Enlace Judío- Una sesión especial en memoria de las víctimas del Holocausto realizó el pasado miércoles 25 de enero de 2023 la Asamblea Nacional, la Embajada de Israel en Panamá y la Organización de las Naciones Unidas.

Una sesión especial para no olvidar la barbarie humana de la Alemania nazi.

 

Esto, en ocasión del Día Internacional de Conmemoración Anual en Memoria de las Víctimas del Holocausto, que este año conmemora el 78 aniversario de la liberación del campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz. La actividad tuvo lugar en el Palacio Justo Arosemena.

En la sesión se leyó la Resolución 111 del 25 de enero de 2010, por la cual la Asamblea Nacional conmemora el día internacional en memoria de las víctimas del Holocausto y se guardó un minuto de silencio.

“La realización de esta sesión especial tiene un profundo significado para el pueblo judío y para el mundo, porque recordamos el asesinato sistemático y planificado de seres humanos inocentes”, expresó el embajador de Israel en Panamá, Itai Bardov.

El acto contó con la presencia del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, quien precisó que “los Estados recuerdan a los 6 millones de judíos que perecieron del Holocausto”.

Esta misma noche,la Comunidad Judía de Panamá entregaría el Premio Shalom a Almagro por su permanente esfuerzo en la lucha por la democracia y por combatir el antisemitismo y el terrorismo en la región.

En la sesión también participaron Ana Patricia Graca, coordinadora residente del Sistema de Naciones Unidas en Panamá; Rubén Farje, representante de la OEA en Panamá; Fernando Lottenberg, comisionado de la OEA para combatir el antisemitismo; Tomás Osers, hijo de sobreviviente del Holocausto y presidente de Yad Vashem Venezuela; Daniela Gateño, presidenta de Yad Vashem; los rabinos David Perets de la sinagoga Shevet Ahim y Gustavo Kraselnick de la sinagoga Kol Shearith; Dina Siegel,Directora del Instituto Arthur and Rochelle Belfer para Asuntos latinos y de América Latina,  entre otros.

Como parte de la actividad se encendieron seis velas en el Salón Azul de la Asamblea, en memoria de los 6 millones de judíos asesinados por el régimen nazi (1933-1945) que encabezó Adolf Hitler. Allí, el rabino David Perets pronunció el “El Malé Rajamim” y se dijo el Kadish, ambos en emoria de las almas torturadas de los campos de concentración.

 

El testimonio de Tomás Osers acerca de su padre, sobreviviente del Holocausto, arrancó una que otra lágrima. Publicamos integra su intervención:

Agradezco a la Asamblea Nacional de Panamá, y al Excelentísimo Embajador del Estado de Israel Itai Bardov, por invitarme a dirigirles estas cortas palabras.

Es un honor, y a su vez una gran responsabilidad para con los 6 millones de hermanos judíos, cuya voz fue silenciada durante el Holocausto-La Shoá.

Retrocediendo a Auschwitz, 27 de Enero 1945

“Había tal hedor que era imposible estar ahí por más de cinco minutos. Mis soldados no lo podían soportar y me rogaban para que los dejara ir. Pero teníamos una misión que cumplir”

Estas palabras pertenecen a Anatoly Shapiro, el primer oficial del ejército rojo que entró en el brutal campo de exterminio- la fábrica de muerte Auschwitz- Birkenau, después de la derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial. Continua Shapiro,

“Entramos en la mañana del 27 de enero de 1945. Vimos algunas personas vestidas con harapos. No parecían seres humanos, lucían terrible, eran puro hueso. No sé cómo sobrevivieron a eso”

Recordamos una vez más, a pesar de parecer repetitivos, porque

• Todavía hay personas que no saben los nombres de los seis campos de exterminio, considero una buena ocasión para nombrarlos y no olvidarlos.

Auschwitz-Birkenau, Belzec, Chelmno, Majdanek, Sobibor, Treblinka.

• porque todavía hay personas que creen que Auschwitz es una marca de cerveza.
• porque hay personas que dicen que algunos judíos se tatúan el número de teléfono en el brazo, porque tienen muy mala memoria. No, la práctica del tatuaje fue implementada por la SS, para identificar los cuerpos de los presos registrados, despojados de sus ropas, que habían muerto en las cámaras de gas.

Nuestra madre Dorit Weiss de Osers Z’’L sobreviviente del campo de concentración de Terezin y nuestro padre Harry Osers Z’’L  sobreviviente del campo de exterminio de Auschwitz, nos dejaron a mis hermanos y a mí, huellas indelebles, que nos marcaron desde la infancia nuestra forma de ser y ver el mundo.

