Importantes estadistas y numerosos periodistas han llegado a nuestro país en las últimas semanas. Y cabe suponer que su estatura y número se elevarán conforme a los altibajos en el Medio Oriente.

Les impulsa la inquieta curiosidad por el actual escenario bélico en el Medio Oriente cuyo resultado determinará no solo la fisonomía de nuestro país y de la región.

Afectará también las políticas y las orientaciones de poderosos países, Estados Unidos, Rusia, China, Francia, entre otros, que bordan nexos e intereses en la región.

Y al revelar interés en Israel y en el Medio Oriente, en particular en la incursión de Israel en Gaza, no pocos comprenden que la vida y las ilusiones de múltiples ciudadanos de ambas partes, los jóvenes en particular, pueden trágicamente concluir o deshacerse prematuramente en estas ásperas circunstancias.

Un cuadro que llamativamente contrasta con la conducta y las fantasías de no pocos miembros del actual gobierno israelí movidos por ambiciones personales y políticas.

Actitudes y comportamientos que tanto políticos como periodistas que en estas grises horas llegan a nuestro país apenas comprenden.

Cabe recordar que ellos gobiernan y trabajan en países donde el servicio en las fuerzas armadas son resultado de una lúcida elección personal y profesional que no ignora sus compensaciones y riesgos.

No es hoy el caso de la mayoría ciudadana en nuestro país.

Como bien se sabe, amplios sectores de la juventud no dudan en servir durante tres años en las fuerzas militares, o en unidades equivalentes, poniendo sus vidas en alto riesgo debido a la peculiar situación geo-militar del país.

Experiencias ya conocidas en décadas anteriores al surgimiento de Israel como Estado independiente. Las jóvenes generaciones imitaron el ejemplo de estas figuras y más tarde se insertaron en la política, en el hacer científico, en los tribunales y en las artes.

Importante recordar que no pocos se insertaron en el hacer político después de la aventura militar o algo equivalente. Experiencias que les ayudaron como gobernantes o ciudadanos a bien dirigir y comprender a nuestro país en tiempos de altas tensiones.

Hubo un caso excepcional en los primeros años de Israel: Shimon Peres.

Por decisión explícita del entonces primer ministro Ben Gurión, Peres fue liberado de tareas estrictamente militares con el objeto de atender cuestiones regionales e internacionales que consolidaron la existencia del país. Y a su debido tiempo las bases de la industria militar y otros hechos afines.

Estructura que hoy apenas caracteriza a los 39 miembros de la presente coalición jefaturada por Benjamín Netanyahu.

No se ignora que más de la mitad de ellos apenas han conocido alguna experiencia militar en la temprana juventud. Estructura que conoce un cambio con la inserción de Benny Gantz y su partido.

Sin embargo, sobresalen en la actual coalición personajes encargados de los servicios policiales, incluyendo en tierras conquistadas como Judea y Samaria. Y a ellos se suman ministros que hoy exigen la colonización judía de Gaza después de ser conquistada por fuerzas militares en las que apenas se integraron.

Absurda realidad que apenas considera o estima a las víctimas de los múltiples choques que en su historia ha conocido nuestro país, incluyendo los inquietantes días del presente.

Cabe esperar que después del arreglo que se instituirá en Gaza surgirá una coalición más sensible a los altos costos que nuestras fuerzas armadas y la juventud movilizada está pagando para llegar a una existencia más equilibrada en
nuestro país y en el Medio Oriente.


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