Enlace Judío – Un nuevo estudio israelí sugiere que los efectos secundarios de las vacunas contra COVID-19 son frecuentemente psicosomáticos, informó The Times of Israel.

Según el estudio, cuanto más vacilen las personas acerca de la vacuna, es más probable que sientan efectos secundarios.

Esto se debe a un efecto “nocebo”, a diferencia del efecto placebo, en el que una intervención falsa produce efectos positivos. Aquí, solo la idea de los efectos negativos aparentemente los hace transpirar, explican los investigadores.

Señalan que “una parte cuantificable y significativa de los efectos secundarios de la vacuna contra COVID-19 se predice por la vacilación a la vacuna”.

Esto muestra que los efectos secundarios “incluyen un componente nocebo psicosomático en las personas vacunadas”.

El estudio publicado en la revista Scientific Reports, es una colaboración entre las universidades Bar Ilan, Ariel, de Haifa y Warwick en Reino Unido.

Durante el estudio. 750 israelíes de más de 60 años reportaron sobre su nivel de renuencia a la vacuna y efectos secundarios tras su segunda y tercera dosis de la vacuna contra COVID-19.

“Queríamos comprender si había dudas sobre la vacuna. Es decir, si las personas tienen una disposición negativa hacia la misma, pero no son antivacunas”, explica el profesor Yaakov Hoffman del Departamento Interdisciplinario de Ciencias Sociales de la Universidad de Bar Ilan y director del estudio.

Tras un análisis de los patrones de respuestas entre los encuestados, los investigadores concluyeron que la vacilación a la vacuna está “positivamente asociada” con los efectos secundarios y eleva la incidencia de síntomas posteriores a la vacuna en un 16%.

Sorprendentemente, descubrieron que, si bien la vacilación a la vacuna aparentemente provocó efectos secundarios, la correlación no funcionó en la otra dirección.

Las personas que tuvieron efectos secundarios después de la segunda dosis de la vacuna no tenían muchas más probabilidades de dudar en aplicarse la tercera dosis.

“Está claro a partir de esta investigación que no todas las quejas se derivan del tratamiento activo. Es importante saber esto, porque las personas pueden evitar la vacuna debido a la creencia de que pone en peligro su salud, mientras que algunos de los efectos secundarios en realidad se deben a factores psicológicos”, subraya Hoffman.

“El estudio plantea la posibilidad de que la incidencia de efectos secundarios pueda reducirse al tomar conciencia sobre el efecto nocebo”.

Hoffman señala que su investigación tiene implicaciones políticas.

“Decirle a la gente que las vacunas son seguras y que los efectos secundarios son mínimos puede no ser suficiente. También puede ser conveniente explicar que algunos efectos secundarios resultan del efecto nocebo, decirles que pueden haber efectos secundarios y que pueden tener un elemento psicológico”.

“Esto es importante porque estudios anteriores muestran que cuando las personas saben que son vulnerables al efecto nocebo, en realidad pueden controlarlo”, concluye.

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