La Inversión Bruta fija creció a una tasa de 0.5% en marzo pasado respecto a febrero y 8.8% en relación al mismo mes del año anterior.

Es de destacar que es el componente de la demanda agregado que más fluctúa –y por tanto permite analizar los actos económicos- y asimismo es el componente que más incide en el crecimiento de largo plazo, ya que explica el avance del acervo de capital que, en conjunto con la productividad determina la tasa de crecimiento potencial del PIB per cápita.

Con este nuevo dato, la inversión bruta de capital se encuentra 2.1% por debajo del mes de enero de 2019 cuando iniciaba esta administración. Esto es preocupante porque el hecho de que la inversión no haya crecido en más de cuatro años resultará en un menor avance económico en el futuro.

Existen dos factores principales que explican este mal comportamiento de la inversión. El primero es que algunas políticas públicas han generado incertidumbre entre los inversionistas dejando la impresión de que los contratos no necesariamente se respetan y que las reglas del juego pueden cambiar arbitrariamente después de realizadas las inversiones.

Esto ha ocurrido sobretodo en el sector energético. El segundo factor es que estamos, desde hace más de un año, en un entorno de tasas de interés reales restrictivas. Uno de los determinantes más importantes de la inversión es la tasa de interés: mientras mayor sea, menor será la inversión que realicen las empresas.

Es importante señalar que esta debilidad de la inversión comenzó desde la administración, primero con una disminución de la inversión pública y después porque la elección presidencial de EUA en 2016 trajo elevada incertidumbre en torno al futuro del Tratado de Libre Comercio (TLC) resultando en un estancamiento de la inversión privada. Lo anterior ha significado que la inversión total del país haya pasado de 22.2% del PIB en 2012 a 19.1% al cierre de 2022.

De la inversión que se lleva a cabo en México, aproximadamente 88.0% es nacional y 12.0% proviene del exterior para que México logre aumentar el crecimiento potencial a niveles que permitan reducir la pobreza de forma relevante se requiere que la inversión sea al menos de 25.0% del PIB para realmente aumentar el nivel de inversión en México, se precisa disipar las dudas: dar mayor certidumbre, fortaleciendo el Estado de derecho.


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