Enlace Judío México e Israel – En entregas pasadas hablamos de las catacumbas judías en Roma, estructuras funerarias particulares del periodo romano en las que varios judíos de la élite fueron enterrados. Estas catacumbas nada tienen que ver con las restricciones halajicas que al día de hoy se mantienen en la ritualidad funeraria judía, sin embargo dichos enterramientos proporcionan un testimonio arqueológico de épocas en donde existía un espectro más amplio que incluía varias realidades de ser judío.

Dentro de estas catacumbas fueron encontrados varios objetos de uso litúrgico. Al seguir la costumbre romana, estos judíos de la élite fueron inhumados en sarcófagos decorados y ataviados con ropajes y enseres de lujo, aspecto que revela un orígen egipcio en esta tradición romana. Los judíos “helenizados” que habitaron el Mediterráneo y también la península Itálica adoptaron estas costumbres y se enterraron con sus objetos de valor.

Entre los enterramientos, los arqueólogos encontraron algo fascinante: una serie de platones manufacturados en la técnica del vidrio de oro. Dichos enseres pertenecen a un tipo específico de hechura en donde los artesanos combinaban la técnica del pan de oro con la del fundido del vidrio. A través de un proceso lento, los orfebres golpeaban pedazos de oro hasta convertirlos en laminillas delgadas. Éstas eran aplicadas en objetos de vidrio al momento de su fundición.

Dentro del arte objeto griego se pueden encontrar ejemplos de esta manufactura desde los siglos IV y III antes de la era común. Los bordes de platos, copas y vasos lucían una película interna de oro. Hasta ahora, los arqueólogos italianos han descubierto cerca de 500 piezas en las catacumbas romanas. A pesar de la gran cantidad de objetos encontrados, éstos realmente representan la minoría de enseres hallados, toda vez que por ser de vidrio, dichos objetos son frágiles. Esta es la razón de que nos llegaran tan pocos a nuestra modernidad.

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Platón ritual judeo-romano con la representación de los leones, dos menorot y el Hejal del Templo, Roma, siglo II e.c. Tomada de wikicommons.

Cuando se tenía la pieza de pan de oro, los orfebres creaban un disco de vidrio soplado. Una vez que se tenía la forma requerida, se aplicaba sobre el disco un derivado de la resina de acacia, misma que servía como aglutinante para fijar el oro en donde se quisiera. A la par, se hacía otro disco y cuando ambas piezas estaban listas se unían, quedando el oro entre las dos piezas de vidrio. Seguía entonces un proceso de moldeado en el que se daba forma de plato, vaso o copa al objeto. La pieza era calentada una vez más para fusionar los bordes y se dejaba enfriar.

Arqueológicamente, los ejemplos más antiguos del vidrio de oro se han encontrado en la cultura helénica y de ahí pasaron al mundo romano para ser adoptado por todas los pueblos que conformaron el imperio. Esta técnica también se aplicó para los mosaicos. Se han encontrado talleres de vidrio de oro en varias partes del Imperio Romano, desde Colonia hasta Alejandría.

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Medallón de oro romano, Alejandría, Egipto, siglo III e.c. Imagen tomada de Wikicommons.

Además, este estilo de piezas fue adoptado por judíos y cristianos de los siglos I y II de la era común.

Dentro de las 500 piezas encontradas dentro de las catacumbas romanas, se han hallado 13 objetos que contienen una iconografía judía. Los arqueólogos establecen que son marcadores funerarios y representan la situación económica de familias de élite judías. A diferencia de los platos y vasos romanos que presentan retratos humanos, las piezas judías no contienen una representación antropomorfa; por el contrario, mantienen los símbolos judaicos del periodo, tales como los leones de los reinos de Israel y de Yehudá; la Menorah; el Bet HaMikdash; shofarim; ánforas de aceite; e incluso los frutos de Sucot. En otros ejemplos se muestra un Arón Hakodesh que guarda una serie de rollos, incluso algunos investigadores han encontrado símbolos que se relacionan con la fiesta de Purim.

Las piezas judías y no judías incluyen frases similares. Esto hace pensar que los objetos se hacían en talleres generales en donde los romanos, judíos y, posteriormente cristianos, acudían como clientes y solicitaban la manufactura de dichas piezas. Éstas eran dadas en momentos importantes como nacimientos, bautizos, bar mitzvot, o bodas. Los vasos romanos y judíos contienen las mismas frases relacionadas con dedicatorias de la buena suerte tales como “ánima dulcis” o “vivas cum”, que se traduciría como “que vivas con…” Este detalle revela que los vidrios con pan de oro eran elementos igualmente utilizados como obsequios dentro de una élite romana, judía y finalmente, cristiana.

Es importante hacer notar que estas piezas tan frágiles llegaran hasta nuestros días y que trece piezas estén identificadas como arte judío. De esta manera podemos ampliar nuestro sistema de entendimiento de las varias formas de ser judío en la antigüedad romana, algunas bastante bellas estéticamente hablando.


 

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