Enlace Judío México e Israel – Este Shabat es único ya que está en el centro de “Los Diez Días de Teshuba”, los días entre Rosh haShana y Yom Kippur. Durante estos diez días, pedimos a Dios repetidamente que nos inscriba en el libro de la vida. Y también hacemos un cambio significativo en el texto de la Amida, la oración central: en lugar de decir HaE-l haQadosh, “Dios Santo”, decimos HaMelej haQadosh, “Rey Santo”.

Estas adiciones y cambios nos ayudan a entrar en la mente adecuada para Yom Kipur.

¿Qué significa HaMelej haQadosh?

MELEJ: Cuando decimos “Melej” no deberíamos estar pensando en un rey de un cuento de hadas. Tenemos que pensar en “juez”. ¿Por qué? En un estado monárquico, el rey actúa como juez supremo, la máxima autoridad. El rey / juez también emite el veredicto final en términos de la vida o la muerte de sus súbditos. Puede sentenciar a alguien a la pena capital, y también puede perdonar la vida de un individuo sentenciado a muerte. En estos días pensamos en HaShem como el juez supremo, sabiendo que está en sus manos si merecemos o no la oportunidad de vivir un año más.

En Rosh haShanah, la corte celestial inscribe a los seres humanos en uno de dos libros: el libro de la vida o el otro libro. Pero el veredicto final no se sella hasta el final de Yom Kippur, cuando el juez firma la sentencia final. Durante este tiempo —después de dictada la sentencia pero antes de su firma— tengo que apelar un posible veredicto: “culpable”. Mi misión es convencer al juez de que si aún no me inscribió en el libro de la vida, debería reconsiderarlo. Tengo unos días más para demostrar que me arrepiento sinceramente de lo que hice mal. Durante estos días, incluyendo este Shabbat, tengo que demostrarle al juez supremo que puedo ser mejor. En Yom Kippur, me presentaré ante él actuando como mi propio abogado defensor y suplicando por mi vida.

QADOSH: “Qadosh”, generalmente se traduce como “santo”. Pero en el contexto de esta expresión, HaMelej haQadosh significa “único”, “diferente”. En otras palabras, estamos diciendo que HaShem es un juez muy diferente a los otros jueces. Primero, porque Dios es un juez invisible, a quien no vemos, pero que nos ve, nos conoce y conoce nuestros secretos y nuestra vida privada, que ningún juez humano puede conocer. HaShem es “único” y “diferente” porque es un juez al que no podemos engañar con apariencias ni simulaciones… Es “único” porque nada escapa a su conocimiento. A diferencia de un juez humano, HaShem conoce mis pensamientos, mis intenciones y mi potencial.

ABINU: Pero si él sabe todo, ¿cómo afectará mi arrepentimiento su juicio final y su veredicto? HaShem como juez es “único” porque él es también mi creador, es decir, mi Padre. Y yo sé lo que significa ser padre. Cuando uno de mis hijos comete un error, quiero asegurarme de que reconozca que ha cometido un error y que haya aprendido una lección de vida a partir de su mala experiencia. Y una vez que veo que mi hijo ha aprendido la lección, ¿por qué querría castigarlo?

Supongamos que mi hijo viene a mí espontáneamente, admite su error con sinceridad y me demuestra que tomará las medidas necesarias para no cometer la misma equivocación en el futuro. En ese caso, lo abrazaré, lo alentaré y le mostraré que confío en él y que estoy feliz de que finalmente haya madurado de su experiencia. De manera similar, cuando nos acercamos a HaShem en Yom Kippur y admitimos y confesamos nuestros errores y transgresiones, mostrándole que hemos aprendido nuestra lección, él seguramente nos perdonará y suspenderá cualquier posible sentencia negativa. Porque además de ser nuestro “juez”, Dios es nuestro Padre: ¡somos los hijos del juez!

Este concepto tremendamente importante se menciona en la hermosa plegaria que decimos todos los días ahora hasta Yom Kippur, incluso mañana por la mañana: ABINU MALKENU, declaramos y nos recordamos que además de ser nuestro juez, Dios también es nuestro Padre.

SHABBAT SHALOM


 

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