Enlace Judío – Jen Karadi es suboficial (mashakit) en la Unidad de Voluntarios del Mando del Frente Doméstico de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) que integra a soldados con necesidades especiales de la ONG Gdolim Bemadim (Especiales en Uniforme). Conversamos con ella en exclusiva.

Jóvenes en el espectro del autismo, con síndrome de Down o discapacidad intelectual comienzan como voluntarios civiles en las FDI. Tras un periodo de voluntariado, sus comandantes y una trabajadora social formulan una opinión profesional sobre su desempeño y habilidades para su integración en la unidad de voluntarios como soldados.

El ejército mantiene estrecho contacto con los padres, el personal docente y los terapeutas del hostal donde radican los jóvenes durante su servicio militar.

Una vez alistados, los soldados realizan un servicio regular como todos los demás, con las concesiones correspondientes. Son reclutados en la Unidad de Logística, donde preparan el equipo de emergencia para su uso en las unidades de las FDI. Además, realizan diversas labores en las bases, algunas vinculadas con la computación, de acuerdo con sus habilidades.

Jen comenta que aunque el trabajo con soldados con distintas discapacidades es complejo y demandante, para ella es un privilegio, una gran satisfacción, ya que además de asesorarlos, es una fuente de apoyo, una amiga, madre o hermana que los acompaña en su proceso de adaptación, los escucha en todo momento y ve por su bienestar.

“Jóvenes de 20 años en adelante, sirven como cualquier otro soldado a pesar de sus limitaciones. Tienen una gran motivación y contribuyen al ejército incluso en los detalles más pequeños. Eso mismo fomenta su sentimiento de pertenencia. Además, son una fuente de inspiración para el resto de los soldados. Es realmente algo maravilloso”, dice a Enlace Judío.

¿Qué desafíos enfrentas en tu trabajo?

Nunca trabajé con personas con necesidades especiales. Ellos llegan con toda su alegría. Todo es muy emotivo, pero a veces es difícil porque se requiere paciencia y atención. En un principio no conocía el trabajo. No sabía cómo acercarme, cómo hablar con ellos. Es algo que aprendí con el tiempo. Aprendí a ser paciente.

¿Aprendiste sola o recibiste asesoría?

La suboficial anterior y mis comandantes me asesoraron sobre cómo trabajar con ellos. Pero hay cosas que se aprenden con el tiempo.

¿Qué opinas de su integración?

Su integración es importante tanto para ellos como para la sociedad de manera que no se sientan diferentes o fuera de lugar porque son exactamente igual que todos. Creo que es muy importante conocer y aceptar a personas diferentes a uno, trabajar con ellos y prepararlos para su adaptación en la sociedad a través de su trabajo y motivación.

En lo personal, me emociona entrar en su mundo, ver cómo superan sus dificultades y se adaptan. Incluso aquellos que supuestamente tienen menores habilidades dan lo mejor de sí mismos. Me emociona mucho verlo. Es realmente un orgullo que a pesar de sus dificultades, ellos hacen lo que pueden.

Con una gran sonrisa concluye: “Me emociona que cada mañana, al comenzar el día, me preguntan qué hacer, que dependen de mí, me platican sus inquietudes y tienen mi apoyo. Aquí soy como su mamá o su hermana”.

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