Enlace Judío- A principios del mes de septiembre pasado fui invitada por el Foro de Inversionistas Internacionales para cubrir el evento que se celebró en el puerto de Dakhla, en la costa atlántica del Sahara marroquí.

Uno de los paseos organizados por nuestros anfitriones fue ir a conocer la Duna Blanca, una pequeña península en la Bahía de Dakhla, considerada una maravilla natural, famosa por su inmensidad de arena blanca y las aguas ideales para practicar el kite-surfing.

Pasó por mi un conductor joven en un vehículo 4×4 que solamente hablaba francés, árabe y un inglés muy rudimentario.
Solo viajábamos él y yo.

Tomó el camino hacia el norte y poco a poco comenzaron a quedar atrás las edificaciones de la población.

En un punto en el que no había ningún señalamiento, salió del camino, girando hacia la derecha, hacia el este, y se adentró en una planicie de arena que se extendía hasta el horizonte por todas direcciones.

No había a la vista ninguna señal de vida, ni un arbusto, montaña, y ya ni siquiera camino. No comprendía como sabía el joven hacia donde dirigirse y comencé a preocuparme porque me di cuenta que no tenía señal del móvil.

Probablemente se percató de mi nerviosismo y encendió la música de su lista de reproducción. Y funcionó.

La experiencia se volvió casi surrealista, rodando sobre la arena de uno de los desiertos más grandes del mundo, sin saber donde estaba ni hacia donde me dirigía, con el sol cayendo a plomo, dejando una estela de arena detrás del vehículo y escuchando a todo volumen:

Jerusalema

Y así fue como se me apareció, como un espejismo, Jerusalén en medio del Desierto del Sahara.

La música tuvo un efecto casi alucinante, sobre mí, como lo ha tenido sobre millones de personas alrededor del mundo.

Es una canción creada hace poco más de dos años por los músicos sudafricanos Master KG y Nomcebo que de una manera inesperada y explosiva se volvió un éxito mundial del que se han derivado innumerables videos en los que se ven bailándola grupos de niños africanos, sacerdotes y feligrese en iglesias, médicos en hospitales, tripulaciones de aviones comerciales y mucho más.

Está escrita originalmente en un idioma bantú, el Venta, hablado en el sur de África. Los dos artistas son originarios de una población llamada Limpopo que significa “Lugar agradable”.

La canción, que se clasifica dentro de los géneros “gospel” y “afro-house”, habla de Jerusalén como la ciudad soñada en la que se está en comunión con Dios. Es un un canto a la vida. Y dice: “Jerusalén es mi casa, sálvame y camina conmigo, no me dejes aquí”.

El encierro durante la pandemia y la consiguiente depresión contribuyeron a su rápida popularidad, ya que aún cuando no se entiendan las palabras, el contenido es muy estimulante y transmite gran alegría y energía

Letra de Jerusalema en idioma original y en español

Jerusalema ikhaya lami | Jerusalén es mi hogar
Ngilondoloze | Sálvame
Uhambe nami | Se fue conmigo
Zungangishiyi lana | No me dejes aquí
Jerusalema ikhaya lami | Jerusalén es mi hogar
Ngilondoloze | Sálvame
Uhambe nami | Se fue conmigo
Zungangishiyi lana | No me dejes aquí
Ndawo yami ayikho lana | Mi lugar no está aquí
Mbuso wami awukho lana | Mi reino no está aquí
Ngilondoloze | Sálvame
Zuhambe nami | Ve conmigo
Ndawo yami ayikho lana | Mi lugar no está aquí
Mbuso wami awukho lana | Mi reino no está aquí
Ngilondoloze | Sálvame
Zuhambe nami | Ve conmigo
Ngilondoloze | Sálvame
Ngilondoloze | Sálvame
Ngilondoloze | Sálvame
Zungangishiyi lana | No me dejes aquí
Ngilondoloze | Sálvame
Ngilondoloze | Sálvame
Ngilondoloze | Sálvame
Zungangishiyi lana | No me dejes aquí
Ndawo yami ayikho lana | Mi lugar no está aquí
Mbuso wami awukho lana | Mi reino no está aquí
Ngilondoloze | Sálvame
Zuhambe nami | Ve conmigo
Ndawo yami ayikho lana | Mi lugar no está aquí
Mbuso wami awukho lana | Mi reino no está aquí
Ngilondoloze | Sálvame
Zuhambe nami | Ve conmigo
Jerusalema ikhaya lami | Jerusalén es mi hogar
Ngilondoloze | Sálvame
Uhambe nami | Se fue conmigo
Zungangishiyi lana | No me dejes aquí
Jerusalema ikhaya lami | Jerusalén es mi hogar
Ngilondoloze | Sálvame
Uhambe nami | Se fue conmigo
Zungangishiyi lana | No me dejes aquí
Ndawo yami ayikho lana | Mi lugar no está aquí
Mbuso wami awukho lana | Mi reino no está aquí
Ngilondoloze | Sálvame
Zuhambe nami | Ve conmigo
Ngilondoloze | Sálvame
Ngilondoloze | Sálvame
Ngilondoloze | Sálvame
Zungangishiyi lana | No me dejes aquí
Ngilondoloze | Sálvame
Ngilondoloze | Sálvame
Ngilondoloze | Sálvame
Zungangishiyi lana | No me dejes aquí

Una hora más tarde, llegamos a la maravillosa Duna Blanca. Un impresionante dibujo hecho por la naturaleza, un oasis de paz.

Yo, en medio de la arena, veía a Jerusalén.

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