Enlace Judío – Nidal Agbaria, un periodista árabe israelí que informaba sobre la violencia en su comunidad fue asesinado en un acto de cobardía a principios de mes.

Mientras manejaba regresando a su casa un lunes por la noche, atacantes desconocidos dispararon a su automóvil hasta que falleció. Su homicidio es otra instancia más de la violencia extrema que desangra a las comunidades palestinas al interior de Israel

El crimen no sólo cobró la vida de un periodista. Asesinar a alguien que escribe, investiga y reporta es matar el derecho a saber.

Es un mensaje con sangre y fuego que comunica la llegada del terror; de aquel que hace al periodista dudar si publicar una nota o si vale la pena investigar, situándolo en un dilema que contrapone su integridad personal con la responsabilidad de informar. Mientras avanza, ese miedo crea una sociedad que poco a poco se torna más oscura.

Agbaria ya había sido amenazado con anterioridad. En 2021, los atacantes dispararon contra su domicilio perforándolo con medio centenar de balas. Su familia estaba ahí, pero afortunadamente nadie resultó herido.

A pesar de la constante intimidación, Agbaria siguió informando. “Estoy consciente de la creciente violencia en la sociedad árabe y de la facilidad con la que la gente aprieta el gatillo, por lo que soy extremadamente cuidadoso con cada frase que publico”, declaró ante el periódico Haaretz después del ataque contra su domicilio. 

La policía israelí sospecha que el asesinato fue parte de una disputa monetaria por parte de grupos de crimen organizado con su hermano, pero la familia del periodista no cree la versión.

Nidal Agbaria había ya mandado reportes a la policía sobre amenazas que recibió por su trabajo periodístico y alertado a diferentes periódicos en el país que su vida estaba en peligro.

Ala’a Agbaria, familiar de Nidal, responsabiliza a las autoridades: “Desde el año 2000, hemos dicho que la policía y la política del gobierno son la causa del crimen. La policía no tomó suficientes medidas para evitar el asesinato. No esperamos que la policía haga algo, son parte del problema”.

La violencia en la sociedad árabe israelí, el tema de investigación principal de Agbaria, lleva siendo una inquietud mayor para la comunidad desde hace más de tres años. Condiciones estructurales de marginación que crean un ambiente fértil para la violencia han permitido que el crimen organizado tome cada vez más control sobre los árabes al interior de Israel.

El asesinato de un periodista rompe un límite muy claro, modificando la dinámica de poder entre libertad y terror. Las autoridades israelíes tienen la obligación de actuar pronto, antes que la epidemia de violencia se derrame irreversiblemente hacia el periodismo.

En el funeral de Agbaria, sus compañeros periodistas lanzaron un ultimátum: si la investigación del caso de asesinato no arroja resultados dentro de dos meses, dejarían de cooperar con la policía.

Ojalá que se realice una investigación seria y el asesinato de Agbaria no se traspapele en la burocracia del Estado.

La impunidad es la mejor aliada del crimen que no cesa. Evitar la normalización de la violencia en las comunidades árabes israelíes debería estar muy arriba en las prioridades de cualquier gobierno israelí. Hacer justicia, dentro de lo que cabe, es una manera efectiva de llegar a ese objetivo.

La partida de Nidal Agbaria deja un hoyo gigante en la sociedad israelí, así como en las vidas de su padre, madre, esposa, hija y hermanos, quienes son los que más lo extrañan. ¡Qué en paz descanse!

 


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