Enlace Judío – Sara Cohen Shabot es profesora asociada y directora del Departamento de Estudios de la Mujer y de Género de la Universidad de Haifa. Se especializa en fenomenología, filosofía feminista y filosofías del cuerpo.

Sus investigaciones y publicaciones actuales abordan perspectivas filosóficas feministas sobre el parto y la maternidad. En los últimos años, su investigación se ha centrado en el fenómeno de la violencia obstétrica como violencia de género, y ha publicado varios artículos sobre este tema desde diferentes perspectivas filosóficas. Conversamos con ella en exclusiva.

Sara Cohen Shabot vivió en la Ciudad de México hasta los 19 años. Creció en la comunidad Maguén David, “una comunidad conservadora y patriarcal”, dice a Enlace Judío en Haifa.

Feminismo

A pesar de que nunca hubo una figura que le hablara de feminismo, la investigación sobre el cuerpo y experiencias corporales desde una perspectiva filosófica la llevó a descubrir que las principales analistas en estos temas son feministas. “Para mi el feminismo fue todo un descubrimiento, una formación muy autodidacta”, expresa.

“Vine de una familia que me empujó a ser autodidacta, a pensar, leer… así fue cómo yo sola llegué al feminismo. A partir de los 30 años, casi terminando mi doctorado empecé a dedicarme a teorías feministas y mi posdoctorado fue dedicado a temas de género, siempre desde una metodología filosófica. Me dediqué a escribir sobre el cuerpo, sobre Simone de Beauvoir“, señala Cohen Shabot.

De manera fascinante y sencilla, nos introduce en un mundo de cuestionamiento y análisis para llegar a una comprensión y aceptación de procesos internos, reflejando así su mundo académico, ligado estrechamente a su experiencia personal.

Subraya que su misma experiencia personal la llevó a dedicarse al tema de partos y más adelante a la investigación de la violencia obstétrica.

“Poco a poco la maternidad se convirtió para mí en una fuente de exploración académica. Sentí que había mucho que decir sobre esta experiencia y que los filósofos obviamente no se dedican a la maternidad. En primera porque la mayoría de los filósofos son hombres y en segundo porque aún las filósofas que han escrito desde la parte más feminista, generalmente tendían a dejar la maternidad de lado porque querían escribir como los ‘filósofos'”.

¿Como que el feminismo y la maternidad no van juntos?

En ciertos momentos del feminismo esa era la sensación. No se podía hablar de la maternidad. Teníamos que rechazar la maternidad para poder emanciparnos.

Este enfoque cambió en la década de 1980 con Adrienne Rich y otras escritoras filósofas que destacaron por qué es legítimo e importante hablar de una maternidad feminista. “Tomé mucho de ellas para empezar a escribir”, revela Cohen Shabot

Recuerda su segundo y último parto como una experiencia muy traumática en el que se sintió violentada. “Me hicieron cosas que no quise, que no me preguntaron. Intervenciones innecesarias que no eran lo que yo quería, que me quitaban mi autonomía”, comenta.

“Poco a poco comencé a leer, investigar y comprender, porque eso es lo que hago cuando algo me pasa que no entiendo, lo llevo a la parte académica”.

Violencia Obstétrica

“Comprendí que mi experiencia no era solo mía, sino que era una experiencia de muchas mujeres en el mundo. El fenómeno de la violencia obstétrica es un fenómeno estudiado y reconocido por parte de la ONU y por la Organización Mundial de la Salud como algo que requiere una solución“, señala.

Explica que “muchas mujeres salen muy afectadas de los partos, incluso con postrauma, y no saben por qué. No saben identificarlo porque no tienen los conceptos. Porque todo lo que les pasó es algo muy normalizado”.

“Un parto puede ser una experiencia maravillosa que te acompañe toda la vida o por el contrario, algo que te acompaña como una herida abierta. A través de la investigación les hemos dado palabras y conceptos a todas estas emociones”, agrega.

Sostiene que la violencia obstétrica no es una violencia médica “normal”, sino una violencia de género, contra las mujeres, una violencia legítima, institucionalizada no porque los médicos sean malos o mal intencionados, sino porque el sistema está creado para que las cosas salgan de esa manera.

“Se trata de un sistema muy patriarcal en donde mi argumento era que las mujeres en el parto son cuerpos, son mujeres que se comportan no muy femeninamente en el sentido de que pueden ser muy ‘ruidosas’, expansivas, ocupando mucho lugar y entonces hay que ‘aplacarlas’. Esas son las razones de la violencia”, asegura.

¿Has visto algún cambio positivo a través del tiempo?

En la última década ha explotado la investigación sobre violencia obstétrica. Hay más activismo y acción por parte de la ONU y la Organización Mundial de la Salud, pero aún no es suficiente.

Menciona que este activismo contra la violencia obstétrica comenzó justo en América Latina, en países como Chile y Argentina.

