La frase que encabeza esta nota, parece tener su rancio abolengo. Todo apunta a que Esquilo la acuñó y ha sido utilizada por relevantes figuras públicas. Pero, desde ayer, se aplica perfectamente a un hecho triste y dramático, cuyo telón de fondo es la guerra que nos ocupa en Israel y que desvela a muchos alrededor del mundo, y especialmente a nuestras comunidades judías.

Se trata del cohete que “cayó en un hospital de Gaza“. Todos los dedos acusadores apuntan a Israel, haciendo del Estado y del Ejército que defiende a sus ciudadanos unos desalmados y malditos.

Pero, la verdad, muerta pero no enterrada, es más espinosa. El medio Infobae ha difundido un audio donde terroristas de Hamás comentan el hecho de que el artefacto explosivo fue disparado por la Yihad Islámica Palestina y no por las Fuerzas de Defensa de Israel.

Sin embargo, el dedo flamígero ya apuntó a un inocente y pese a las argumentos y pruebas que este presenta, el veredicto ha hecho estallar a las turbas palestinas, pro y simpatizantes con dicho movimiento, hoy beneficiado por la guerra que Hamás y otras fuerzas libran contra Israel.

Asimismo, hay informaciones provenientes de Israel que señalan que el artefacto no dañó al edificio ni las instalaciones principales, sino el estacionamiento contiguo al nosocomio.

El genio del mal, Goebbels, acuñó una frase que muchos regímenes y políticos explotan frecuentemente: “Una mentira que se repite mil veces se convierte en verdad”.

Israel y los judíos requerimos repetir dos mil veces una verdad, para opacar la mentira.


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