Enlace Judío – En los primeros meses de 1945, los ejércitos aliados liberaban decenas de ciudades que permanecieron ocupadas por el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial. Este avance militar traía alivio y un gran sentimiento de alegría para muchos, pero también dejaba al descubierto un sinfín de tragedias.

Abril, 1945

En abril una avalancha de campos de concentración son encontrados. Buchenwald, Bergen Belsen, Dachau; la prensa local acude a documentar todo lo encontrado, no vaya a ser que con el paso de los años, alguien se atreva a negarlo.

Mientras los campos de la muerte son liberados, el presidente de los Estados Unidos, Franklin Roosvelt, muere sin poder ver su victoria final. Sin duda es una gran tragedia. Los estadounidenses despiden al hombre que siempre mostró una admirable fuerza.

En contraste y del otro lado del mundo, en Italia, Benito Mussolini es asesinado por su propia gente, su rostro termina siendo irreconocible. Es el final del fascismo, una ideología que ya no tiene cabida en los hombres libres.

Mayo, 1945

Con los ejércitos aliados finalmente en Berlín, Hitler sabe que no tiene ni la más mínima posibilidad de huir, contrae matrimonio con su amante Eva Braun y se suicida dejando tras de sí todo un continente en ruinas.

El 8 de mayo de 1945 Alemania firma su rendición en Berlín; hay vencedores y vencidos pero también hay millones de personas que fueron víctimas de un genocidio. Los nazis se rinden y la escena es celebrada y aplaudida, pero a las personas asesinadas en cámaras de gas nadie les puede devolver la vida.

Hoy, a tantos años de aquel terrible Holocausto todavía quedan muchas preguntas por responder, así que después de una guerra tan desastrosa hay mucho que reflexionar, por los que murieron, por los que quedaron vivos, pero sobre todo, por nosotros mismos, porque aquél que olvida su pasado está condenado a repetirlo.

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