Enlace Judío – Mis destrezas culinarias definitivamente carecen de gran complejidad pero incluyen suficientes habilidades como para distinguir a una ensalada de una sopa. Y no, lo que estamos viendo gestarse en Asia y Europa, y que posiblemente llegará próximamente a nuestro continente sí es más una sopa que una ensalada. Veamos.

Espero equivocarme, pero existen tres elementos que combinados entre sí son la fórmula, o bien la receta perfecta para promover que tengamos una ola de casos de COVID-19 durante los próximos meses en el país: 1) ya sabemos que la inmunidad va decayendo con el tiempo y muchos hemos recibido nuestras últimas dosis de vacuna hace ya más de 6 meses, 2) las nuevas subvariantes han perfeccionado su habilidad para evadir la inmunidad y no sólo son sumamente contagiosas sino que además causan reinfecciones con gran incidencia, y además 3) hemos hecho un cambio en nuestro comportamiento y no sólo el relajamiento de medidas favorece la transmisión, sino que durante el invierno tendemos a reunirnos en espacios cerrados que están mal ventilados y que permiten el contagio de los virus de propagación aérea, como el SARS-CoV-2 que causa COVID pero también de virus como el de la Influenza y las gripas comunes.

Pero como lo dije en entrevista para MVS con la periodista Ana Francisca Vega, ésta película ya la vimos cinco veces, ¿es que no hemos aprendido nada? Ya vimos subir estrepitosamente los casos en Europa, tal como está sucediendo en este momento ahí, para luego en un par de semanas comenzar a verlos en Estados Unidos y luego vivirlo en nuestro país. Claro que la intensidad de la ola depende de muchos factores, especialmente de nuestra capacidad para evitar transmisión del virus usando cubrebocas, haciéndonos pruebas, aislándonos en caso de estar enfermos los días suficientes para no contagiar a otros, contando con comunicación clara y oportuna, aunado a que A) exista una buena distribución de antivirales como Paxlovid más allá de los 581 centros de salud pública del país que actualmente lo tienen y B) finalmente teniendo urgentemente vacunas contra COVID-19 disponibles para los 33 millones de mexicanos que aún no tienen refuerzo, los casi 10 millones de pequeños menores de 5 años que no tienen ninguna dosis protectora, los poco más de 7 millones de niños entre 5-11 años sin su segunda dosis para completar el esquema inicial, los casi 5 millones de adolescentes entre 12-17 años sin ninguna vacuna y los 9.5 millones de adultos que aún están completamente desprotegidos.

Entonces, toca obligadamente mirar a Asia y a Europa para entender qué está sucediendo allá como una manera de darnos una idea de posiblemente qué esperar para nosotros. Vimos surgir el virus de China pasar por Italia en 2020 y luego nos llegó, después vimos a alfa en Gran Bretaña, a delta en India, a ómicron ser detectada en Sudáfrica…Ya sabemos que vivimos en un planeta interconectado y que el virus viaja en avión. Ésta vez no tiene porque ser diferente. Repito, espero equivocarme.

También ya sabemos que mientras el SARS-CoV-2 siga replicándose encontrará nuevas mejores versiones de sí mismo que hemos denominado variantes que por fortuna no han llegado a ser cepas, como en el caso de la Influenza, en que los cambios son tan radicales que hasta hay que modificar año con año las vacunas. Sin embargo, a pesar de seguir siendo variantes más estables y que responden aún a las vacunas iniciales, algo diferente ha sucedido desde que apareció ómicron en noviembre de 2021.

Desde hace un año hemos observado solamente descendientes –subvariantes- de la misma ómicron y ya no ha sido necesaria desempolvar la siguiente letra del abecedario griego, que sería Pi, para nombrar a las sucesoras. Entre el virus original de Wuhan y alfa hubo un salto evolutivo importante, incluso de alfa a delta, y lo mismo de delta a ómicron, donde cada una era bastante diferente a la anterior. Sin embargo desde ómicron, el escenario ha sido mas diverso, paulatino e inusual donde los cambios que ha sufrido ómicron desde su aparición se han mantenido dentro de los parámetros que definen el mundo de ómicron sin hacer cambios que merezcan una categoría distinta. Y esto justamente se conoce como una evolución convergente, en que los cambios que otorgan ventajas en el sentido de la 1)contagiosidad, 2)patogenicidad, o bien de 3) evasión inmunitaria del virus están llegando a un mismo punto; encontrando que todos los caminos que hacen al nuevo coronavirus adaptarse a nosotros coinciden en un destino común.

