Las voces que miembros del partido Likud elevan en estos días, sin titubeo alguno, anticipan a mi ver que, después de esta roja contienda con Hamás, Benjamín Netanyahu deberá presentarse ante los jueces y dimitir de su alto cargo después de 15 años de liderazgo en nuestro país.

No pocas fuentes, tanto locales como externas, confirman este pronóstico al tiempo que amplios sectores del pueblo israelí no dudan en estos difíciles días en tomar parte activa en su defensa.

Fuentes locales y extranjeras aluden a este futuro escenario con base en desiguales argumentos poniendo énfasis en la responsabilidad personal y política de Netanyahu en estos difíciles días que conocemos.

No pocos observadores y periodistas señalan la discreta información que altos funcionarios egipcios le facilitaron a Bibi y a sus consejeros días o semanas anteriores a la agresión del Hamás.

Un dato que Bibi y su equipo habrían desatendido.

Otros observadores aluden a la grave demora, de siete a diez horas, en la movilización de las fuerzas militares cuando unidades del Hamás ingresaron sin obstáculos a las poblaciones localizadas en el sur del país.

Trágicos y lamentables hechos que algunos observadores explican indicando la excesiva concentración en aquel momento de nuestras fuerzas militares en Judea y Samaria, regiones localizadas en territorio palestino y relativamente lejos de las zonas agredidas por el Hamás.

Explicación, a mi ver, apenas sostenible considerando la rapidez de movimiento que era posible imprimir a las fuerzas movilizadas en suelo palestino.

En cualquier caso, aparatos aéreos debieron llegar a las zonas agredidas y unirse a la resistencia civil.

Ciertamente, la responsabilidad por estos hechos gravita tanto en el primer ministro Netanyahu como líder del país como en los estratos superiores de las fuerzas armadas.

Opino que el ministro de Defensa y altos miembros del ejército y de los servicios de inteligencia del país deberán explicar, cuando llegue el momento, la pasiva actuación que revelaron en las primeras horas de la guerra.

En cualquier caso, desde aquel momento hasta las últimas horas, las fuerzas militares, considerablemente fortalecidas por la movilización de las reservas, exhiben una activa y valiente actitud dirigida a rescatar a los dos centenares de prisioneros en Gaza y destruir el liderazgo del Hamás.

Un escenario cuyos resultados cambiarán sustancialmente la geografía del Medio Oriente y la capacidad militar de no pocos de sus miembros.

En paralelo, gravitarán en el liderazgo de nuestro país y en el futuro de la familia Netanyahu.


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