Enlace Judío – Todo grupo que se consolida alrededor de una creencia o una ideología corre el riesgo de volverse totalitario y anular a quienes lo componen. Así mismo debe haber un factor común para que la unión siga representando a un grupo. El tema de majloket (división) está en el centro de este balance. La palabra puede tener más de un significado, a veces se refiere a una discusión halajica donde dos puntos de vista distintos son expuestos, y a veces a una división insoldable (política o no) en el centro de un grupo. Puede tener implicaciones positivas y negativas, los sabios distinguen entre majlokot (plural de majloket) que son “l’ shem shamim” provienen del Cielo, es decir que son positivas y su existencia es insoldable en un buen sentido, y majlokot lo l’ shem shamaim, que no provienen del Cielo, que son negativas y dividen sin ofrecer beneficio alguno para los involucrados.

Rab Dovid Referson explora en extensión este tema, lo mira desde la enseñanza moral que podemos obtener de él y las cualidades de carácter que podemos aprender, especialmente cuando se refiere al escuchar y comunicarnos con el prójimo. Los siguientes son tan sólo algunos de los puntos que el rabino señala.

Destrucción del templo

Una de las formas de abordarlo que me pareció sumamente bella e interesante es que el rabino remarca a las majlokot (divisiones) como una manifestación del odio gratuito que trajo la destrucción al templo. En la filosofía judía talmudica y toraica, la destrucción del templo se ve como un evento con connotaciones espirituales no sólo políticas y físicas. La nación de Israel gozaba de la protección y la Presencia Divina en Jerusalén, esto quiere decir que estaban construidos como una comunidad que tenía a D-os en el centro, y una comunidad que cumplía con los niveles éticos y espirituales que la Torá exigía de ellos. Antes de perder la ciudad, la Presencia Divina los había abandonado, eso quiere decir que habían dejado de construirse como una comunidad que tuviera las altas cualidades éticas que se exigía de ella, en la unión de sus individuos.

Este tema se abre a la discusión en distintos pasajes del Talmud. Y el Talmud mismo dice que perdieron el Templo por Sinat Jinam (odio gratuito), hay muchas formas de entender esta frase y a lo largo de los milenios los rabinos han dado diversas explicaciones. Rab Refson remarca como el Talmud explica el Sinat Jinam (odio gratuito). Para que este tuviera efecto en la constitución política, espiritual y el destino de Israel, el Sinat Jinam (odio gratuito) no es simplemente un sentimiento se expresaba en acciones concretas. Los rabinos preguntan cuales eran esas acciones, la respuesta es: Lashon Hara (chismes, críticas, agresiones verbales) y Majloket, el tema que estamos tratando ahora, la división. De esta forma se muestra la gravedad de la división y la importancia del tema que se trata.

Además, los errores que llevaron a la destrucción del templo en Jerusalén son los mismos errores que como comunidad e individuos no hemos logrado curar con el tiempo, por los cuales aún no llega la Era Mesiánica. Es decir son defectos de carácter que aún nos dividen como seres humanos en el mundo. Por eso la importancia de este tema.

Defectos al comunicarnos

Recalca la diferencia entre la majloket l’shem shamaim, la división que viene del Cielo, que es positiva de la majloket lo l’shem shamaim, de la división que no viene del Cielo. La primera tiene un carácter positivo: no crea separación, ni odio entre los individuos. Además le da individualidad a la persona y le permite acercarse a la Torá y al mundo desde el desarrollo de una subjetividad. La segunda, es precisamente de la que hablamos, la que rompe la paz y cera conflictos. Las principal distinción entre ambas son los motivos y las formas que guían la base de la separación cuando hay envidia, cuando hay egoísmo, cuando hay soberbia la división se convierte en una majloket nociva, en un pleito dañino. Una majloket l’ shem shamaim por el nombre del Cielo siempre parte de un lugar neutral, la persona no se beneficia de ella por encima de los demás.

Los siguientes son algunos ejemplos de majlokot que aparecen en midrashim (relatos orales). Rab Refson los menciona para explicarlos, a través de ellos aprendemos ciertas características que vician la comunicación entre los hombres.

Soberbia

Hay veces que uno discute por demostrar su conocimiento, o los defectos del otro; o incluso simplemente lo hace desde un lugar de egocentrismo y soberbia y no está dispuesto a reconocer al otro. Cuando se usa un conocimiento para humillar o disminuir al prójimo la discusión pierde su sentido y se convierte potencialmente en una división dañina. Esto queda ejemplificado en un midrash (relato oral de la tradición) que nos habla de la Luna y el Sol. Se nos narra que antes la Luna tenía luz propia y el mismo brillo que el Sol, no le gustaba esa situación. Se quejo y dijo que no era posible que hubieran dos luminarias con la misma fuerza y esplendor en el Cielo, entonces su luz disminuyó. Aunque tenía razón, cuando uno trata de disminuir al pierde su propia fortaleza.

Mezquinidad

Otro midrash habla sobre la disputa que hubo entre Abel y Caín. Uno de ellos poseía la tierra y otro el producto de la misma. El que poseía la tierra le dijo: “la tierra donde estás parado es mía. Salta.” Mientras que el que poseía el producto le respondió: “las prendas que estás usando son mías. Desnudate” lo cual llevo al pleito y la majloket que separó a los hermanos. Este midrash señala el problema de la mezquinidad, no está mal querer conservar y administrar las cosas que son de uno, pero uno no puede pretender que el otro no obtenga beneficio por alimentar su propia mezquinidad. Si no hace daño a nadie, si no afecta a los intereses o bienes de uno mismi, se debe permitir que los demás obtengan alegría y beneficios de nuestro trabajo o nuestros bienes.

La importancia de saber escuchar

La cura a estos vicios es aprender a escuchar, es darle valor y validez a la situación y el punto de vista del prójimo. El rabino resalta la majloket que existía entre Shammai y Hillel, dos grandes escuelas de enseñanza de Torá. El Talmud se pregunta porque la halaja se sigue conforme a Hillel y la respuesta es que Hillel siempre estudiaba con sus alumnos primero la opinión de Shammai antes que la suya. ¿Por qué es esto tan importante? Porque quiere decir que sabían escuchar. Ponía gran atención a la respuesta del otro.

Para escuchar correctamente uno debe primero separarse de su propia visión para poder partir del lugar que el otro está partiendo, y aunque uno no concuerde con lo que se dice, debe hacer su mejor esfuerzo por entender los argumentos las posiciones que la otra persona defiende. Uno está obligado a ver la legitimidad y la validez de la visión del otro, aunque eso no quiere decir que la acepte como correcta, Uno puede, de hecho debe, tener su propia valoración de la situación y desarrollar una lógica y pensamiento propio; pero debe tener consciente que las opiniones del otro son válidas, que no puede descartarlas con actitud soberbia y que la verdad absoluta no la tenemos como humanos. Ese espacio que se da al projimo, esa disposición que cultivamos en nosotros a la hora de relacionarnos es la base de construir una sociedad con paz y armonía. Es lo que en el futuro traerá la construcción del Tercer Templo y la época mesiánica.