Enlace Judío – El exprimer ministro Ehud Barak acusó este viernes al nuevo gobierno liderado por Benjamín Netanyahu de trabajar para destruir la democracia israelí y señaló que presenta “signos de fascismo”, informó The Times of Israel.

“Si la Corte Suprema de Justicia es incapaz de defender a Israel y su democracia de la coalición de derecha dura, los ciudadanos de Israel tendrán que organizar “una revuelta no violenta” para derribarlo”, dijo Barak en una ceremonia conmemorativa de su sucesor como jefe del Estado Mayor de las FDI, Amnon Lipkin-Shahak, quien murió en 2012.

“Como alguien que conoció bien a Amnon [Lipkin-Shahak], puedo suponer lo que él diría de este gobierno: que tomó posesión legalmente, pero está actuando claramente de forma ilegítima”, dijo Barak, quien reemplazó a Netanyahu como primer ministro en 1999 y posteriormente asumió la cartera de Defensa cuando Netanyahu regresó al poder.

“Este gobierno está llevando a cabo un golpe de Estado en Israel ante nuestros ojos, con su racismo, corrupción, neutralización del sistema judicial, politización de la policía y debilitamiento de la cadena de mando en las FDI”, afirmó Barak.

“Aquellos que pretenden librarse de los juicios penales han unido sus fuerzas con mesiánicos racistas que distorsionan el judaísmo, el sionismo y la humanidad”, acusó en aparente referencia a Netanyahu, cuyo juicio por delitos de corrupción continúa. “Juntos están acabando con la democracia”.

En el mismo acto, el presidente Yitzhak Herzog dijo que los israelíes preocupados por las políticas del nuevo gobierno que integra a políticos de extrema derecha o temerosos por el futuro del carácter del país deben tener más fe en la solidez de su democracia.

Barak fue mucho más crítico con el nuevo gobierno, compuesto por el Likud de Netanyahu, dos partidos ultraortodoxos y tres partidos de extrema derecha, que buscan reducir drásticamente la capacidad de la Corte Suprema de servir de freno a las decisiones del gobierno y a la legislación de la Knéset.

Los acuerdos no vinculantes de la coalición también prevén leyes que permitirían discriminar a la comunidad LGBTQ y a otras minorías por motivos de “creencias religiosas”, así como anexar Judea y Samaria (Cisjordania) sin otorgar plenos derechos a los palestinos.

“Este gobierno lleva los signos del fascismo”, acusó Barak, pero “hay una manera de salir de la oscuridad”.

“No está claro cuánto tiempo llevará y qué daños se causarán, pero Israel saldrá del túnel reforzado”, dijo.

“Aún no somos Hungría ni Polonia“, dijo, y estimó que el público derribará al gobierno con su energía y su insistencia en la libertad y “lo mancharán con su bajeza de generaciones”.

“Si la Corte Suprema de Justicia es incapaz de defender a Israel y su democracia, la responsabilidad pasaría al pueblo”, dijo, anticipando una “revuelta no violenta” de la ciudadanía. Si es necesario, “un millón de ciudadanos israelíes saldrán a las calles y el gobierno caerá”.

“Si Amnon estuviera vivo, habría marchado con ellos, quizá a la cabeza, y si pudiera, nos pediría a todos que hiciéramos lo mismo”, concluyó Barak.

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