Hace ya más de 20 años recuerdo que mi bobe Sonia bajando los martes de su departamento para ir hasta la esquina de Masaryk a esperar el camión que la llevaría al Deportivo de la Ciudad de México o al CDI para participar en actividades preparadas para las señoras de mayor edad de la comunidad vestida con pantalones o pants. Nunca antes había usado nada por el estilo y de verdad que se veía hermosa y muy juvenil.

¡Iba feliz y regresaba feliz!

Aquí, como siempre, quiero hablar de mi ciudad, de mi club, de Monterrey.

No siempre se reconocen los méritos de las personas que desinteresadamente entregan tiempo y acciones para que funcionen las comunidades pequeñas de la Golá, algunas veces porque estas  pasan desapercibidas y otras porque no se difunde esa labor.

En esta ocasión quiero hablar de un grupo de señoras que se formó en aquí en el CIDM hace ya 5 años y que cambió la dinámica de muchos de nosotros: El grupo se llama “Edad de Oro” y lo integran socios de la tercera o cuarta edad y hasta la quinta… aunque en realidad este sitio está abierto para todos los que deseen participar.

Al principio se trató de llevar a cabo actividades diferentes con los que se cubrieran aspectos de la cultura judía y que respondieran a los intereses del momento, ya sea comunitariamente o de la ciudad en general.

Es increíble lo rápido que se pasaron los años y hoy en día este es el grupo más importante, organizado y participativo de todos los que hay.

Las cosas no se hacen solas, siempre hay alguien detrás que mueve los hilos para que los cambios se den y la gente forme parte. En este caso la inicitaiva fue de la Sra. Sara Roseneld y es ella la que se preocupa porque no decaiga el ánimo y hayan siempre actividades de relieve e interesantes.

Los difíciles años de la pandemia, cuando los de esta “Edad de Oro” estábamos aislados y sin poder comunicarnos, el chat del Grupo de Oro, desde mi perspectiva, era ejemplar. Sirvió y sigue sirviendo para comunicar buenas noticias, simjes, najes, felicitaciones, para desear refúa shleima a los enfermos, compartir vivencias, desear los buenos días y las buenas noches. Además, Sara se encargó durante ese tiempo de encierro de buscar actividades por Zoom o de alguna manera fáciles de recibir que nos ayudaran a pasar esos días. Es difícil expresar lo difícil que fue porque no todas sabíamos utilizar las herramientas modernas de comunicación. ¡Mis respetos por Sara! Creo que no hay que explicar mucho más… ¡Las abuelas no nacimos con los celulares en las manos y somos un desastre!

Hoy en día es, como dije antes, el más activo de todos los grupos existentes. No hay tiempo para aburrirse y si a alguien se le ocurre o tiene ganas de llevar a cabo alguna visita, escuchar un concierto, ir a ver una obra de teatro o al cine, o simplemente desea realizar una merienda para celebrar, tomar un café o escuchar alguna plática por la tarde siempre se puede, todo es cosa de proponerlo y ya Sara se hará cargo para que suceda.

Tengo que mencionar que tenemos actividades muy interesantes y de muy alto valor como lo son los talleres de análisis de películas o visitas guiadas a diferentes exposiciones o museos, lecturas, etc.

Una persona positiva que desea mejorar la vida de los otros puede lograrlo sin necesidad de tremendos presupuestos u horarios imposibles. Gracias Sara por tener voluntad y ganas de compartir tu tiempo, tiempo que nunca sobra, para convertitlo en tiempo de calidad, de descanso, recreo, aprendizaje y desahogo para todos nosotros.

Creo que puedo cerrar este pequeño texto con las siguientes palabras:

¡Vamos felices y regresamos felices!


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