La operación “Escudo y flecha” constituyó la primera ronda de escalada en un momento en que Irán retrataba a Israel en la profundidad de su debilidad y al Campo de la Resistencia en el apogeo de su fuerza. El final de esta ronda en realidad expuso a Irán en su debilidad, un artículo del teniente coronel (retirado) Michael Segall publicado por Jerusalem Center for Public Affairs.
El presidente de Irán, Ibrahim Raisi, visitó Siria los días 2 y 3 de mayo de 2023, solo dos semanas antes de los últimos combates, donde se reunió con “comandantes de la Resistencia palestina”, el líder de la Yihad Islámica Palestina (PIJ, por sus siglas en inglés), Ziyad Nakhalah, y el miembro de alto rango de Hamás, Khalil al-Hayya. “Hoy más que nunca”, declaró Raisi, “la unidad y cohesión de las fuerzas de resistencia, la región y el mundo islámico son necesarias para acelerar la derrota del régimen sionista (Israel) y… la soberanía de los palestinos sobre su destino”. Raisi declaró: “Consideramos que el colapso del régimen sionista, cuyos efectos son visibles, está muy cerca”. Raisi instó a los musulmanes a “usar todas sus capacidades para lograr los derechos violados de Palestina y la libertad del santo Quds (Jerusalén)”.
La Jihad Islámica Palestina, el protegido favorito de Irán, no recibió ninguna ayuda significativa más allá del apoyo verbal de Teherán u otros miembros del llamado “Campo de Resistencia”, y su liderazgo militar sufrió un duro revés durante la operación.
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Irán esperaba que los demás elementos del Campo de la Resistencia (principalmente Hamás) se unieran a la Jihad Islámica Islámica para lanzar misiles contra Israel. El periódico de línea dura Kayhan incluso criticó explícitamente a Hamás que “en ausencia de cohetes más poderosos del resto del Frente de Resistencia, esas armas disparadas contra Israel fueron meras picaduras de mosquitos para los sionistas”.
Al mismo tiempo, Irán trató de movilizar a los países musulmanes para brindar ayuda inmediata a los palestinos, para “mejorar el fin de Israel” e ir más allá de declaraciones vacías. Durante un discurso para conmemorar el séptimo aniversario de la muerte del alto comandante de Hezbolá, Mustafa Badreddine, el Secretario General de Hezbolá, Hassan Nasrallah, prometió pleno apoyo a los palestinos. Sin embargo, en la actual ronda de escalada, Hezbolá no se involucró de ninguna manera, tal vez a la luz de la precisa respuesta militar de Israel al lanzamiento de 34 cohetes de Hamás desde territorio libanés el 6 de abril de 2023.
Israel, que en los últimos meses ha sido presentado como débil ante la crisis interna (de la que Irán sigue haciéndose eco en los titulares de la prensa escrita y televisiva), exigió un alto precio a la cúpula militar de la Yihad Islámica Palestina. Además, la impresionante demostración de inteligencia y las potentes capacidades operativas de Israel durante la operación reforzaron su reputación militar a los ojos de los países árabes, lo que podría allanar el camino para una mayor cooperación regional futura contra Irán.
Irán presionó a los líderes externos de la Yihad Islámica, en particular al secretario general Ziad al-Nakhleh, para que siguieran luchando hasta el final. Durante la operación, un reportero de la agencia de noticias Tasnim, afiliada al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, en Gaza, se jactó de que la Yihad Islámica Palestina había respondido a la iniciativa de alto el fuego de Egipto atacando Tel Aviv. Irán esperaba que la continuación de “Escudo y Flecha” y la escalada de la crisis en Gaza atrajeran más apoyo de elementos adicionales en el Frente de Resistencia, pero esta expectativa no se cumplió. Finalmente, el secretario general de la Yihad Islámica sucumbió a la iniciativa de mediación egipcia y acordó un alto el fuego, a pesar de la presión ejercida por Irán.
Irán parece dispuesto a seguir utilizando vidas palestinas para lograr sus objetivos y aumentar su influencia regional.
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