Nos formamos bajo la sombra de los campos de concentración y exterminio, de las fábricas de muerte.

Si bien, nos contaban los clásicos cuentos de Disney, al final de una u otra forma desembocábamos en los terribles testimonios de vida a través de su infancia.

Así que nuestra infancia, fue una ambivalencia de fantasía y terribles sombras.

Nosotros, la Segunda Generación de Sobrevivientes del Holocausto, estamos obligados a seguir relatando los testimonios que nos han trasmitido nuestros abuelos, padres y tíos.

Nosotros, hemos oído los testimonios en forma directa de la primera generación de sobrevivientes.

Desde pequeño, y hasta el último respiro de nuestros padres y abuelos, los hemos escuchado hablar sobre lo que les ocurrió en los campos de concentración y exterminio, y para un niño no es tarea fácil, pues de pequeño uno solo escucha, de adolescente empieza a comprender, y es de adulto que uno se da cuenta que algo debe hacer.

A nuestro padre, siempre le hacían la misma pregunta: ¿Cómo hizo Usted para sobrevivir el campo de exterminio de Auschwitz?

Su respuesta siempre fue la misma …SUERTE, SUERTE y MAS SUERTE…

Él comentaba que a la SUERTE había que ayudarla, Y esa, fue una de sus más grandes enseñanzas para con nosotros.

Me permito contarles dos cortos relatos para explicar como hizo para ayudarle a la suerte, ya que necesitaría días para relatarles todas las historias que nos contaba.

Al igual que miles de judíos, fue deportado del campo de concentración de Térezin, en trenes de ganado, 80 personas por vagón, cerrados, sin alimento, sin agua, un transitar por espacio de tres días, solo, sin sus padres, porque por azares de la vida él fue el numero ochenta de su vagón, quedando separados en vagones diferentes, la puerta se cerró, sin poder despedirse de sus padres y hermana, no sabía si los volvería a ver.

Hagamos una abstracción para entender cómo debía sentirse un niño de apenas 14 años, sin tener idea de cuál sería su destino final. Ahí le robaron su infancia, en ese momento, con sólo 14 años, se convirtió en hombre.
Su destino resultó ser el campo de exterminio de Auschwitz, al bajar de los vagones, oye lo siguiente.

…¿Ven aquella chimenea, allá? ¿La ven? ¿Ven las llamas? Allá, allá los llevaran. Ésa es su tumba. ¿Todavía no han comprendido? ¡Perros! ¿Ustedes no comprenden nada entonces? ¡Los van a cremar! ¡Los van a calcinar! ¡Los van a reducir a cenizas!…

 

Nuestro padre se consigue frente a si, por primera vez al Ángel de la Muerte, el Dr. Josef Mengele, oficial SS, rostro cruel e insensible, vestimenta impecable, inteligente, con monóculo, una batuta de director de orquesta en la mano. La batuta se movía sin tregua, ya sea a la izquierda, ya sea a la derecha, decidía, como si fuera un D_os Todo Poderoso quien vive y quien era enviado directamente a las cámaras de gas, LINKS, RECHTS, Izquierda, Derecha. Todavía no sabía cuál dirección era la buena, qué camino conducía al presidio o al gas, la vida o la muerte. Esas dos palabras, a mí, me marcaron de niño, y hasta el día de hoy no las quiero OIR.

Cuenta nuestro padre, que durante su permanencia en Auschwitz, tuvo una herida en el pie, hasta se podía ver el hueso, fue trasladado a lo que el mismo llamaba, “ALGO PARECIDO A UN HOSPITAL”, del cual básicamente no salía nadie vivo, en donde le hicieron una cura, y vendaron su pie con papel.

Al salir del pseudo hospital, no podía caminar bien, cojeaba y se notaba que tenía una lesión, en eso fue llamado para a una nueva selección del Dr. Menguele, él sabía que si veían que no podía caminar, sería enviado directamente al gas, por ello, decidió bajarse los pantalones hasta los tobillos, con lo que consiguió tapar la herida, y disimular su cojera, ya que es evidente que con los pantalones en los tobillos no se podía caminar correctamente. Esto lo salvó. Otra enseñanza para la vida.

Muchas familias guardan artículos que consideran preciados y que pasan de generación en generación, la familia Osers, también los tiene, pero no son joyas, diamantes ni oro, es un elemento que, nuestro padre trajo consigo de Auschwitz, y que según él le salvó la vida. Es este vasito de metal. Corresponde a la ración de SOPA de todo un día, en la mañana, recibían café en la misma tacita, y en la noche 300gr de pan que debía aguantar para la cena y desayuno del día siguiente, si perdía este vasito no recibiría el alimento, por ello, lo conservamos hasta el día de hoy.

