Enlace Judío – En su ensayo magistral Contra el fanatismo, el escritor israelí Amos Oz describe el conflicto entre Israel y Palestina como “una guerra se lucha entre fanáticos convencidos de que sus fines santifican todos los medios” llevada a cabo por “gente que cree que la justicia, sea cual sea el término que signifique para ellos, es más importante que la vida”.

Las últimas semanas han traído consigo una triste prueba de que Oz tenía razón. Tanto Israel como Palestina han sido atemorizados por gente que confunde la venganza con la justicia. En respuesta a una serie de ataques terroristas perpetrados por palestinos en Israel, que han resultado en el asesinato de trece personas, algunos colonos han decidido llevar el asunto a sus propias manos.

Tal fue el caso en de Jalud y Tuba, ciudades palestinas amedrentadas por turbas de israelíes provenientes de los asentamientos. Ataques con piedras, golpes a adultos mayores, incendios a granjas y destrucción a propiedad privada fueron parte de la “revancha” de los colonos.

Para los residentes de Jalud y Tuba, el terror de los colonos es una situación cotidiana. En Tuba, la situación es tan peligrosa que soldados israelíes llevan más de quince años acompañando a niños palestinos en su camino a la escuela para no enfrentar violencia de los colonos. 

Aunque la violencia de colonos se intensifica en respuesta a ataques terroristas en Israel, no solamente ocurren en ese contexto. Ali Awad, residente de Tuba, relata su miedo cuando se enteró de lo que sucedía en su pueblo ante el trasfondo de lo que había sucedido unos meses antes en una ciudad vecina, Mufgara: “En Mufgara, los colonos destruían casas y decenas de automóviles, apuñalaban animales y herían a personas con piedras; a un niño de cuatro años le rompieron el cráneo mientras dormía en su cama, golpeado por una piedra lanzada por los colonos”.

Por lo que relata Awad, es posible notar un sentimiento de inseguridad, un miedo de una violencia que puede llegar en cualquier momento. De manera similar, es posible notar el mismo sentimiento en Amant, un residente de Bnei Brak, cuando habla del ataque terrorista en su ciudad de hace dos semanas: “El sonido de los disparos todavía resuena en mi mente. Fue una pesadilla, se supone que nuestra casa es el lugar más seguro”.

Igual que para los palestinos la violencia de colonos no es un sentimiento extraño, para los israelíes los ataques terroristas perpetrados por palestinos siempre han estado presentes. Las intifadas y distintas olas de terror han marcado el espacio público por décadas.

Mientras portales pro-israelíes en todo internet reportaban extensamente sobre los ataques de terror perpetrados por palestinos, páginas pro-palestinas subrayaban la nueva ola violencia de colonos israelíes en sus pueblos. Solo basta un vistazo a perfiles en Twitter o Instagram de páginas como StandWithUs del lado pro-israelí o IMEU del pro-palestino para comprobarlo.

Tal como las palabras de Awad y Amant, las publicaciones relatan diferentes sucesos, pero son iguales en esencia: al quitar las banderas nacionales, ambas relatan la inseguridad a una violencia no correspondida y espontánea. A esa violencia disfrazada de justicia de la que habla Amos Oz: la que sus perpetradores creen que es más importante que la vida.

 


Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.