Enlace Judío –  En octubre pasado, México superó a Canadá y China en el intercambio comercial con EE. UU., que continuaron en segundo y tercer lugar respectivamente. En ese mes México tuvo una participación de mercado de 14.8% entre exportaciones e importaciones.

Sin embargo, Canadá con una cobertura de 15% ocupó el primer lugar en el acumulado del periodo enero-octubre de 2022 y México el segundo.

En el lapso de 16 meses, el comercio bilateral con México ascendió a 655.9 mil millones de dólares, lo que representó 14.7% del intercambio de bienes de EE. UU. con el mundo.

En este contexto, México es el segundo mercado para las exportaciones estadounidenses, después de Canadá, y es también el segundo proveedor de las importaciones de EE. UU., después de China.

El hecho es que México sea el principal socio comercial de EE. UU. es resultado de la integración de ambas economías a partir del T-MEC que abrió una nueva etapa en las relaciones comerciales y económicas de América del Norte.

La integración está reflejada, entre otras cosas, en beneficios para México de la rápida recuperación de la economía de EE. UU. tras los efectos provocados por la pandemia de COVID-19

Mientras EE. UU. la llevó cuatro trimestres recuperar la pérdida por la pandemia, a la economía mexicana le tomó 11 trimestres regresar a los niveles de actividad previos a la emergencia sanitaria. La recuperación en México fue más lenta que en la mayoría de los países, sin embargo, se benefició del “arrastre de EE. UU. para crecer después de la pandemia”.

El empuje provino en buena medida del restablecimiento de las cadenas de valor con nuestro principal socio comercial, del fuerte consumo en ambos lados de la frontera y más recientemente, de la relocalización de plantas (nearshoring) al norte del país. No obstante, los beneficios potenciales del T-MEC para México se ven amenazados por la flagrante violación de México de varios capítulos del T-MEC.

En este ámbito el 23 de agosto pasado, iniciaron las reuniones entre México y EE. UU., que son el paso previo a la implementación de un panel de solución de controversias que puede derivar en la aplicación de cuotas compensatorias a productos mexicanos del tamaño del daño que consideren los socios afectados.

Estas conversaciones previas tienen la intención de encontrar una solución que evite llegar al siguiente paso de demostrar en un panel, las violaciones de México al acuerdo y que ello resulte en la imposición de sanciones comerciales.

EE. UU. al igual que Canadá, que también se sumó a esta queja de incumplimiento, seguirán el camino institucional que México decidió aceptar al firmar el T-MEC, con los mecanismos de solución de controversias ahí planteados con los tiempos y procedimientos marcados.

Lo cierto es que no hay mucho margen para defender la postura nacional populista que hizo AMLO en contra de sus principales socios comerciales. 

La verdadera pregunta es si habrá una decisión pragmática de la 4T para evitar las sanciones que seguramente resultarán del panel del T-MEC o si incluso, AMLO podría llegar al extremo de radicalización que ha emprendido y decide romper comerciante con sus socios de América del Norte.

El tema central de la disputa de México con sus socios del T-MEC es el sector eléctrico. AMLO está llevando una estrategia que las decisiones para resolver las controversias le tocarán al próximo gobierno. De manera que AMLO implementa una estrategia nacionalista-populista que seguramente al final de cuentas se tendrá que resolver en la próxima administración y obviamente México tendrá que recular; empero, AMLO no será el que tome la decisión. Pero por lo pronto inversionistas nacionales y foráneos deferirán o cancelarán sus inversiones en este sector.

 


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