Esto se debe a que a en América Latina muchos derechos humanos son violentados pero hay conciencia y fuerza para hablarlo, dice, a diferencia de lo que ocurre en países de África.

“En el otro extremo, lo que sucede en Europa, EE.UU. e Israel es diferente porque ahí la violencia es muy sutil y por lo tanto muchas veces ni siquiera hay protesta porque estamos demasiado acostumbradas a lo que sucede y no lo vemos como violencia. Es la violencia que vivimos en los países desarrollados”.

Cohen Shabot fue invitada a hablar de la violencia obstétrica en México, que existe en las zonas rurales, en la medicina pública y en la privada, siendo este un sistema que no tiene parteras, a diferencia de lo que sucede en Europa e Israel.

“Por lo general, ser tratada exclusivamente por el sistema médico en un parto llevará a buscar patología y a tratar de intervenir, mientras que las parteras tienen una visión mucho más fisiológica de lo que sucede en el parto. Por lo tanto, serán menos intervencionistas pero eso no quiere decir que no haya violencia obstétrica en estos casos también”, aclara.

Parto en casa

Cohen Shabot subraya que ella apoya los partos en casa desde el punto de vista científico, en base a la evidencia de que estos son igual o más seguros que los partos en hospitales cuando se realizan con ciertos cuidados específicos y bajo ciertas condiciones. Además, la investigación muestra que conviene sacarlos lo más posible de los marcos hospitalarios. Es decir, tener centros de natalidad o partos en casa con parteras profesionales.

“En caso de complicaciones, la ley en Israel dice que el parto en casa debe realizarse a por lo menos 20 minutos de un hospital. Cuando hay una partera cerca de la mujer durante todo el parto, las complicaciones pueden verse a tiempo y se puede llegar a un hospital, pero entrar a un hospital desde un principio lleva generalmente a más intervenciones innecesarias”, afirma.

“Sé que en muchos hospitales se está haciendo mala medicina en cuanto a los partos. Es mala ciencia”, apunta.

Año sabático

Este año, Cohen Shabot se encuentra en Oxford, Reino Unido para un año sabático. Entre otras cosas, pretende editar un libro que incluya una recopilación de sus extensas publicaciones, así como profundizar en su investigación sobre violencia obstétrica y la responsabilidad de las mujeres frente a la opresión médica.

En su artículo titulado “Making Ourselves into Objects – Complicity and Submission in Obstetric Violence”, (“Convirtiéndonos en Objetos – Complicidad y Sumisión en Violencia Obstétrica”) Cohen Shabot cuestiona qué tan responsables son las mujeres de renunciar a su autonomía.

Tomando a Simone de Beauvoir, desea adentrarse en la diferencia entre la violencia obstétrica experimentada por mujeres que viven en condiciones precarias y realmente no tienen opciones frente a la que experimentan mujeres privilegiadas, que sí las tienen y podrían oponerse a ciertas intervenciones.

Otro proyecto se relaciona con su investigación sobre el “cuerpo grotesco” y el mundo de las teorías de discapacidad en torno a cuerpos o mentes con limitaciones. Específicamente, el parto de mujeres con alguna discapacidad y personas transgénero o aquellas que no se identifican con un género.

Argumenta que estos cuerpos o mentes “no normativas” son una oportunidad para comprender el mundo de personas con discapacidad y “aprender de estos cuerpos”. Es decir, “descubrir acerca del mundo y la existencia con gente con discapacidad”.

“De qué manera filosóficamente podemos enriquecernos cuando hablamos de gente con diferentes discapacidades porque finalmente todos somos propensos a alguna discapacidad”, puntualiza.

En este contexto, busca profundizar en el “cuerpo pariente que a veces se comporta como un cuerpo con disabilidades”.

Para finalizar, expresa su preocupación por el ascenso de la extrema derecha en Israel y advierte que la nueva coalición será un gobierno “con muchos problemas hacia el trato de minorías y el trato de mujeres”.

“Creo que será un gobierno muy radical nacionalista religioso que puede traernos más violencia y finalmente el lugar de las mujeres y las minorías va a estar en jaque. No sabemos aún qué pasará pero pueden venir tiempos muy reaccionarios. Pueden pasar cosas que afecten los derechos humanos de ciertas personas y de minorías,” enfatiza.

Asimismo, hace un llamado a los judíos de la diáspora para “tomar responsabilidad, criticar y ver con ojos abiertos y mente abierta lo que está sucediendo. Tratar de comprender lo peligroso que puede ser tanto para los liberales que vivimos en Israel como para los judíos del mundo” aún “cuando sentimos en la diáspora que debemos defender a Israel a toda costa porque es el lugar que nos acogerá en el momento necesario”.

Y sugiere: “Si nos quieren ayudar, si nos quieren fortalecer entonces vean todo el contexto y fortalezcan las partes liberales que aún existen en la sociedad israelí. Justo no defender a capa y espada cualquier política israelí porque se trata de decisiones del gobierno israelí, sino tratar de ver con un ojo más crítico lo que está sucediendo”.

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