Enlace Judío – La Knéset aprobó este miércoles un proyecto de ley preliminar para su disolución con una mayoría de 110 de los 120 legisladores, allanando el camino para la quinta ronda de elecciones en Israel en tres años y medio, informó Haaretz.

El proyecto de ley pasará ahora al Comité de Constitución, Derecho y Justicia de la Knéset, dirigido por el legislador de Yamina, Nir Orbach, uno de los rebeldes del partido, quien indicó que pretende dar tiempo a la oposición para formar un gobierno alternativo y evitar nuevas elecciones.

El proceso de disolución requiere cuatro votaciones y dos revisiones del comité. Se espera que la Knéset complete el proceso la próxima semana.

Orbach informó a Bennett, a principios de esta semana que votaría en contra del gobierno, lo que llevó al primer ministro a disolver la Knéset.

El líder de la oposición, Benjamín Netanyahu, ha estado negociando con Orbach para asegurarle un puesto en la lista del Likud, en caso de que caiga el gobierno.

Por otro lado, la coalición tenía previsto acelerar la votación para prohibir a un legislador con cargos penales ejercer como primer ministro.

Sin embargo, Netanyahu, a quien se dirigiría el proyecto de ley, indicó que el Likud no apoyará ninguna ley presentada por el gobierno hasta que se permita al exlegislador de Yamina Amijai Chikli, unirse a la oposición en la próxima ronda de elecciones.

Chikli, fue expulsado del partido Yamina en abril debido a su oposición a la coalición gobernante que se formó el año pasado, lo que significa que no puede postularse a la Knéset con ningún partido. El Likud exige revocar la norma antes de respaldar cualquier proyecto de ley, incluida la legislación que extiende la ley israelí a los colonos que viven en Judea y Samaria (Cisjordania) y que precipitó la crisis actual.

Chikli recurrió a los tribunales contra la decisión de la coalición y está a la espera de una decisión.

El líder de la coalición, Boaz Toporovsky de Yesh Atid, defendió la decisión de disolver la Knéset.

“Es un día triste para la democracia. Lo hacemos con el corazón encogido, pero de todo corazón, porque el beneficio del Estado siempre ha estado y estará por encima de cualquier otro beneficio”, dijo.

Destacó que, incluso en esta última fase de la disolución de la Knéset, la oposición se niega a cooperar.

“La oposición sigue retrasando la decisión de ir a elecciones. Es una oposición que se ha enamorado de interferir en el sistema de gobierno”, enfatizó Toporovsky.

“Desde el primer día, este gobierno ha enfrentado a una incitación sin precedentes. La oposición no dejó de lado su estrategia de pintar al gobierno como ilegítimo… Ante esta incitación, tres legisladores de la derecha no soportaron su presión, se doblegaron. Ellos son los que derrocaron el gobierno y nosotros seguiremos adelante”, dijo al pleno el legislador Meretz, Mossi Raz.

“Tras las elecciones, tendremos otro gobierno con este modelo, pero mejorado; una colaboración árabe-judía, sin sucumbir a las amenazas de la derecha”, subrayó.

Por su parte, el diputado del Likud, Yariv Levin, quien presentó uno de los nueve proyectos de ley de la oposición para la disolución de la Knéset, reiteró que el gobierno de Bennett-Lapid es “el peor gobierno de la historia de Israel, creado sobre la base del odio ciego y una malversación sin precedentes de la confianza de los votantes”.

“Hoy estamos poniendo a Israel en un nuevo camino. Del odio al amor”, dijo Levin.

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