La masacre perpetrada por los terroristas de Hamás despertó el antisemitismo que dormía en los más repugnantes sistemas de alcantarillado. En mi libro en portugués, “Combatendo o Antisemitismo”, muestro la evolución del antisemitismo hasta su forma actual: negar el derecho de los judíos a una patria y buscar su eliminación física.

Las brutalidades vistas en la masacre parecen ficción, tal es el horror. asociados con fusilamientos, violaciones, decapitaciones, quema de seres humanos vivos, torturas – transmitidas en vivo por teléfono celular, acompañadas de risas. 1.400 masacrados en menos de 24 horas.

La masacre en Israel, por personas sedientas de sangre que decían estar “luchando por una Palestina libre”. ¿Con esta acción lograrían un Estado? Improbable. La verdadera intención era matar y secuestrar, de ahí que se cortaran bebés, se fusilara a personas discapacitadas, se atara a familias enteras y se quemara vivas mientras sus verdugos se deleitaban en transmitir el espectáculo macabro en sus móviles.

Los terroristas se consideran mártires y son tratados como tales por miles de seguidores en Jordania y Australia, en Irán y en Brasil. Lamentablemente, las manifestaciones antisemitas fueron de una crueldad inimaginable en sociedades que se dicen progresistas.

Los dirigentes de la izquierda utilizaron trucos semánticos para justificar lo injustificable, al igual que sus opuestos de la extrema derecha. Ninguna empatía por el dolor de los humanos torturados. La pregunta sigue siendo, parafraseando a Shakespeare: “Si perforas a los judíos, ¿no sangran? Si les haces cosquillas, ¿no se ríen? Si los envenenas, ¿no mueren? Y si los masacras, ¿no mueren?”. Y pregunto yo: les será prohibido reaccionar?

Dice Lord Jonathan Sacks, en el libro “Future Tense”:

Los judíos no pueden combatir el antisemitismo solos. La víctima no puede curar el crimen. Los odiados no pueden curar a los que los odian… Las únicas personas que pueden combatir con éxito el antisemitismo son aquellas que están dispuestas a actuar en las culturas que albergan a los antisemitas”.

La historia demuestra que lo que les pase a los judíos acabará pasando al resto del mundo, como escribe Pilar Rahola. Ella llama a los judíos “los canarios de la mina”. El canario es más sensible que los humanos a la falta de oxígeno y a los gases tóxicos. Si falta oxígeno en la mina, él es el primero en morir. Cuando los mineros ven a los canarios asfixiándose, saben que tienen que salir de la mina a toda velocidad porque es la inminencia de la muerte para todos.

En la historia moderna los judíos son los “canarios”. ¿Evidencias? El primer avión secuestrado por terroristas fue un avión israelí; después, aviones franceses, belgas, norteamericanos, alemanes, brasileños y suizos. Los atacantes suicidas se hicieron estallar en Israel, pero luego en toda Europa. El terror en Europa comenzó con objetivos judíos y luego en el metro, autobuses, teatros y museos. Lo mismo ocurre con los atropellos intencionados.

El terror que hoy mata a judíos en Israel es una amenaza para el mundo entero, incluso si no quiere darse cuenta.

Los terroristas creen que mueren a cambio de la vida eterna en el paraíso, pero un verdadero mártir es el humanista que muere para salvar una vida (M.Benzadi), algo lamentablemente común en la historia judía.

El terror antisemita del fatídico 07/10/2023 se transformará en terrorismo global. Justificar y aplaudir a los terroristas no dará inmunidad a nadie.

El canario murió. Es hora de abandonar la mina…

@marcossusskind


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