Enlace Judío México e Israel – Para no pocos, las voces de protesta por la invasión rusa a Ucrania sorprenden.

Entre aquellos que conocen el itinerario de Putin desde su arranque como miembro del espionaje de su país en Alemania, el estilo de su mandato como regente de San Petersburgo, y su certidumbre de que será líder inapelable de Rusia hasta el fin de sus días no hay lugar para sorpresa alguna.

Como buen jugador del ajedrez político Putin se tomó el tiempo necesario para calcular sus movimientos y multiplicar la incertidumbre.

A mi parecer, los rápidos avances de las fuerzas rusas no dejan lugar para dudas: la conquista de Ucrania es el primer paso que conducirá por fin al renacimiento de la Unión Soviética.

Tendencia que Jerusalén se ve obligada a sopesar con prudencia considerando los términos de un acuerdo implícito con Moscú que facilita las operaciones de Jerusalén en contra de Siria y asegura la definitiva anexión del Golán.

Por otra parte, es verosímil que la agresión rusa a Ucrania habrá de alentar las conocidas intenciones de China respecto a Taiwan.

Si en el primer caso la iniciativa rusa contó con el irresponsable silencio de Washington, ¿por qué habrá de protestar si se repite y multiplica en otras zonas del mundo?

Ciertamente, si estas tendencias se apegan a los cálculos que presiden estos escenarios es verosímil que tendrán también expresión- en el andar del tiempo- más allá de Europa y del continente asiático.

Escenarios y virajes que el lector debe juzgar. Y confieso: nunca antes quise estar en el error.

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