Enlace Judío – El primer ministro Benjamín Netanyahu acusó este martes a sus rivales políticos de intentar dañar la economía con sus predicciones de fuga de inversores y debilitamiento del shekel como resultado de su propuesta de reforma judicial, informó The Times of Israel.

Netanyahu dirigió sus acusaciones a la oposición política, a pesar de que los principales expertos financieros han emitido advertencias similares de que el plan puede causar un daño económico masivo al país.

“No es agradable perder elecciones… pero no es necesario canalizar esta amargura para dañar la economía israelí”, reprendió Netanyahu a la oposición durante un evento en el puerto de Haifa.

“En primer lugar, no ayudará, porque la economía es muy fuerte y los inversores inteligentes vienen aquí”, dijo. “Les sugiero que simplemente se unan a nosotros y hagan lo correcto: construyan nuestra economía, continúen abriéndose y nutriendo nuestra [economía] de libre mercado, y juntos aseguraremos un futuro maravilloso”.

El líder de la oposición, Yair Lapid, respondió de la misma manera, tuiteando: “No es divertido ser un acusado en casos penales, pero no es necesario convertir la amargura en la destrucción de la democracia y la economía de Israel”, en referencia al juicio en curso del primer ministro por presunta corrupción.

Los comentarios de Netanyahu no fueron la primera vez que la coalición trató de culpar a la oposición por el daño económico potencial causado por el plan. Un día antes, el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, acusó a Lapid de echar una mano al movimiento BDS por sus críticas a la reforma.

Lapid respondió diciendo que ha estado “luchando contra el BDS cuando Smotrich todavía era un joven de las colinas”, refiriéndose a la asociación del ministro con los grupos de jóvenes israelíes radicales de los asentamientos en Judea y Samaria (Cisjordania).

Los expertos financieros, las empresas y las organizaciones comerciales han intensificado sus esfuerzos para expresar su preocupación por el plan de reforma judicial, que, según dicen, amenaza la democracia y dañará la economía, en particular la próspera industria tecnológica local.

Muchos temen que un debilitamiento del sistema judicial genere incertidumbre y reduzca la probabilidad de que los inversionistas extranjeros inyecten fondos en las empresas locales. Esto, a su vez, podría obligar a las empresas locales e internacionales a irse y establecerse en otro lugar.

Líderes bancarios advirtieron a Netanyahu la semana pasada que comenzaron a ver una salida de fondos en los últimos días, con cuentas de ahorro que se trasladaron de Israel al extranjero.

El primer ministro, que técnicamente no puede opinar sobre la reforma judicial debido a su juicio en curso, ha rechazado las crecientes críticas, asegurando que las acciones del Poder Judicial que necesitan ser reformadas son las que están afectando la economía.

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