Como un posible ejemplo de evolución convergente donde especies de forma independiente coinciden en una “solución” evolutiva podemos hablar del tiburón y el delfín que sin compartir un ancestro común resolvieron retos en su anatomía de forma bastante similar: coincidiendo en la forma de su cuerpo y en la necesidad de tener aletas, o bien las aves y murciélagos que desarrollaron rutas similares para sus alas a pesar de su distancia biológica. En un sentido similar el coronavirus disperso por todo el mundo finalmente luego de casi tres años de circular, está encontrando la misma fórmula para evadir nuestra inmunidad.

Pero, ¿ésto qué implica? Es interesante, y aún no sabemos realmente el impacto epidemiológico ni clínico de que el virus haya encontrado estas formas comunes de adaptarse a nosotros y brincar a nuestro sistema inmune haciéndose más infeccioso, invasivo y/o evasivo… Aún no sabemos en el mundo real su significado, pero investigadores lo están estudiando en los laboratorios encontrando una especie de estabilidad en el proceso evolutivo, con las mismas mutaciones repitiéndose en distintas subvariantes, pero sin duda dejando muchas preguntas abiertas que seguramente pronto podremos resolver.

Recordemos que ómicrón empezó con sus ramas BA.1 (en Sudáfrica), BA.2 (la que dominó la ola en México en enero de 2022) y BA.3 (que rápido sucumbió); y de ahí en el verano estuvieron circulando principalmente BA.4 y BA.5 causando la quinta ola en el país. Pero realmente desde entonces ninguna otra subvariante de ómicron ha podido lograr una dominancia absoluta y lo que ahora observamos en Europa son cientos de subvariantes muy parecidas entre sí proliferando y fragmentando el “poder”, y por ahora ninguna conquistando el espacio actual. Específicamente en Dinamarca, uno de los países que más secuencias genómicas realiza, ha encontrado que el 7% de sus casos hoy están conformados por 120 subvariantes de ómicron; todas con variaciones muy ligeras en su estructura compitiendo entre sí para desplazar a la aún dominante BA.5.

Obviamente llama mucha la atención esta nueva mezcla de tantas subvariantes de ómicron que además coinciden en ciertas mutaciones repetidas siendo denominadas: “sopa de variantes”. Sopa de variantes porque en sí prácticamente todas son similares: justamente como una sopa de pasta en que las letras están hechas de la misma harina y flotan en el mismo caldo, incluso “saben” igual, pero con ligeras diferencias en su forma. Definitivamente no es una ensalada en que los ingredientes son distintos entre sí. Es una sopa que esperemos no sea ni tan humeante ni tan caldosa.

Pero de esta “sopa de variantes” descendientes principalmente de BA.5 sobresalen algunas subvariantes que varios científicos han llamado “pentágono” o “hexágono” porque coinciden en tener las mismas 5 o 6 mutaciones repetidas -mutaciones en el sitio: 346, 444, 452, 460 y 486- que son justamente en la región responsable de unir al virus con nuestras células y permitir la infección: una ubicación puntual que es sumamente sensible llamada el dominio de unión del receptor: RBD por sus iniciales en inglés y que es una zona de la espícula del virus que hasta ahora se había conservado casi intacta; razón por las cual las vacunas diseñadas desde 2020 seguían siendo efectivas. Y es también por ello que algunos autores argumentan que las nuevas vacunas bivalentes que incluyen en su fórmula no sólo la espícula del virus inicial sino también el modelo de ómicron elevarían nuestra protección al acercarse más a la realidad de variantes actualmente en circulación.

De hecho un microbiólogo de la Universidad de Missouri, Marc Johnson que ha revisado las aguas residuales para monitorear los cambios en el virus ha encontrado algo similar: el virus está presentando mutaciones en los mismos sitios. Sin embargo, como bien argumenta el científico Ulrich Elling esto sigue siendo dinámico y aunque ahorita coincidan, posiblemente esta diversidad, que resultó de la interacción del virus con nuestras defensas, al enfrentarse de nuevo a nuestro sistema inmune resulte en mayores oportunidades de variantes por emerger. Ya veremos. Cornelius Roemer, quien está monitoreando las variantes en Europa estima que a pesar de la altísima tasa de mutación, el 30% de las muestras hasta septiembre coincidían en las mismas mutaciones en el sitio RBD, las mutaciones repetidas ya mencionadas.

