Soberanía y soberano

Explicamos anteriormente (ver aquí) que de acuerdo a Maimónides el Mesías del que habla el judaísmo será un monarca, un gobernante de Israel, descendiente de la dinastía de David.

Para comprender un poco mejor el tema de la renovación de la monarquía de David a través del Mesías necesitamos comprender lo siguiente. La Torá, el Pentateuco, no habla explícitamente de un Mesías —y más adelante entenderemos por qué— pero sí habla en Debarim capítulo 30, 1-10 de dos eventos que ocurrirán en los tiempos Mesiánicos. (1) El regreso del pueblo judío (2) a su Israel soberano (וירשתה).

En los tiempos mesiánicos, los judíos no regresaremos a “Palestina”, es decir, a la tierra de Israel que esté bajo la soberanía inglesa, o que sea parte del imperio romano o el otomano, como ocurrió en los últimos 2,000 años. La Torá anticipó que el pueblo judío regresará a “su” tierra y los judíos tendremos soberanía sobre la misma.

Shi’ Abud Maljuyot

Voy a tratar de explicarlo mejor. El Talmud —y Maimónides— repiten una y otra vez en nombre del gran rabino Shemuel de Nehardeá (165-254 de la era común) que la diferencia fundamental (“exclusiva”, según Shemuel) entre los tiempos mesiánicos y los tiempos actuales (es decir: los tiempos del rabino Shemuel) será que en los tiempos mesiánicos no existirá el “shi’abud maljuyot”, es decir, el sometimiento del pueblo judío que vive en Israel a una nación no judía, como ocurría por ejemplo cuando Israel, la tierra y el pueblo, estuvieron bajo los romanos cuando este concepto, שעבוד מלכויות, fue acuñado.

Ahora se puede comprender mejor cómo estos dos elementos van de la mano: el Mesías es el soberano judío, porque hay un estado judío soberano. Previo a 1948, la última vez que tuvimos un estado judío soberano fue en la época de los Jashmonayim, alrededor del año 160 antes de la era común. Este estado persistió por unos 80-90 años.

Pero durante los próximos 2,000 años, la soberanía judía en Israel fue un sueño inalcanzable. Hoy en día, sin embargo, se presentan las condiciones políticas necesarias para la llegada del Mesías.

La segunda condición del Mashiaj

“Cuando surgiera un rey (1) de la casa de David que (2) diligentemente estudiara la Torá y observara sus mitsvot según lo prescribe la Torá escrita y la Torá oral, como lo hizo David, su antepasado, e instara a todo el pueblo de Israel a encaminarse (en el camino de la Torá) y corrigiera las brechas de la observancia de la Torá [es decir: lo que el pueblo judío está haciendo mal respecto a la observancia religiosa]…”. MT, Melajim capítulo 11: 4.

Hay un segundo requisito para que este monarca descendiente de David sea considerado el Mashiaj. Maimónides explica que la conducta y el accionar de este rey tiene que ser similar al de su ancestro, el rey David. En el plano personal y nacional. Es decir, deberá ser un estudioso y estricto observante de la Torá, y desde su rol de monarca debe encargarse que la Torá sea observada por su pueblo.

En otras palabras: en los tiempos del Mashiaj la Torá se transformará nuevamente en lo que siempre fue: La Constitución de la Nación judía. Y esta será la responsabilidad del Mashiaj. ¿Por qué es importante mencionar que la Torá será observada por el Mashiaj? En primer lugar, porque si repasamos la historia de los reyes de Israel, veremos que lamentablemente la mayoría de los monarcas judíos -incluso muchos de los descendientes de David- ¡no fueron leales a HaShem, ni a su Torá, ni a sus profetas! No se ocuparon de que la Torá se cumpliese y la transgredieron en lo personal y en lo nacional.

Por eso la aclaración de Maimónides de que el Mesías debe ser “como David”, el rey de Israel, que más fiel y leal fue a Dios.

¿Cancelar la Torá?

Hay otra razón adicional que llevó a Maimónides a aclarar este punto. En este contexto, y teniendo en cuenta la teología cristiana del reemplazo, Maimónides aclara que el Mashiaj NO vendrá a cambiar las leyes de la Torá. Todo lo contrario: vendrá a enseñarlas, aplicarlas y hacerlas cumplir!

(Melajim 11:3): «Nuestra Torá, sus preceptos y leyes, nunca jamás serán reemplazados. Nada se agregará a sus preceptos y ninguno se anulará [ni siquiera en los tiempos mesiánicos]. Y si alguien sugiriera [en nombre de Dios] agregar o quitar un precepto, o interpretarlo fuera de lo que nuestra tradición explica, sabremos que se trata de un impostor o de un hereje..».

En otras palabras, si un candidato a ser el Mashiaj propusiera cambiar, aunque sea “una” de las leyes de la Torá, sabremos que se trata de un falso Mesías. Aquí Maimónides también hace alusión a las dos grandes religiones bíblicas, que en teoría aceptaron la Biblia Hebrea, pero cambiaron, agregaron o quitaron a sus preceptos.

Maimónides también menciona explícitamente a Yeshu (Jesus), ya que él se autoproclamó como el Mesías del pueblo judío.

Maimónides explica por qué Yeshu representa todo lo contrario a lo que el Mashiaj debía ser para el pueblo de Israel.

Hiljot Melajim, 11:4a.

«…Yeshua se imaginó que él era el Mashiaj y fue condenado por orden del tribunal judío. Esto ya había sido profetizado por Daniel, que dijo: «Y los hijos de los indecentes de tu propio pueblo, serán enaltecidos, y tratarán de que se cumpla una visión profética [que ellos mismos falsamente formularon], pero fracasarán» (Daniel 11:14).

¿Y existe acaso algún fracaso más grande que éste? Todos los profetas dijeron que el Mashiaj nos salvará [de nuestros enemigos], nos traerá de nuevo a Su tierra y fortalecerá la observancia de la Torá. Y este [hombre, Yeshu] provocó [todo lo contrario]: la muerte de los judíos por la espada, el exilio de los judíos y su dispersión y persecución; intentó reemplazar la Torá, y engañó a la mayoría de mundo [haciéndolos] que sirvan a un dios, que no es HaShem»

Continuará…


 

Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío. Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío