Enlace Judío México e Israel – En febrero de 1840, el fraile capuchino Thomas y su sirviente musulmán desaparecieron y los monjes capuchinos afirmaron que los judíos los habían asesinado para usar su sangre para la Pascua judía (Passover).

Traducción Eugenia Russek del Jewish Press 

Con la cooperación del cónsul francés (los católicos en Siria estaban bajo el protectorado francés en esa época), las autoridades locales fabricaron evidencia y obtuvieron confesiones torturando y matando a judíos y secuestrando a 63 niños judíos. El incidente fue reportado internacionalmente y la mayor parte de la prensa presentó acusaciones no comprobadas como hechos.

Judíos inocentes fueron mantenidos en cautiverio hasta agosto, cuando fueron liberados debido a presiones de Occidente, particularmente judíos de Occidente. A pesar del retiro oficial de las acusaciones, muchos cristianos sirios continuaron repitiéndolas y afirmaron que los judíos fueron liberados únicamente debido a la influencia internacional judía. Varios libros fueron escritos para perpetuar las acusaciones antisemitas. Además de las víctimas judías locales, el incidente fue utilizado como excusa para atizar más antisemitismo a nivel internacional y provocó que los judíos temieran cada vez más por su seguridad. Este acontecimiento histórico es referido como “El libelo de sangre de Damasco”.

La razón más directa de porqué este libelo aún es relevante hoy en día es que esa mentira sigue siendo repetida en el mundo árabe. Como se puede leer en la Jewish Virtual Library, “La idea de que el cargo ritual fue comprobado de forma contundente en Damasco en 1840 es repetida de vez en cuando en los medios de comunicación en lengua árabe y también por diplomáticos que representan a diversos países árabes. La tumba donde (supuestamente) reposan los restos del Padre Thomas se puede ver en la iglesia franciscana Terra Sancta en Damasco, con una inscripción de que fue asesinado por los judíos el 5 de febrero de 1840”.

Como ejemplo, en 1986, el Ministro de Defensa sirio Mustapha Tlass, escribió un libro llamado La matzah de Zión, donde repetía las acusaciones infundadas y el libro se presentó en la feria del libro más grande de la historia saudita (junto con varios otros libros antisemitas como Los Protocolos de los Sabios de Zión y Mi lucha), bajo el patrocinio oficial del gobernante del país, el rey Salman.

La otra razón y quizá la más importante de porqué ese libelo todavía es relevante actualmente, es que el patrón que seguía todavía es el mismo en nuestros días en muchos casos cuando los árabes hacen acusaciones en contra de Israel. Ese patrón consistía en:

– Falsas acusaciones: falsas acusaciones hechas por árabes contra los judíos.

– Apoyo internacional: apoyo internacional diplomático y de los medios de comunicación que repiten las acusaciones.

– Evidencia falsa: desinformación y fabricación de evidencia en contra de los judíos acusados.

– Castigo: castigar a los judíos acusados sin exigir que los responsables del libelo rindan cuentas.

– Aumento del antisemitismo global: continuar repitiendo las falsas acusaciones y amplificando la violencia en contra de los judíos en todas partes.

Un ejemplo reciente es la última guerra en Gaza entre Israel y Hamas, en mayo del 2021.

Falsas acusaciones: la posición de la Autoridad Palestina ha sido consistentemente que cuando Israel ataca a terroristas en Gaza para detener los ataques contra sus propios ciudadanos, está cometiendo “crímenes de guerra” e incluso “genocidio”. Esas acusaciones, sin embargo, no se sostienen. Como lo explica el activista de derechos humanos palestino Bassem Eid, la guerra comenzó debido a los ataques no provocados y motivados políticamente de Hamas en contra de Israel, pero los medios internacionales en su mayoría se concentraron principalmente en los efectos de la guerra dentro de Gaza, omitiendo los ataques de Hamas y la necesidad de Israel de defender a sus ciudadanos.

Apoyo internacional: la parlamentaria del Partido Laborista británico Zarah Sultana respaldó la posición oficial palestina acusando a Israel de cometer “crímenes de guerra”. La Comisionada del Consejo de los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, también declaró que “los bombardeos de Israel sobre Gaza podrían constituir crímenes de guerra”. Aun los más pro-Israel de los líderes extranjeros presionaron a Israel a terminar el combate, pero no fue tomada ninguna acción significativa para prevenir que Hamas vuelva a provocar una guerra similar en el futuro, como lo ha hecho varias veces anteriormente.

Evidencia falsa: la fabricación de evidencia en contra del Estado judío fue generalizada en las redes sociales, e incluso medios de comunicación convencionales como el New York Times cayeron en la desinformación acerca de las acciones de Israel en Gaza, como lo explicó Robert Satloff, el director ejecutivo del Washington Institute. Una comisión de la ONU fue nombrada para investigar las acusaciones de los palestinos, pero la revelación de que la comisión incluye entre sus miembros personas abiertamente antisemitas sugiere que dicha comisión está más interesada en declarar a Israel culpable que en descubrir los hechos.

Castigo: no faltaron intentos de castigar a Israel por defenderse a sí mismo. Quizá el intento más representativo haya sido el voto en la Cámara de Representantes del Congreso Estadounidense en septiembre del 2021, en el que ocho representantes demócratas y uno republicano votaron en contra de adjudicar fondos al sistema de defensa israelí anti-misiles que salva vidas. En defensa de la propuesta, el representante demócrata Richie Torres escribió “Un sistema de misiles defensivo (la Cúpula de Hierro) defiende a civiles de los misiles. De allí que se llame defensivo. Sólo en un universo moralmente invertido sería esto considerado controversial”.

Aumento en el antisemitismo global: las acusaciones falsas y otras formas de desinformación contra Israel fueron utilizadas como excusa para el alza de la violencia antisemita en todo el mundo. El periódico The Times of Israel reportó que “el conflicto entre Israel y Hamas puso el escenario para que antisemitas en Canadá desataran ataques sin precedente que se originaron en las redes sociales – y fueron tanto físicos como virtuales – incluyendo violencia física, incitación y hostigamiento”.

Historias similares provinieron de los Estados Unidos, Austria, el Reino Unido y otras partes del continente Europeo. Como ejemplo de la violencia depravada dirigida hacia los judíos, en el Reino Unido, un auto circuló con un altavoz desde el que gritaban “Fuck the Jews” (Enculen a los judíos), “Fuck their daughters” (Enculen a sus hijas), “Fuck their mothers” (Enculen a sus madres), “Rape their daughters” (Violen a sus hijas), “Free Palestine” (Palestina libre).

Las similitudes entre este incidente y el libelo de Damasco son flagrantes, pero hay una diferencia significativa. Mientras que en 1840 los acusadores pudieron torturar y matar a los judíos que fueron falsamente acusados, e incluso raptar a sus hijos, en 2021, los acusadores intentaron castigar a Israel pero fracasaron. La enorme diferencia entre 1840 y el día de hoy es que los judíos ya tienen un Estado que puede defender a sus ciudadanos y ese Estado tiene aliados poderosos.

Es importante recordar el libelo de Damasco porque si el Estado judío no existiera, todos los elementos que permitieron que ese horrible evento sucediera seguirían estando presentes en el Medio Oriente. El antisemitismo árabe no ha desaparecido y de hecho el antisemitismo aumenta en todas partes cuando los judíos se atreven a defenderse. La única real protección que tienen los judíos es un Estado judío fuerte y aliados poderosos como los Estados Unidos.

No estoy diciendo que toda crítica a Israel es antisemita o encaja en el patrón que acabo de describir. El criticar algunas de las políticas de Israel, en particular los asentamientos israelíes en Cisjordania, puede ser legítimo, pero demasiado a menudo el antisemitismo es aceptado bajo la creencia o excusa de que es una forma de defender a los palestinos.

No hay nada intrínsecamente antisemita en pedir un Estado para los palestinos, no hay nada intrínsecamente antisemita en esperar que Israel y los palestinos negocien un acuerdo que satisfaga tanto el derecho de los palestinos a la autodeterminación como el derecho de los judíos a la autodeterminación. El activismo pro-palestino se vuelve antisemita, sin embargo, cuando promueve políticas cuyo objetivo es destruir a Israel, como negarle a Israel el derecho a (y los medios para) defenderse.

La anterior distinción es crucial porque deberíamos de ser capaces de abogar por la autodeterminación de los palestinos al mismo tiempo que combatimos el antisemitismo. De hecho, es difícil argüir que existe justicia en hacer una cosa sin la otra. El antisemitismo árabe ha impedido que la defensa de los derechos de los palestinos tome ese camino, pero el activismo pro-palestino no tendrá éxito y no debería tener éxito mientras no se aleje del antisemitismo y tome un enfoque ético al promover los derechos de los palestinos.

Fred Maroun

Fred Maroun es un periodista canadiense de origen árabe que vivió en Líbano hasta 1984, incluyendo durante los 10 años de guerra civil. Fred Maroun apoya el derecho de Israel a existir como Estado judío. También aboga por un Medio Oriente liberal y democrático donde todas las religiones y nacionalidades, incluyendo a los palestinos, puedan coexistir en paz unos con otros y con Israel, y donde los derechos humanos sean respetados.


 

Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío. Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío