Desde hace milenios, los judíos han sido víctimas de una serie de prejuicios y falsas acusaciones que sirvieron para demonizarlos y justificar discriminaciones, exclusiones sociales, persecuciones y masacres a través de la historia. Esos prejuicios han trascendido en el tiempo, adaptándose a distintas épocas hasta el presente. Los estereotipos han sido acomodados a la creación de una narrativa interesada en generar aborrecimiento hacia los judíos e incluso contra “el judío entre las naciones”, es decir, el Estado de Israel. Hay afanosas campañas en las que se establece una semántica con ese propósito que, en muchos casos, son eufemismos con el fin de mantener el favoritismo occidental y evadir cierta censura en las redes sociales.

Una de las patrañas más trilladas es la del crimen ritual, que señala a los judíos de matar a niños cristianos con el fin de usar su sangre en la preparación del pan ácimo o matzá, para festejar Pésaj o Pascua. Ello se ha mezclado con la historia de Herodes, quien ordenó “la matanza de los inocentes” en la época del nacimiento de Jesús.

Así, las cabecillas de las bandas sanguinarias palestinas como Hamás, Yihad Islámica, Fatah, FPLP, utilizan de distintas maneras a los chiquillos con el propósito de culpar a Israel. En enero de 2017, sentado junto a Yahya Sinwar, del brazo político de Hamás, quien cargaba a un pequeño vestido de militar, con una cinta verde en la cabeza (característica del movimiento) y un arma larga, Ismail Haniyeh, el líder de Hamás, mostró estar consciente
de los abusos a los que someten a la infancia: “Los niños son herramientas para ser usados contra Israel. Los sacrificaremos por el apoyo político del mundo”.

Tras los operativos antiterroristas israelíes para impedir ataques contra sus civiles, estos movimientos publican fotos de jóvenes que murieron en los enfrentamientos; luego, en sus redes sociales encontramos otras fotos de ellos mismos, como combatientes, portando metralletas y bombas. De hecho, según estudios acerca de los niños-soldados, solo en Gaza hay cerca de 20,000 infantes que participan directamente en las hostilidades contra Israel y
más o menos unos 300,000 que están siendo adoctrinados. Además, se conoce que el régimen de Abbas es responsable del adoctrinamiento en favor del martirio, sumando la incitación en los textos escolares y demás materiales educativos, en los programas infantiles de la TV palestina y en los campamentos vacacionales en que se imparte adiestramiento paramilitar; todos son proyectos que buscan sembrar el odio a Israel y a los judíos, promover el suplicio y la Yihad. También está la práctica de glorificar a los terroristas al conferir sus nombres a las escuelas.

Durante los lanzamientos de miles de cohetes que, desde hace años, Hamás y Yihad Islámica, disparan sobre ciudades israelíes atentando contra la vida de sus ciudadanos, un 30% falla y estalla en la propia franja, causando daños a los gazatíes, incluidos niños; peor aún, pues las andanadas de cohetes se efectúan desde zonas urbanas, usando a los pobladores de escudos humanos. Recordamos que, Fathi Hamad, miembro del Politburó de
Hamás, sentenció: “Deseamos la muerte tanto como ustedes desean la vida”.

Hace unos 60 años, Golda Meir, nuestra más reciente matriarca y como si se tratase de un ejercicio de premonición, afirmó: “La paz llegará, cuando los árabes amen a sus hijos más de lo que nos odian a nosotros”. Lamentablemente, la imprudente formación en el encono y la violencia que reciben miles de niños palestinos, enredándolos en el infinito círculo del crimen y el terrorismo, nos hace vislumbrar un futuro sombrío.

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