Enlace Judío – Lo llaman el máximo sobreviviente: Shaul Ladany fue liberado de Bergen-Belsen y escapó de la masacre de 11 compañeros atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972, informó The Times of Israel.

Hoy, a los 86 años, volvió a Alemania para visitar los dos lugares de los que escapó por poco de la muerte.

Ladany llevó a sus familiares al campo de concentración de Bergen-Belsen, en el norte de Alemania, para mostrarles el lugar donde fue encarcelado por los nazis cuando era un niño de 8 años.

El lunes asistirá, junto al presidente de Israel, Yitzhak Herzog a la conmemoración del 50 aniversario de la masacre de sus compañeros perpetrada por terroristas palestinos.

Nacido en 1936 en Belgrado, la antigua Yugoslavia, Ladany compitió en los Juegos de Múnich en 1972 como corredor. Ahora, en Bergen-Belsen caminó a paso ligero con unos tenis de color verde lima y un sombrero de sol beige mientras guiaba a su nieta, su hermana menor y tres sobrinos por el antiguo campo de concentración que se ha convertido en un lugar conmemorativo. Señaló un terreno, hoy cubierto por arbustos de arándanos y brezo y altos abedules y pinos, donde se encontraba la barra nº 10.

Estuvo retenido allí con sus padres y dos hermanas durante meses en 1944 antes que lograran salir gracias a un acuerdo negociado por fundaciones judías húngaras y suizas, que pagaron a los nazis un rescate para liberar a más de 1,600 judíos deportados de Hungría.

Shaúl Ladany con sus familiares en Bergen-Belsen
El corredor olímpico israelí Shaul Ladany, muestra a sus familiares la maqueta en miniatura del antiguo campo de concentración nazi de Bergen-Belsen durante su visita al campo, el 3 de septiembre de 2022. (Markus Schreiber/AP)

“No es agradable recordar lo que sucedió aquí”, dijo Ladany en una entrevista con The Associated Press en el antiguo campo de concentración. Pero para él era importante volver y contar a sus familiares los horrores que sufrió durante el Holocausto. Es un peregrinaje que ya ha hecho varias veces antes con otros miembros de su familia.

“Siempre traigo aquí a alguno de mis familiares para enseñarles, para educarlos sobre lo que sucedió”, expresó.

Aunque era un niño en aquella época, aún recuerda el hambre constante y las revisiones diarias e interminables, en el frío viento del exterior de los barracones, cuando los guardias contaban a los prisioneros del campo.

Su familia huyó de Belgrado en 1941 cuando su hogar fue bombardeado por la Luftwaffe, o fuerza aérea alemana. Escapó a Budapest, Hungría, pero finalmente fue capturada por los nazis y enviada a Bergen-Belsen, donde cerca de 52,000 prisioneros, la mayoría judíos, fueron asesinados, o murieron poco después de su liberación por los soldados británicos el 15 de abril de 1945.

Tras su liberación, Ladany y su familia se trasladaron a Suiza y finalmente emigraron a Israel en 1948. Shaúl creció y se convirtió en profesor de ingeniería industrial y en un consumado corredor: Aún tiene el récord mundial de 50 millas, establecido en 1972.

Comentó que cuando llegó a Múnich para las Olimpiadas, a los 36 años, intentaba adivinar la edad de cada alemán que conoció, y “si en mi mente estaba en el grupo de edad que podría haber participado en las atrocidades del Tercer Reich, impedía cualquier contacto”, dijo.

Sin embargo, esta vez no fueron los alemanes los que amenazaron su vida.

A primera hora de la mañana del 5 de septiembre, miembros del grupo terrorista palestino Septiembre Negro irrumpieron en la Villa Olímpica, mataron a dos atletas de la delegación israelí y tomaron a otros nueve como rehenes, exigiendo la liberación de presos palestinos en Israel, así como de dos extremistas de izquierda en las cárceles de Alemania Occidental.

Placa conmemorativa en honor a los 11 atletas israelíes asesinados en la Masacre de Múnich de 1972
Una placa conmemorativa de los once atletas israelíes y un oficial de policía alemán que fueron asesinados en la Masacre de Múnich de 1972, se encuentra en el antiguo alojamiento del equipo israelí en la Villa Olímpica de Múnich, Alemania (Matthias Schrader/AP).

Ladany logró escapar de nuevo. Un aterrorizado compañero de piso lo despertó para decirle que un compañero había muerto, y rápidamente se puso los zapatos y corrió hacia la puerta de los dormitorios donde se alojaban los atletas.

Afuera vio a un funcionario olímpico suplicando a un hombre con gorra, identificado más tarde como el líder de los terroristas, que fuera “humano” y dejara entrar a los funcionarios de la Cruz Roja a los dormitorios cercanos. El hombre, recuerda Ladany, respondió: “Los judíos tampoco son humanos”.

Ladany se dio la vuelta, se puso algo de ropa encima de la pijama y se unió a otros compañeros para huir. No todos tuvieron tanta suerte; los nueve rehenes y un policía murieron durante un intento fallido de rescate de las fuerzas alemanas.

“Desde entonces el mundo ha cambiado”, dijo.

Alemania Occidental fue criticada no solo no haber rescatado a los atletas, sino también por retener durante décadas los archivos históricos de los trágicos sucesos y por no ofrecer suficientes indemnizaciones a las familias de las víctimas. Los familiares de los 11 atletas asesinados habían amenazado con boicotear el aniversario del lunes, pero la semana pasada llegaron finalmente a un acuerdo por el que recibirán una compensación de 28 millones de euros (dólares).

Ladany asistirá al acto conmemorativo vestido con la chaqueta original del equipo israelí de 1972, y desea mostrar al mundo que tanto él como Israel han sobrevivido.

“Los que intentaron matarme ya no viven. Nosotros seguimos aquí. No solo como individuos, sino también como país”, concluyó.

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