Enlace Judío- En presencia del Embajador de España, Juan Duarte Cuadrado, se realizó la clausura de la Semana Hispanojudía. Se logró una alianza entre la Alcaldía Benito Juárez y la Fundación HispanoJudía. Asímismo, se develaron dos exposiciones creadas el año pasado por el Comité 500 años del CDI.

Esta es la ponencia que expuso el historiador Luis Huitrón ante una nutrida audiencia, en la Casa de Cultura Juan Rulfo.

“El criptojudaísmo fue un fenómeno que se desarrolló a partir de las censuras y persecuciones generadas por la conversión forzada de los judios al cristianismo durante la España medieval. A partir del inicio del siglo XIII, los judios sefarditas comenzaron un proceso de salvamento cultural. Las terribles matanzas de 1391 hicieron que de las 270 juderías que había en España, quedaran de pie solamente 23. No eran tiempos fáciles.

Poco más de un siglo después los europeos se encontraron con América y esto representó una salida para todos aquellos que pudieron escapar hacia estas latitudes. La raíz sefardita se ramificó, hubieron los que salieron para Portugal, el Imperio Otomano, el norte de África, Holanda y América. Esta red llegó a nuestro país y echó raíces durante los siglos de virreinato.

Varias de las familias de la conquista eran criptojudías o venían de un linaje converso. Se ha puesto en tela de juicio la cristiandad de figuras como Colón o Nicolás de Ovando. Los conquistadores de origen anusim fundaron una serie de villas como Monterrey, Taxco, Mérida y dicha presencia llegó a tierras del centro de nuestro país y al Bajío. Si rastreamos el origen de estas poblaciones no debe sorprendernos que además de una raíz indígena, negra y asiática, también estuvieron las poblaciones de origen europeo no cristiano.

Gracias a los trabajos de la Dra. Alice Gojman de Backal podemos entender la realidad de una red extensa de poblaciones criptojudías en la zona poblaciones como Monterrey, Guadalajara, Puebla, Pachuca, Irapuato, Guanajuato, Oaxaca, Veracruz y varias ciudades de Península de Yucatán. Gracias a los trabajos de la Dra. Alexandra Uchmanny conocemos las ligas de estas comunidades con sus correligionarias en España y en Italia. Gracias a los escritos de la Dra. Silvia Hamui conocemos el papel de las mujeres tan fundamental en la transmisión del judaísmo.

En fin, decenas han sido los historiadores, arqueólogos, historiadores del arte y paleógrafos que han recuperado los testimonios que yacen en los archivos. La mayoría son documentos inquisitoriales almacenados que nos dejaron una gran descripción de todo lo que era la vida judía en la Nueva España. Sin embargo, también existe otro elemento que hoy consideraríamos como arqueológicos, es la mikve o baño ritual de la villa de Juliantla en Taxco. Las mikvaot han sido muy importantes a lo largo de la historia del judaísmo. Hasta hace pocos años se pensaba que la mikve de una comunidad judía en Curazao, Brasil, era la más antigua fechada hacia la primera mitad del siglo XVII.

Hoy sabemos que la de Juliantla, en México, es más antigua, siendo entonces la primera hasta ahora. La mikve se encuentra en lo que antiguamente era la Hacienda de Acamapixtla, una de tres haciendas mineras propiedad de la familia Almeida-Carvajal. Quizá este dato nos ayude a dimensionar las ramas y extensiones de las redes judías ocultas en la Nueva España.

Después del asesinato de los Carvajal entre 1596 y 1601, la iglesia pensó que las redes judías habían sido extintas, pero la realidad era muy diferente.

El doctor Nathan Wachtell ha descubierto que las familias judías de la Ciudad de México estaban conectadas con comunidades clandestinas de Oaxaca, Monterrey, Guanajuato, Pachuca y Puebla, que a su vez se comunicaban con otras en Lima, Cuzco, Bogotá, Santiago, Madrid, Roma y Filipinas. Estas redes sentaron alianzas y negocios con un fuerte sentido religioso.

