Enlace Judío – Se acerca Halloween la época del año que varios países usamos para hablar de monstruos, brujas, criaturas de la sombra y cosas terroríficas. Entre los personajes que más interés presentan son los fantasmas, precisamente por el significado simbólico que cargan: es aquello que influye en nuestra vida y no podemos nombrar ni describir, y que nos aterra; también representan un pasado no resuelto. En la cultura judía el fantasma existe tanto en los textos tradicionales como el Tanaj y el Talmud como en la tradición popular de las leyendas y las supersticiones. Los siguientes son cuatro fantasmas que influyeron fuertemente en la cultura judía o fueron hechos por judíos en medios occidentales. Hablan un poco de cómo se ve a los fantasmas en nuestra cultura.

El fantasma de Shmuel (Samuel)

Éste ha de haber sido el primer fantasma que apareció en la cultura judía, se encuentra dentro del Tanaj (corpus de textos sagrados) en el libro de Samuel I capítulo 28. En ese pasaje el rey Saúl está por enfrentarse a los filisteos y teme por el resultado de la batalla tanto es su miedo que decide recurrir a la magia y pide a una hechicera que lo contacté con los muertos; específicamente con el profeta Shmuel (Samuel). El fantasma le informa al rey que perecerá junto con sus fuerza a manos de los filisteos, pues D-os a escogido a David como líder de Israel.

El pasaje es por demás enigmático y ha sido ampliamente discutido en los textos tradicionales, algunas autoridades rabínicas dicen que el fantasma no era real sino una imagen reconstruida con magia, opinan que es imposible establecer contacto con los muertos y por ende el pasaje no se puede estar refiriendo a ello. Otras fuentes sí leen el pasaje de forma literal. En cualquiera de los casos la imagen es sumamente significativa, pues son los momentos en que Saúl termina finalmente por aceptar sus errores y resignarse a su futuro, es muy significativo que sea un fantasma de quien recibe la noticia, y que escuche con mayor precisión al muerto que al vivo.

El fantasma de Europa en el Manifiesto Comunista

Una de las frases más influyentes en la historia del mundo moderno fue la que enunciaron Marx y Engels en el Manifiesto Comunista: “Un fantasma persigue a Europa: el fantasma del comunismo.” Este documento fue escrito y publicado por primera vez en febrero de 1948 enunciaba con claridad las premisas más centrales de los grupos comunistas, les daba un contexto histórico, una base política sólida y un programa. Fue de los primeros en ser publicados y definitivamente el más influyente y el más conocido hasta la fecha.

La figura del fantasma en este escrito es sumamente interesante, porque juega con muchísimos símbolos y los revierte. Por un lado se usa para darle peso, fuerza, a aquello que quiere ser invisibilizado por las fuerzas gobernantes; Marx enuncia al movimiento comunista como una fuerza que está siendo perseguida por las clases dominantes en toda Europa; que quiere ser apagada, pero no es posible hacerlo pues sus efectos han creado eco. Le llama un fantasma para finalmente hacerlo visible y darle forma y fuerza. En el encuadre del análisis histórico que el manifiesto hace, el hecho de que Marx usará al fantasma como imagen en el prologo es sumamente significativo pues la metáfora toma la cara del pasado y del futuro, las condiciones del pasado que están cambiando y empujan a Europa a cambiar y el futuro del nuevo sistema que ambos proponen. No cabe duda la genialidad de la metáfora.

El dybuk de S. Ansky

El dybuk es el fantasma judío por excelencia, aparece en textos talmúdicos, el Zohar, la Kabalá y otras fuentes renacentistas. Se usa para hablar de almas, energías o pedazos de alma que tienen la habilidad de poseer un cuerpo ajeno, una persona, una casa u objetos. Aparece a lo largo de toda la literatura judía especialmente la ashkenazí. Muchos escritores ahondaron en este personaje para hablar de la tradición y la herencia judía. Sin embargo, el más conocido fue S. Ansky cuya obra El Dybuk fue bastante famosa en la judería europea de épocas de la preguerra, y hasta la fecha sigue siendo representada en el mundo de los idishistas.

Los fantasmas de El Resplandor

Una de las películas de terror más conocidas de nuestras épocas es la de El Resplandor. En ella vemos a Jack, un escritor con bloqueos, aceptar el trabajo de cuidador de invierno y mudarse junto con su familia al hotel “Overlook” que permanece cerrado durante la temporada. Por los antecedentes del hotel y la historia que se nos presenta en pantalla el lugar se presenta como poseído por fantasmas, varios de los cuales vemos a través de la psyque de los personajes. Al final Jack es poseído e intenta matar a hachazos a su esposa e hijos. Como toda buena película de terror juega con la realidad y la fantasía, no sabemos si los fantasmas como tal existen, si el edificio está poseído o es parte de la locura e imaginación de los protagonistas. En cualquiera de los casos la película se convirtió en un ícono dentro de las filmaciones modernas.

Muchos críticos han resaltado el origen judío de Stanely Kubrik y señalan la influencia de midrashim (relatos) talmúdicos en el imaginario de la película. El simple hecho de que el lugar se presente como poseído o la posesión del mismo Jack resuena por completo en la misma figura del dybuk (el fantasma judío).