Equipos forenses militares en Israel examinaron los cuerpos de las víctimas mortales del ataque de Hamás del 7 de octubre y encontraron múltiples signos de tortura, violación y otras atrocidades, informó la agencia Reuters.

Alrededor de 1300 cadáveres han sido llevados a una base militar en Ramla, en el centro de Israel, donde equipos de especialistas llevan a cabo controles forenses para determinar la identidad de los muertos y las circunstancias de su muerte.

Alrededor del 90% de los militares muertos han sido identificados y los equipos están a medio camino de identificar a los civiles, dijo el rabino Yisrael Weiss, ex rabino principal de las FDI, uno de los funcionarios que supervisa la identificación de los muertos.

El rabino Weiss afirmó que muchos cuerpos muestran signos de tortura y violación.

“Hemos visto cuerpos desmembrados con los brazos y los pies cortados, personas decapitadas, un niño decapitado”, dijo a los periodistas una suboficial de reserva identificada sólo por su nombre de pila, Avigayil.

El coronel Golan Vach, líder del equipo de rescatistas del Mando del Frente Doméstico de las FDI, dijo a Enlace Judío que vio de primera mano a un bebé decapitado.

Dijo que se encontraron múltiples casos de violación mediante el examen forense de los cuerpos, que han sido almacenados en contenedores refrigerados.

“Hacemos la identificación con todos los medios que tenemos”, dijo un dentista militar, identificado como el capitán Maayan. “Los vemos en etapas severas de abuso. Vemos disparos y vemos señales que son pura tortura”.

El personal militar que supervisó el proceso de identificación no presentó  pruebas forenses en forma de fotografías o registros médicos.

Según The Times of Israel, la identificación de las víctimas se lleva a cabo mediante las huellas dactilares, cuyo registró está en pasaportes, documentos del ejército o identificaciones biométricas.

Pero si la víctima es un menor de edad o está severamente mutilada, se pasa al proceso de identificación por ADN, que es más tardado.

Hamás ha negado las acusaciones de ataques brutales contra civiles en su incursión contra Israel, alegando que solo atacó a militares.

Sus oficiales han responsabilizado de ello a civiles gazatíes u otros grupos armados de las brutalidades registradas. Pero documentos hallados señalan lo contrario.

Hamás y aliados suyos lanzaron un ataque sorpresa contra Israel al amanecer del 7 de octubre que dejó al menos 1300 muertos, la mayoría de ellos civiles.

Planeó de manera esquemática y compleja su plan de ataque al menos desde el 2022, según documentos hallados a terroristas eliminados.

Además de las matanzas, Hamás secuestró al menos a 120 personas que fueron llevadas hacia la Franja de Gaza, donde permanecen rehenes.

El grupo terrorista asegura que algunos de ellos han muerto como resultado de los ataques aéreos de Israel en su contra, que se han ido intensificando.

El viernes las FDI recuperaron algunos cuerpos de desaparecidos abandonados por Hamás cerca de la frontera entre Gaza e Israel.

Israel ha calificado a las atrocidades de Hamás como las peores contra el pueblo judío desde el Holocausto y las ha comparado con las de ISIS.

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