Enlace Judío – Parece una bolsa de plástico. Actúa como tal, pero se disuelve completamente en el agua.

Esta alternativa para el plástico es creada por Sharon Barak, directora de tecnología de la empresa Solutum de Israel, que recientemente ganó la tercera competencia anual de startups de la Escuela de Administración de la Universidad de Tel Aviv, informó el portal Israel21c.

“El planeta no va en la dirección correcta. Todos conocen el problema del plástico. Después del cambio climático, el plástico es lo segundo elemento que arruina nuestro planeta”, explicó Barak.

Como madre de dos hijos de uno y tres años, hoy se pregunta cómo será su vida y si siquiera existirá el planeta.

La necesidad de una solución a los 350 millones de toneladas de plástico que hay en la Tierra se hizo más personal, más urgente.

Como ingeniera química en el Departamento de Investigación y Desarrollo de una empresa de plásticos durante varios años, Barak conocía los beneficios del plástico, pero sabía que la gente no lo usa de manera responsable.

“La mitad del plástico se usa una sola vez, una vez”, expresó.

El reciclaje puede ser una “buena solución”, dijo, pero sigue existiendo el problema de transportar los plásticos para reciclar y el proceso de reciclado en sí, que genera más contaminación.

La estadística preocupante es que a pesar de los esfuerzos ecológicos en todo el mundo, solo se recicla el 9 por ciento de los plásticos.

“Debemos encontrar una solución para el otro 91 por ciento. Quería resolver el problema del final de la vida útil del plástico”, comentó.

Barak comenzó a investigar cómo se descomponen los materiales biodegradables en la naturaleza y pensó en cómo el azúcar se disuelve en el agua. Cuando se remueve el azúcar con una cuchara, se disuelve aún más rápido. Entonces se le ocurrió la idea de desarrollar un material natural que se disuelva como el azúcar en el agua.

En 2017, fundó Solutum, con el objetivo de fabricar productos biodegradables que sean respetuosos con el medio ambiente.

“No se necesitan procesos elaborados ni productos químicos para descomponer el material. Una vez que los consumidores han utilizado el producto hecho con Solutum, simplemente lo tiran por el desagüe”, dijo.

Los empleados de la empresa, 20 personas de todas las religiones y edades, de 20 a 70 años, fabrican los productos con materia prima 100 por ciento ecológica.

Utilizan la maquinaria habitual que se emplea para fabricar plástico, por lo que “reducen los costos y cumplen los requisitos de los fabricantes”, agregó.

La empresaria comentó que tienen pedidos de la gigante internacional Colgate, así como de empresas más pequeñas.

La empresa comenzará a producir y vender en Estados Unidos en los próximos meses. Barak no revela dónde, pero la empresa tiene previsto utilizar las fábricas existentes.

Su próximo desafío es convencer a alguien para que invente una tinta biodegradable, de modo que cuando una bolsa de plástico se descomponga, desaparezca también la pequeña cantidad de tinta utilizada para el logotipo de la marca.

Barak espera que los productos de Solutum puedan sustituir al plástico, “que está contaminando nuestro entorno, causando un daño devastador a la naturaleza”.

“El plástico que llega al mar mata a más de un millón de animales marinos al año. Este plástico también vuelve a nosotros en los alimentos y el agua, causando grandes problemas de salud”, enfatizó.

Admite que en un principio fundó la empresa para participar en una competencia de startups, que perdió.

Volvió a intentarlo, y tampoco lo logró. Al tercer intento, finalmente ganó.

“Nunca debes rendirte solo porque alguien piensa que no eres ganadora. Hay que seguir intentándolo porque al final encontrarás a alguien que piense que eres ganadora”, concluyó.

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