Enlace Judío – El título es deliberadamente prudente.

Cabe aún preservar la esperanza de que la presente coalición presidida por Benjamín Netanyahu, hoy guiada por sus aprietos personales y por las convicciones ideológicas de miembros que componen la coalición gubernamental, no llevará al colapso de la democracia.

Sin embargo, abruman los signos que indican esta lamentable dirección.

Uno de ellos es el probable cierre del canal televisivo 11 que, con acierto y modestia, ofrece desde hace años al público interesado una equilibrada información amén de obras de teatro que enriquecen la cultura del público.

Otro hecho ya indica la intención de alentar y facilitar la absorción en el país solo a aquellos que claramente revelan la condición judía. Requisito que si otros países, celosos de su origen y cultura, habrían adoptado en sus directrices migratorias otra habría sido la suerte y la vida de las diásporas.

A estas intenciones se suma la proclamada intención de desalojar de la Knéset a diputados árabes que se permitan señalar actos de violencia contra la ciudadanía que representan, intención que apenas considera que uno de sus miembros judíos y hoy ministro – Itamar Ben Gvir – tenía en el salón de su casa el retrato de un personaje que asesinó a cuatro decenas de árabes que con inocencia rezaban en la mezquita.

Y para ampliar este ingrato rumbo miembros de la coalición gubernamental exige no solo la estricta kashrut en la comida que se ofrece en los hospitales. También las mujeres que en ellos dan a luz deben ser separadas conforme a la identidad étnica y religiosa.

Tendencias que no solo quiebran y rebajan la cultura y la democracia del país. También tienen repercusiones económicas ya señaladas por 270 académicos israelíes con el apoyo de un amplio público.

Tendencia hoy gris y mañana oscura si no atinamos a frenarla.

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