Lo que sí es que de estas subvariantes que integran la sopa vale la pena mencionar a la actualmente está llamando la atención en Europa, BQ.1.1 que es descendientes de BA.5 y que tiene una gran capacidad de evasión de inmunidad, la mayor de todas las analizadas, según los últimos cálculos del científico belga Tom Wenseleers ( pero que por descender de BA.5 quizás será sensible a las nuevas vacunas bivalentes).

Le siguen otras como BA.2.3.20 y BJ.1 ; pero especialmente llama la atención en Asia la XBB (apodada grifón), y su descendiente XBB.1 –hipogrifo- que son recombinantes, resultado de mezclar dos variantes: Centaurus y una descendiente de BA.2, y que hoy conforman la mayoría de los casos secuenciados en Bangladesh (52%) y en Singapur (48%), con un estrepitoso aumento en casos y admisiones a terapias intensivas debido a que ha mostrado tener la mayor evasión a la inmunidad, ser sumamente contagiosa y lo que preocupa es que no son neutralizadas por los tratamientos de anticuerpos monoclonales (Evusheld y Bebtelovimab) que sí funcionaban para las ómicron iniciales de hace un año. También vale la pena mencionar a BA.2.75.2 que es desciende de Centaurus (BA.2.75) y que ha alzado los casos en Australia y de la que comenté en un reciente texto ya que al parecer tiene menos ventaja competitiva.

Es fundamental no confiarnos de que al ser de la familia de ómicron tendremos casos “más leves” y minimizar algo que aún no conocemos. Todavía no sabemos el significado de esta sopa de variantes y me parece primordial monitorear lo que sucede en Europa no sólo por el efecto de las subvariantes en sí, sino también porque muchos hemos ya perdido cierta protección de las vacunas que nos aplicamos hace casi un año y hemos bajado la guardia. Por ejemplo llama la atención lo que sucede en Francia o en Austria, con hospitalizaciones aumentando de forma importante donde se tienen a BN.1, BQ.1.1, BY.1, BA. 2.75.2 y XBB en circulación, y en UK donde ciertos médicos se han sorprendido por pacientes con complicaciones pulmonares similares a la época de Delta, aunque todo esto aún muy preliminar. Así que ojo, cualquier conclusión es prematura, sí. Pero buscamos prepararnos, observar, aprender y poder aplicar todo ello ágilmente para protegernos, robustecer nuestras instituciones, familias y comunidades.

Hoy los casos por COVID-19 en México no son cero, el 11 de octubre se reportaron más de 6 mil casos oficiales que debemos de asumir que están subreportados por la falta de pruebas y porque muchos o no se las hacen o se hacen los tests de antígenos caseros. Es decir el riesgo de contagio ahí está latente, menor pero no despreciable, y no se irá, sólo aumentará. Así que relajar medidas solamente nos hace más vulnerables. Además de que hoy sabemos que la única forma de evitar secuelas de COVID es esquivando la infección. Así que cuídate, ponte tu refuerzo contra COVID-19, aprovecha y sí vacúnate contra la influenza que se espera circulará con mayor fervor, mantente pendiente de cómo va evolucionando esta sopa de variantes, y claro, usa cubrebocas en espacios abiertos concurridos y en los espacios cerrados. Ya ésto lo sabemos todos.

Los humanos y sus instituciones podemos por conveniencia y fatiga emitir decretos, dejar de hacer monitoreos, minimizarlo todo, elegir regresar a la normalidad y olvidarnos de COVID-19; sin embargo desgraciadamente y evidentemente el virus SARS-CoV-2 no se ha enterado de ello y no ha terminado su apenas incipiente travesía. Es más, contrario a nuestro anhelo, esas decisiones unilaterales y humanas lo que hacen es fertilizar, facilitar y abrirle más el camino al virus.

Esta película ya la vimos cinco veces; y sí, esperemos que la siguiente ola sea más una marea y no un tsunami, pero su magnitud no está en sólo “esperar” a que así sea, debemos todos y cada uno de nosotros actuar y prepararnos para que esta sexta ola, esta sexta vez, la película sea de mucho menos terror y sin nada de suspenso. La sopa de variantes tenemos que colarla y enfriarla. Ya tenemos las herramientas y el conocimiento, hay que comprometernos y usarlos.

Seguiremos pendientes.

 


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