Enlace Judío – A veces creemos que la espiritualidad existe en un terreno separado del mundo o la vida cotidiana. Tendemos a caer en ese error porque los rituales religiosos, al estar separados de lo que nos rodea, nos ayudan a ver caras de la realidad que de otra forma se perderían a nuestra percepción. Sin embargo, la idea nunca ha sido que éstos existan de forma aislada sino que sus aprendizajes nos ayuden a santificar la vida que llevamos a cabo diariamente, cuando logramos estar presente en nuestra realidad y aprendemos a apreciar y ver la valor trascendente que tiene en la existencia. El trabajo espiritual en gran medida ocurre cuando decidimos cambiar la forma en la que vemos el mundo y actuamos en él; es la construcción de nuestra persona a través de una postura moral, de un encuentro, de una actitud. Es personal e íntimo, pero en ningún momento está separado de lo que sentimos, vemos o creemos al actuar dentro de nuestra realidad.

humildad KotelNos encontramos en el mes de elul éste es el mes previo a tishrei, es decir el mes previo al ciclo de Rosh Hashaná, Kipur y Sucot, son días en los que intentamos potenciar nuestro crecimiento al máximo. Intentamos que nuestra introspección y cambio sea sincero a lo largo del mes para que cuando lleguen las festividades podamos realmente pararnos frente a D-os con el corazón abierto, la consciencia tranquila y podamos alabarlo con todos nuestros recursos. Uno de los elementos que más se exaltan en estas épocas es la de ver a D-os como Rey y reverenciarlo, se toca el shofar pensando en que los rezos te deben hacer temblar. A continuación me gustaría ahondar en cómo la humildad bien trabajado nos ayuda a llegar a este objetivo. Espero les guste.

La humildad y la sorpresa frente a D-os

¿Quién es D-os? Es una de las preguntas que todo religioso se hace constantemente y a la cual sólo se le puede dar una respuesta personal, navegamos sobre ciertas pautas, pero al final del camino es uno el que genera su propia perspectiva de cómo decide relacionarse con la Divinidad. En mi caso la creencia en D-os radica fuertemente en aceptar que hay cosas superiores a mí, en poder ver al mundo y maravillarme frente a su grandeza. En cierta forma, es asumir que las cosas me fueron dadas y que puedo agradecer por ellas: mi vida, mi cuerpo, mi racionalidad, incluso la posibilidad de admirar y maravillarme como tal frente a ese mundo que veo y en el cual vivo, ninguna de ellas las formé yo. En pocas palabras D-os para mí es aquello que está atrás de eso que amo y es absoluto.

Pensar en Su grandeza, pensar lo mucho que desconozco de Él tiene un efecto variado en mí: por un lado me hace ver mi propia pequeñez y me vuelve humilde, al mismo tiempo, mi corazón se agranda de aceptar dicha realidad que me sobrepasa y despierta en mí el deseo de conectarme con eso; ser parte de ello. La reverencia también me hace “temblar” despierta en mí la conciencia de lo grande que es aquello ajeno a mí y de lo que a la vez también soy parte.

Poder dar

humildad niñasComo mencionamos antes una de las grandes ventajas de este estado de reverencia es que le permite a la persona construir dentro de sí una actitud humilde. Cuando uno se maravilla frente al mundo y su inmensidad también uno entiende que no es el centro de la existencia, al aceptar el mundo externo que nos rodea también aceptamos nuestra propia impotencia y vulnerabilidad; nosotros no hacemos que las cosas sucedan, ponemos el esfuerzo, pero no el resultado. A la vez que esto puede causar sentimientos negativos también ocasiona un sentimiento de paz enorme a través de la aceptación y nos da la posibilidad de participar en el mundo desde otro ángulo. Bajo esta visión hacemos las cosas que hacemos porque las amamos y queremos ser parte de ellas.

Otro aspecto también es que esta disposición le da a uno la posibilidad de trabajar en servicio de un fin ajeno a uno mismo, la vida cobra un sentido muy bello cuando tenemos la posibilidad de dar y dedicarnos a algo más que sólo nosotros mismos. Todo camino espiritual busca el balance entre trabajar para uno y trabajar para los demás el Pirkei Avot lo resume en una frase “Si no soy para mí ¿quién lo será para mí? Si sólo soy para mí, ¿qué soy?” (1:14). Nos obligamos a deshacernos de nuestros caprichos, nuestro egoísmo y nuestra soberbia para poder dar y servir a algo más bello que éstos.

Las identidades y expectativas

Otro aspecto muy importante que encuentro dentro de la reverencia es que la confrontación con la grandeza de D-os también me obliga a deshacerme de mi identidad. Para explorar realmente dentro de mí tengo que desmenuzarme ver que ni siquiera lo que soy ha sido formado por mí y explorar a profundidad los arraigos que me vuelven egoísta, que me dan una identidad falsa, que rompen la humildad. Cuando uno suelta la identidad se vuelve mucho más libre y entiende que lo importante es la relación que establece con el mundo, la forma en la que actúa y cómo lo ve más allá de que quién es o que valor puede darse a sí mismo. Deshacerse de la identidad le lleva a uno a ver la realidad que lo rodea y enfocarse en lo que es importante.