Enlace Judío – El primer ministro israelí Yair Lapid pidió este jueves a los partidos que se convertirán en la nueva oposición que dejen de lado sus diferencias y trabajen juntos en lo que describió como una lucha por el futuro de la democracia israelí, informó The Times of Israel.

Lapid fue derrotado en las elecciones la semana pasada por el líder del Likud, Benjamín Netanyahu, que fue en alianza con su bloque de partidos ultraortodoxos y de derecha.

“Estamos embarcados en una lucha parlamentaria, legal y cívica, y sobre todo una lucha fatídica por el futuro del país”, escribió Lapid en un comunicado. “La energía no debe desperdiciarse en disputas internas. Si queremos detener la locura, la oposición necesita trabajar junta en total coordinación”.

“Si queremos detener la loca y destructiva cláusula de anulación, debemos trabajar juntos”, dijo, refiriéndose a una iniciativa de leyLapid pide unidad a la oposición frente a nuevo gobierno de Netanyahu que busca permitir a la Knéset aprobar legislación aún así haya sido anulada por la Corte Suprema de Justicia de Israel si esta la considerase inconstitucional.

Algunos de los posibles socios ultraortodoxos y de extrema derecha de Netanyahu han dicho que no se unirán a él en un gobierno sin el compromiso de aprobar dicha cláusula de anulación.

“Si queremos defender la democracia israelí y prevenir la coerción religiosa y la exclusión de las mujeres, debemos trabajar juntos”, imploró Lapid. “Si queremos volver al poder, debemos trabajar juntos”.

El primer ministro también insinuó la animosidad entre sus ex socios de coalición tras la derrota en las urnas.

Avodá lo acusó de una estrategia de campaña egoísta que construyó su partido Yesh Atid a expensas de dicho partido y del partido Meretz, que no logró los votos necesarios y no será parte de la Knéset.

“Después de una derrota en las elecciones siempre hay consecuencias, siempre hay ira”, escribió Lapid. “Es humano y comprensible, pero tenemos una misión mucho más importante. Debemos unir fuerzas en la lucha por nuestro querido país. En la Knéset, en las calles, en todos los escenarios posibles”.

Incluso antes de las elecciones, Lapid y el líder de Hamajané Hamalajtí, el ministro de Defensa, Benny Gantz, compitieron entre sí sobre quién tenía más posibilidades de formar el próximo gobierno.

Lapid dijo que se pueden aprender lecciones de la forma en que la oposición actuó durante el último gobierno, cuando presentó una política unificada de votar sistemáticamente en contra de la coalición en iniciativas de ley, incluidas aquellos que apoyaba ideológicamente.

“Fue tóxico y violento, pero estuvo totalmente coordinado”, dijo sobre la oposición de Netanyahu.

El Likud ha recibido muchas críticas por abrazar partidos de extrema derecha que albergan posturas extremas que van mucho más allá de sus propias posiciones, incluido el trato desigual para judíos y árabes, la deportación de ciudadanos “desleales” y la restricción de los derechos LGBT.

El presidente israelí Yitzhak Herzog inició el miércoles consultas formales con todos los partidos en la Knéset para escuchar sus recomendaciones sobre quién debería formar el próximo gobierno. Netanyahu cuenta con el apoyo de los partidos que ocupan 64 escaños en la Knéset, de 120 escaños y se espera que se encargue del trabajo.

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