La vida judía se transformó en algo interesante y extraño durante el virreinato. Por un lado, los criptojudíos encontraron la manera de que la iglesia no los entendiera. Lejos de usar el portugués, el ladino o el hebreo, los judios novohispanos hablaban náhuatl entre sí para no ser descubiertos.

Ocultaron los iamim tovim o festividades, tras festividades religiosas cristianas y mantuvieron ritos como: encender velas por la noche, enterrar a sus muertos solo con una mortaja, lavar los cadáveres, cubrir los espejos durante los 7 días después de la muerte de algún familiar y sentarse en el piso, hacer una limpieza profunda en la Semana Santa, es decir la limpieza del jametz de pesaj, besar con la mano los dinteles de las puertas y no mezclar carne con lácteos en la comida.

La realidad hoy es más amable para nosotros. A esta fecha contamos con grandes investigadores quienes desde la trinchera de la historia han hecho un esfuerzo para el reconocimiento del pueblo judio aquí en la Nueva España: Alice Gojman de Backal, Eva Alexandra Uchnanny, Silvia Hamui Suton son algunos de los maestros que nos han abierto las puertas a los investigadores que venimos después.

En la literatura, dos trabajos son los más novedosos: El impío de Andrés Spokoiny y Olvidarás el fuego de Gaby Riveros. Monterrey tiene una larga lista de investigadores, literatos y académicos que han rescatado el pasado sefardí como Gaby Riveros, Jane Portnoy y Mónica Montemayor entre muchos.

Por todo ese pasado lleno de resiliencia, dolor y trabajo, es loable el esfuerzo que la Fundación Hispanojudia a través de todos y cada uno de sus miembros y voluntarios hace en España y en cada uno de los países que la componen.

La visión que David Hatchwell ha tenido es algo digno de mencionar, un esfuerzo que se ha construido desde hace décadas. Cómo olvidar el gran proyecto que el señor don Mauricio Hatchwell Toledano realizó para la conservación y facsímil de la importantísima Biblia de Alba, empresa que significó un hito para el mundo documental y para el mundo de la historia en general. Hoy don David continúa una línea de esfuerzo y liderazgo para mantener el objetivo sustancial: Resguardar el pasado Sefardí y mostrarlo con orgullo al mundo. Lo que hace hoy la Fundación es producto de una línea de esfuerzo de mucho tiempo atrás.

Alianza y exposiciones

Todos los esfuerzos suman y hoy agradecemos uno de ellos. La alianza que la Alcaldía Benito Juárez y la FHJ realizaron a través del alcalde Santiago Taboada y Alessandra Falcón, subdirectora de Derechos Culturales, Recreativos y Educativos de la Alcaldía a la par de la presidenta y la directora de la Asociación de Amigos de la FHJ Shula Shrem y Jenny Benabib es un logro. Hoy veremos las exposiciones creadas el año pasado por el Comité 500 años del CDI, el esfuerzo de Dan Ovseyevitz, Vivial Wish, Tali Brotiman, León Braun, Yoshua Mizrahi y un servidor por representar el pasado del criptojudaísmo en la Nueva España se observa hoy.

Dos exposiciones, la primera representa el dolor de la inquisición y la luz de los escritos de Luis y Leonor de Carvajal, poetas, judíos y hermanos que mediante sus textos mantuvieron la herencia del judaísmo y la esperanza de poder amanecer al siguiente día. En contraparte, la exposición titulada Los Rostros de la Descendencia muestra las caras de aquellos que somos orgullosamente los descendientes de los bnei anussim y que de alguna u otra manera hemos retornado. Me encantará guiarlos por las exposiciones.

Agradezco a las autoridades gubernamentales, especialmente al señor Embajador de España Juan Duarte Cuadrado, su presencia aquí es sumamente importante porque representa un alianza nueva con nuevas luces y vientos. Somos mexicanos y tenemos herencia sefaradí.

No se puede amar lo que no se conoce y por eso es necesario conocer el pasado para encontrar y reclamar nuestro justo lugar en el tiempo. Es tiempo de que ahora nosotros hagamos historia”.