Enlace Judío México e Israel – La súbita y valiente aparición de Marina Ovsyannikova ha revelado -no sólo a la ciudadanía rusa- la torpe incursión de Putin en Ucrania.

Figura que ya conoce una derrota tanto personal como militar.

Un hecho que deberá explicar –y explicarse- por su torpe incursión en Ucrania ante la opinión en gran parte reprimida de su país.

En verdad, no pocas circunstancias han sorprendido al líder ruso al poner en marcha una operación militar contra el gobierno presumiblemente nazi en Ucrania.

Una de ellas es sin duda la firme resistencia de los ucranios con el acertado liderazgo de Vladímir Zelensky.

Putin jamás imaginó que un personaje antes aplaudido en escenarios teatrales y televisivos revelaría valentía y firmeza en su ascendente calidad de líder político y militar.

Por otra parte, es probable que el dictador ruso esperaba el resuelto apoyo de China en su incursión militar, especialmente cuando sus debilidades se antojaron obvias. Pero Pekín prefirió a asumir una mesurada actitud que no superó el formal discurso.

Este escenario puso de relieve además la marcada importancia de los medios electrónicos tanto para comunicar prolijamente con textos y fotografías el rumbo de las incursiones militares como el alto número de inocentes víctimas.

En cualquier caso, la valiente e inesperada resistencia de Ucrania lleva a recordar la torpe invasión de Stalin a Finlandia en 1940. Suponía entonces el dictador ruso que conquistaría a pequeño este país en pocos días, pero fue sorprendido por una deprimente derrota.

Un hecho que, de un lado, alienta e inspira a los ucranios, y, del otro, podría conducir a Finlandia a adherir a la NATO a fin de fortalecer la seguridad nacional.

En cualquier caso, la torpe invasión rusa hoy frenada por los ucranios plantea y multiplica no pocos interrogantes.

Uno de ellos: ¿Aceptará Zelensky la parcial conquista rusa de Crimea y la escisión de su país entre la ciudadanía que prefiere a Moscú y aquellos que se inclinan por la democracia occidental?

Y otro: ¿Cómo acertará a reconstruir las ciudades –incluyendo escuelas y hospitales- destruidos por los rusos?

¿Ofrecerán los países miembros de la NATO el necesario soporte político y financiero más allá de la actitud hostil de Moscú?

¿Y cuál será la actitud internacional de Israel cuando en estos días debe lidiar con la multitudinaria llegada de refugiados, circunstancia que sustancialmente agrava la crisis habitacional en el país?

En suma: hechos y escenarios que alteran sustancialmente el escenario europeo e internacional.

Y los que hasta aquí confiaron en la buena voluntad de Putin y en el carácter de régimen que ha impuesto a su país deberán revisar sus planteamientos.

 

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