Estando en Auschwitz, logró en una oportunidad ver a su padre Rodolfo Osers, quien estaba realizando trabajos forzados cavando una trinchera, corrió hacia él, y le dio parte del pan que tenía.

Fue la última vez que lo vió, sin saberlo, esa fue su despedida.

Hasta el día de hoy, no sabemos dónde quedaron sus restos, su partida de defunción dice: “Murió en algún lugar entre Blechamer y Buchenwald, entre el 21 Enero del 1945 y el 7 de Febrero de 1945.”, su nombre junto al de más de 80.000 víctimas escritos a mano, lo pueden ver en el memorial de la Sinagoga Pinkas en Praga.

Nosotros, los hijos de HARRY OSERS, estamos marcados por el trauma del HAMBRE. El comentaba que durante el Holocausto, siempre tuvo HAMBRE, y constantemente nos decía, y cito

…Ustedes no saben lo que es tener hambre…

Teníamos y tenemos prohibido dejar comida en el plato.

 

En la casa se nos prohibió decir,

“TENGO UN PROBLEMA”, ya que nosotros no sabíamos lo que es tener un problema, y nos decía,“saber si VIVES O NO, eso SÍ es un problema. ”

Cerrando Ciclos de Vida

Mi hijo Alan, junto con mi hermano Miguel, tuvieron la oportunidad única de viajar a los campos de concentración y exterminio de Theresienstadt y Auschwitz. Los conocieron, pero no de la mano de un guía, sino de su abuelo, nuestro padre Harry Osers, quien, al entrar al campo, se le solicitó el ticket de entrada, el cual no se percató debía haberlo comprarlo, y lo único que hizo, fue levantarse la manga de la camisa y mostrar su número 169086, y dijo:

“…yo no necesito un ticket, yo escribí parte de esta historia” …

Este típico humor negro fue parte de lo que le ayudó a sobrevivir el campo de exterminio de Auschwitz.

El 27 de Enero de 1945, fue liberado esa infame fábrica de muerte, el campo de exterminio de Auschwitz, fecha que hoy recordamos, sin embargo, debo acotar que nuestro padre, una semana antes, el 21 de enero 1945, fue trasladado, junto a 100 muchachos de la misma edad seleccionados por Mengele, en su primera marcha de la muerte, al campo de concentración Mauthausen, luego, en una segunda marcha de la muerte, los trasladaron al campo de concentración Gunskirchen, de donde fueron liberados, en mayo 1945.

Este grupo de muchachos se les conoce hoy en día como los Birkenau Boys, que en 1992 cincuenta de ellos se reencontraron en Auschwitz.

A Harry Osers, así como muchos otros prisioneros, se le asignó un número, al llegar al Campo de Térezin el 68122, perdió su identidad.

Al llegar a Auschwitz le fue tatuado el 169086, le dolió cuando se lo colocaron, dejó de ser persona y se convirtió en una cosa, ahí sintió la maldad a la que puede llegar el hombre. Al llegar a Mauthausen, finalizada su primera marcha de la muerte, le asignaron un tercer número, el 117137, en una chapa metálica que le cortaba la muñeca. Finalmente recibió el número 980373 su cédula de identidad venezolana, un número que le devolvió su IDENTIDAD, dejó de ser una cosa y volvió a ser un ser humano.

Nuestra madre sobrevivió Terezin, y aunque ambos inicialmente estuvieron en el mismo campo, se conocieron y se casaron en Venezuela.

Para finalizar, recordemos que, en 1945, cuando el general Dwight Eisenhower llegó a al campo de concentración Bergen Belsen, declaró que allí se encontraba la “indiscutible prueba de la brutalidad nazi”.

Sin embargo, ya auguraba que el Holocausto podría ser negado: y cito su célebre frase

“Haz que todo quede grabado ahora, consigue las películas, consigue los testigos porque en algún momento de la historia, algún bastardo se levantará y dirá que esto nunca sucedió.”

Lamentablemente, los bastardos negacionistas, antisemitas aparecieron, por ello reiteramos nuestro más profundo agradecimiento a la Asamblea Nacional de Panamá y a sus ciudadanos, por recordar este día, y darnos la posibilidad de enviar nuestro mensaje.

Muchas Gracias

NUNCA JAMAS

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