura agreste”, dijo al periódico Reforma.

En el proyecto estético confluyen pintura, escultura, fotografía y video, en un área de dos mil metros cuadrados.

El Pedregal es el protagonista de este trabajo, porque es un sitio primigenio que resulta particular dentro de la topografía de la Ciudad de México, aseguró Krauze, egresada de la Antigua Academia de San Carlos, a la DGCS de la UNAM.

“Es una suerte de enclave cerrado en sí mismo, mítico y primordial ya que alberga las ruinas más antiguas del Valle de México, Cuicuilco y Copilco, donde el volcán Xitle conformó un territorio de mares de lava fría”. Este trabajo es resultado de una amplia investigación con apoyo del equipo de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel, enfatizó.

La exhibición, resaltó Krauze, busca visibilizar el lugar de otra manera, evidenciar su importancia en la Ciudad de México, que escaso número de personas sabe de él, además de lo que sucede aquí ecológicamente, cómo valorarlo y cuidarlo.

“Imagínenos que tras una pandemia de la que llevamos dos años, cómo se evidencia que la naturaleza es tan frágil, y entonces aquí hablamos de cómo recuperarla y hacerla patente, y que la gente habite este espacio, que lo camine, lo recorra”, mencionó.

La también maestra en Artes Plásticas por el Chelsea College of Arts de Londres comentó que fue un reto “trazar esta piel de piedra” en el museo, recinto con 60 años de existencia.

“Es un espacio generoso, vasto, y por lo mismo complejo. Podrán encontrar cianotipias hechas con plantas del sitio mencionado y de los geopedregales. Hemos tenido relación con vulcanólogos, geólogos, botánicos para que las ciencias y las artes tengan un nexo cercano”.

Se trajo material del Jardín Botánico y piedras locales, porque el objetivo es habitar ese espacio, agregó.

En su oportunidad, Michel Blancsubé indicó que la instalación puede considerarse como un confinamiento a la naturaleza. Y agregó:

“Lo hacemos para concientizar, para activar la sensibilidad de los visitantes de esta conservación que hace la REPSA, que preserva una parte de la naturaleza de manera casi intacta, en un espacio muy extraño de la ciudad, en la cantera donde se guarda un tipo de ecosistema primigenio”, describió.

En nuestros sueños más exacerbados, continuó, imaginamos que a las personas que visiten esta exposición las pondrá en el límite de olvidar dónde están.

Creo que se experimentará una impresión remarcada en este espacio transformado y por la cantidad de toneladas de material; ya lo verán, concluyó.

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