Al comprobar el presidente Biden y sus asesores que Netanyahu se inclina a olvidar en estos días el significado y el valor de la democracia resolvió impartirle una lección por las vías cibernéticas que hoy unen al mundo.

El resultado: una reunión inmediata y secreta – de todos los miembros del Likud.

A los participantes se les prohibió introducir algún teléfono y deben intercambiar abiertamente sus ideas sobre la reforma jurídica que ya ha provocado once manifestaciones masivas en todas las ciudades del país.

Opino que este hecho se vio también acelerado por la noticia sobre la probable renuncia del ministro de defensa Gallant a causa de las amenazas de una deserción masiva por parte de altos oficiales que dirigen unidades sensibles de las diferentes ramas del ejército israelí.

Actitud que en estos tiempos cuando las amenazas se multiplican desde todos los costados del país inquietan hondamente al país.

En el momento de escribir estas líneas la reunión continúa. Los medios se limitan a formular hipótesis sobre las probables posturas asumidas por algunos miembros del Likud, especialmente aquellos que ya han amenazado con abandonarlo si logran reunir el mínimo número de cinco para dividir al partido.

También se ha planteado la posibilidad de que el presidente Herzog rehusará aprobar con su firma cualquier decisión que implicaría un golpe a la democracia, o presentaría la renuncia si la resistencia de la presente coalición se torna insuperable.

La decisión final del Likud o de Isaac Herzog – o de ambos – se conocerá en las próximas horas.

Todos los medios siguen con alta atención estos eventos que al cabo definirán el perfil – democrático o dictatorial – del país.

Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío. Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.