Enlace Judío- Cuando era niño, sabía de la existencia de algunas hermandades. Entre ellas, la formada por “schif bruders” los “hermanos del barco”, que reunía a quienes habían podido salvarse de la bestia nazi abordando un barco que les llevaría desde un puerto en Europa hasta Buenos Aires. Esas personas que no se conocían previamente, se unían fuertemente en las semanas que duraba el viaje y luego necesitaban volver a verse periódicamente.

Del mismo tipo, existía el grupo de “paisanos” en el sentido de conciudadanos, coterráneos, y convecinos que se percibían como miembros de la misma familia y que, cuando se encontraban con otras personas, se presentaban como tales, recordando el nombre de la aldea, de la ciudad o de la provincia en la que habían nacido.

Pero la pertenencia a ninguna de esas hermandades tuvo la fuerza, la autonomía y la autoestima del Minián, el quórum que el grupo necesita para la realización de las plegarias colectivas.

Muchos judíos que normalmente no concurren a las sinagogas, se presentan para oír Col Nidrei, decir Izcor y oír el shofar que clausura las plegarias de Yom Kipur.

¿Cuál es el imán de esos instantes solemnes que convoca a personas que no entienden lo que sucede allí y que se emocionarán únicamente por estar presentes?

¿Cuál es el secreto de esos grupos?

¿Cuál es el origen de esas nostalgias?

El tema ha concitado en los últimos años la atención de estudiosos de distintas áreas que han comenzado a estudiar el minián.

Según algunos, la participación en la oración y las actitudes positivas hacia la religión se asocian empíricamente con el bienestar personal, la salud y el alivio de la angustia.

El minián, órgano democrático e igualador

El minián se convierte en la red social, el empoderamiento, el proceso por el cual se aumenta la fortaleza espiritual, política, social o económica de los individuos y las comunidades para impulsar cambios positivos de las situaciones en que viven.

Generalmente implica en el beneficiario, el desarrollo de una confianza en sus propias capacidades y acciones:  la autoestima, el espacio del apoyo social y los beneficios para la actividad religiosa.

El Minián es el órgano más democrático de las instituciones religiosas. En ningún espacio como en ese, se percibe que todos los hombres son creados iguales e inspira el sentido de la democratización.

Es de gran importancia ser “hombre del minián”, particularmente cuando le toca completar el quorum y permite que todos los demás participantes cumplan con su obligación religiosa. En este sentido, el minián es un gran igualador dentro de la religión.

El minián, sistema de apoyo

La pertenencia a un pequeño grupo en el que cada miembro tiene realmente el mismo peso es potencialmente un importante refuerzo de la autoestima. Como escribe el antropólogo Jonathan Boyarin en su “Death and the Minyan”, “en el momento en que compite, quien entra como el décimo hombre y permite las plegarias colectivas del minián es el centro de todos. Así, el último se convierte en el primero”.

Uno de los conceptos psicológicos más claros en el minián es el de apoyo social, cuya presencia ha demostrado ser una fuerza mediadora en la salud y el bienestar individuales.

Escribe Scheidlinger: El concepto de sistemas de apoyo fue definido por Caplan (1974) como “… agregados sociales continuos que proporcionan a los individuos oportunidades de retroalimentación sobre ellos mismos y de validación de sus expectativas sobre los demás; en tales relaciones la persona es tratada como un individuo único. Las otras personas se interesan por él de forma personalizada”…

Caplan destacó las instituciones religiosas con sus oraciones y rituales diarios como ejemplos principales de sistemas de apoyo que amortiguan a los individuos y las familias . . . contra los defectos de retroalimentación en la población en general, especialmente durante las crisis“.

En otras palabras, los miembros de un grupo tan unido están intrínsecamente aislados de las fuerzas nocivas, ya que se apoyan mutuamente entre sí.

El minián, instrumento de bienestar psicológico

Hay una gran cantidad de investigaciones más centradas en este ámbito cuando se trata de la relación entre religión y salud. Las oraciones pronunciadas en grupo tienen consecuencias para el bienestar psicológico. Muchas oraciones son recitaciones de palabras y pasajes de textos religiosos y se repiten normalmente en momentos y circunstancias determinados. Ya sea en las palabras de una oración común se expresan en privado o en grupo durante un servicio religioso, el individuo refuerza su identificación con el grupo y sus valores”.

El marco del minián ha demostrado ser una red social sana y solidaria proporcionando a sus miembros una variedad de beneficios más allá del ámbito de la observancia religiosa.

Los dolientes encuentran en el decir Kadish en minián un lugar de unión espiritual con la persona con la que están unidos y allí elaboran el duelo y encuentran consuelo mejor que en cualquier otro sitio.

Hay espacio y necesidad de un pensamiento exhaustivo del lugar de las mujeres en las sinagogas ortodoxas que no las cuentan para el minián y grupos de jóvenes estudiosas del judaísmo desean participar activamente del grupo y de la repercusión de minyanim exclusivamente formados por mujeres para la lectura de la Meguilá Ester y la realización de las Hakafot, fenómeno que se extiende rápidamente. Lo que se nota es el involucramiento cada vez mayor de las mujeres que al unirse a la actividad sinagogal, encuentran una respuesta a sus necesidades espirituales y sicológicas.

La importancia de la letra

Yom Kipur invita a acoger a quienes vienen en búsqueda de su minián y a quienes nadie presta atención por estar inmersos en las propias plegarias. Es una oportunidad maravillosa para enriquecerse y enaltecer al otro particularmente a los niños que se encuentran ajenos, en el seno de su propia experiencia.

Es posibilitar la emoción también para quienes no están familiarizados con el texto ni conocen su significado exacto.

Como esa señora que no leía hebreo y que lloraba en lugares centrales de las plegarias, que me dijo que su corazón descubría los significados.

Lacan exclamaba repetidamente en su seminario: “Mis escritos no son para ser entendidos, son para ser leídos”. Leer es leer el significante, leerlo al pie de la letra, leer la palabra escrita en la palabra hablada, ya sea textual o hablada. Leer es escuchar la enunciación significante, sin ensordecerse por lo que se dice.

Agrego: debemos aprender a escuchar los fonemas que dicen las palabras y dejar que se produzcan sus efectos significantes, conocer su vínculo con el cuerpo y los actos de los hombres, oír la resonancia de las inflexiones vocálicas y saber traducirlas, interpretándolas con el corazón.

Abrir nuestros caminos a lo celestial y transmitir la senda al que viene una vez por año.

“Que toda la comunidad de los Hijos de Israel sea perdonada, así como el extranjero que peregrina entre ellos, pues toda la comunidad ha actuado inadvertidamente.”

Que seamos inscritos y confirmados en el Libro de la Vida.


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