Hablar de  judaísmo y feminismo parece, prácticamente, caer en una contradicción. Hay, a primera a primera luz, a primera vista, una especie de tensión inherente ya en los términos” dice la profesora Ethel Barylka, esposo de nuestro querido Yerajmiel Barylka, en una ponencia impartida en la Sinagoga Histórica Justo Sierra.

En el marco de una visita a México, Barylka expone que (según el concepto popular) “el feminismo es un pensamiento moderno revolucionario progresivo y el judaísmo una cultura patriarcal ancestral,¿cómo puede ser que estas dos cosas se conjugan?”.

 

“Cuando hay un conflicto en cosas que están en oposición”, dice Barylka, “hay dos posibilidades o que uno se paraliza y nada se mueve o, por lo contrario, que se produzca alguna clase de movimiento creativo y yo creo más en esta segunda opción. O sea, hay posibilidades de congeniar el pensamiento feminista con el pensamiento judío”.

Barylka menciona a la autora norteamericana Blu Greenberg, una de las primeras feministas judías. Ella planteaba en realidad el feminismo debería de ser parte del pensamiento judío, (que judaísmo y feminismo deben estar) a la par.

“Suelo decir que el judaísmo una cebolla” dice Barylka “porque nos hace llorar pero también porque tiene como un corazón y diferentes capas que se van a ir agregando a partir de la interpretación, a partir de los ciclos. O (podía ser) una espiral, una espiral que tiene un eje que es la Torá y (alrededor) la interpretación”.

El feminismo debe ser una de las capas de la cebolla. Ethel Barylka nos explica:

1- Hablar del feminismo es hablar de un tema de reivindicación de los derechos de la mujer por lo tanto estamos hablando de un tema de justicia social. Y si hay algo que caracteriza el pensamiento judío, es justamente el pensamiento ético, la justicia social. Entonces, desde esta mirada, no hay contradicción.

2- El judaísmo no es un credo, es un sistema normativo o sea es un sistema que está formado por normas, mandatos mandamientos. Este sistema normativo no es estático.

Y esto es muy importante porque porque la fe no es algo que cambia pero el sistema normativo camina: la palabra Halajá- que quiere decir ley- viene del verbo caminar en hebreo. Por lo tanto, hay un cierto dinamismo: las normas que fueron dadas son de alguna manera reinterpretadas de manera permanente.

“Ahora eso no quiere decir que podemos necesariamente contradecir algo del pasado pero sí quiere decir que podemos sumar a lo que a lo que ya está dado… La normatividad judía no se estanca en ningún momento”.

No se estanca porque tiene que dar respuestas. Incluye respuestas de y para las mujeres, aquí y ahora.

3– La Torá y esos mandamientos de los que estamos hablando tienen una finalidad: la finalidad es la creación de un mundo mejor; la finalidad es una finalidad de carácter ético.

Si el judaísmo es básicamente un mandato ético, no puede ignorar a la mitad de la población, que son las mujeres.

4– “Cuando nosotras hablamos de la inclusión estamos hablando de sumar, no estamos hablando de cambiar. No estamos diciendo ‘lo anterior es inservible y nosotros traemos algo nuevo’: estamos diciendo ‘hay una vuelta más en la cebolla, que es la inclusión de nuestra mirada, de nuestras voces, de nuestra experiencia’ – y para que eso pueda pasar hay que hacerlo juntas”.

Para entender más de judaísmo y feminismo, vean la ponencia de la profesora Barylka en el video incluido en nuestro artículo.

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