Aunque una imagen diga más que mil palabras, no es fácil sintetizar visualmente la historia de un pueblo que ha permanecido vivo luego de varios miles de años. Por iniciativa de Isaac Assa, fue eso lo que un muralista mexicano consiguió. En este documental puedes conocer la historia.

 

“Mi padre me decía, cuando tengas un sueño, escríbelo y se convertirá en un objetivo. Si ese objetivo le pones tiempo y acciones se convertirá en un proyecto, y si ese proyecto lo llevas a cabo se convierte en realidad”, narra Isaac Assa, rostro sereno, cuadro en blanco y negro, para la pieza documental que da cuenta de una hazaña.

Todo comenzó con una visión: un gran muro blanco en la zona de Migración del aeropuerto Ben Gurion, en Israel. Ahí, sobre el vacío, Assa imaginó algo más: 4000 años de historia del pueblo judío plasmados en forma y color.

“Un par de semanas después estaba en un Zoom con Julio Carrasco que él se encontraba allá en Francia, hablando con él y diciéndole que quería ver si era posible hacer este mural del pueblo judio”.

Por su parte, Daniela Assa, encargada de la planeación y la logística necesarias para convertir el sueño en realidad, recuerda que “había mucha pasión por detrás; el objetivo era muy claro. Cuando hay pasión y un equipo muy fuerte, las cosas, al final, salen”.

Entre ese “equipo fuerte” destaca el muralista Julio Carrasco Bretón, cuya obra, formada por más de 50 murales, puede apreciarse en instituciones y recintos de México, Francia, España, Costa Rica, Canadá y Estados Unidos.

Isaac Assa se refiere al muralista como “una persona muy fácil de trabajar con él”. Carrasco, mientras tanto, habla en este pequeño documental sobre su gusto por los riesgos, aunque advierte que “hay que calcularlos”.

El mural que engalanaría el transitado aeropuerto israelí representaba no uno sino múltiples riesgos. No solo había que concebir y plasmar la obra, sino que esta se realizaría en México, para luego ser transportada hasta su destino final.

La obra, de 5×44 metros, fue montada sobre una isoplástica de Carrasco, invento suyo que permite enrollar y transportar obras de gran envergadura a cualquier parte del mundo.

“Decidimos el nombre de la obra: Am Yisrael Jai, que quiere decir “el pueblo de Israel vive”., recuerda Isaac Assa y agrega: “Sí, vive pero ¿para qué vive? y ¿por qué vive? Pues vive para servir al mundo, para servir a la humanidad, para desarrollar, para crear, para innovar”.

Pero el mural también representa “nuestra conexión ancestral con este lugar, con esta tierra y lo que somos realmente”.

En apenas 22 minutos, el documental de Adela Mezrahi retrata poderosamente el camino que hubo que seguir para materializar el sueño que lo originó, y que convirtió un extenso muro blanco en un lienzo para recordarle al mundo que el pueblo judío sigue vivo y está más fuerte que nunca.

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